La L¨ªnea, a la sombra del narco
Una espiral de paro, fracaso escolar y pobreza condena a la ciudad gaditana a convivir con el tr¨¢fico ilegal que estigmatiza a sus vecinos
Helic¨®pteros que interceptan narcolanchas, embestidas de todoterrenos a coches policiales o encapuchados que liberan a un narcotraficante detenido son escenas que se suceden en los telediarios y se relacionan inevitablemente con La L¨ªnea de la Concepci¨®n, situada en la frontera con el territorio brit¨¢nico de Gibraltar. El Ayuntamiento linense calcula que el fraude a las arcas del Estado por contrabando de tabaco y alcohol y por narcotr¨¢fico asciende a 325 millones de euros anuales."Lo que se ve en los medios es cierto, no lo podemos negar. Pero la gran mayor¨ªa de este pueblo es gente trabajadora, humilde y honrada", dice el constructor y consultor David Abad. Y esta frase se repite casi en cada esquina de la ciudad. Los vecinos, pese que admiten que existe un gran problema social, est¨¢n cansados de que su municipio siempre sea protagonista en los medios por el narcotr¨¢fico.
El problema viene de lejos. El contrabando ha existido desde que la ciudad se constituy¨® hace 148 a?os. Comenz¨® con el tabaco, ya que en la vecina Gibraltar los impuestos son significativamente m¨¢s bajos. A esta estructura existente se suma que Marruecos, productor de hach¨ªs, est¨¢ a 17 millas n¨¢uticas (30 kil¨®metros); tienen una tasa de paro del 33,03% y un tercio de sus 60.000 habitantes? vive en las barriadas desfavorecidas de Junquillo y Mirasierra, la Colonia, Atunara, San Bernardo, urbanizaci¨®n Bellavista Sacra y la barriada Gravina. "Que un vecino que se levanta a la una de la tarde y haciendo cuatro cositas gane m¨¢s que un trabajador honrado es un modelo que atrae mucho a los j¨®venes", afirma el alcalde de la ciudad Juan Franco. Por ese motivo, al empresario Abad le cuesta encontrar peones de obra que trabajen por 1.200 euros al mes.
"El estilo de vida relacionado al tr¨¢fico il¨ªcito ha socavado los valores del trabajo y el esfuerzo", afirma Antonio ?lvarez, de 70 a?os, presidente de la Mesa de Trabajo por La L¨ªnea. Esta organizaci¨®n, en la que est¨¢n representados todos los partidos pol¨ªticos, los sindicatos y asociaciones vecinales, pide que la localidad sea considerada como una ciudad de especial singularidad para que se apliquen pol¨ªticas integrales que ataquen de manera frontal el narcotr¨¢fico con medidas educativas, urban¨ªsticas, fiscales y de empleo. No quieren seguir siendo econ¨®micamente dependientes de Gibraltar, donde adem¨¢s sobrevuela el fantasma del Brexit.
?lvarez, que es extrabajador de banca y lleva toda la vida formando parte de asociaciones vecinales, pasea por el barrio de San Bernardo mientras explica que las casas bajas, conocidas como Las 650 viviendas, es una de las zonas m¨¢s deprimidas. Es de los pocos que se presta a caminar por estas calles en compa?¨ªa de periodistas. Solo una furgoneta interrumpe la tranquilidad de una tarde de verano. Sus altavoces anuncian los turrones sobrantes de la reci¨¦n terminada feria de la ciudad y una vecina sale a comprar una caja. A la vista, es un barrio como muchos otros.
Esa calma contrasta con el d¨ªa a d¨ªa del polic¨ªa nacional Javier L¨®pez. Este integrante del Sindicato Unificado de Polic¨ªa (SUP) apunta a que existe una nueva generaci¨®n de narcotraficantes inspirados en las series como Narcos que son m¨¢s violentos que sus antecesores. "Se meten en el papel e idolatran a gente como El Chapo Guzm¨¢n", explica Javier L¨®pez. El agente cuenta que el modelo de coche familiar que utiliza la polic¨ªa, el Citro?n C4, no aguanta las embestidas de un 4x4 Toyota Land Cruiser, que es el modelo predilecto de los narcos. Desde su sindicato piden m¨¢s medios, m¨¢s agentes y m¨¢s seguridad. "Muchos delitos ocurren frente a nuestras narices pero impotentes, no podemos hacer nada por evitarlos", analiza.?
El aumento de la violencia se ha agudizado por los llamados vuelcos, cuando una banda le roba la mercanc¨ªa a otra. "Por eso los narcos van ahora armados", explica, bajo condici¨®n de anonimato, un jefe de grupo de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado que act¨²a en el Campo de Gibraltar. El SUP valora de forma positiva el nuevo Plan Especial de Seguridad para el Campo de Gibraltar (con un presupuesto de siete millones de euros), pero dice que es necesaria la creaci¨®n de una unidad de prevenci¨®n y reacci¨®n espec¨ªfica para La L¨ªnea.
El refuerzo de la seguridad es fundamental, pero no es el ¨²nico frente abierto. "Afrontar la cuesti¨®n social es importante porque se puede acabar produciendo, si no se est¨¢ produciendo ya, un proceso de guetificaci¨®n", se?ala Franco, que es edil por la plataforma ciudadana La L¨ªnea 100x100 y se hizo con la vara de mando gracias al apoyo de PP e IU. "Tenemos muchos problemas y pocas soluciones, pero hay que buscarlas", analiza el alcalde. El 20% de la poblaci¨®n de la ciudad no ha completado los estudios primarios. Eso llev¨® al Ayuntamiento a elaborar un Plan Estrat¨¦gico de Impulso y Crecimiento que apunta a la formaci¨®n como una clave para romper el c¨ªrculo vicioso que se da entre la pobreza, el paro y la falta de estudios.
"La literatura me salv¨® la vida", reflexiona el profesor universitario Juan Carlos Fern¨¢ndez Serrato en una c¨¦ntrica cafeter¨ªa de la ciudad. De joven viv¨ªa en el barrio del Junquillo, en el que seg¨²n cuenta, narcotraficantes y adictos campaban a sus anchas. Afirma que en los a?os en los que La L¨ªnea estaba azotada por la hero¨ªna, vivir en su barrio era un infierno: "De los 30 compa?eros de mi clase, unos 25 terminaron muriendo por sobredosis". Sus profesores consiguieron que su camino no se torciera como el de sus compa?eros. "Me ayudaron a alcanzar otra comprensi¨®n de la realidad", relata. En aquellos a?os, Serrato lleg¨® a odiar su barrio y decidi¨® mudarse a Sevilla. Cree que las acciones educativas "no ortodoxas" en los barrios marginales son imprescindibles, tanto para j¨®venes como para adultos.
"El flamenco es una salida para que la juventud linense no mire hacia otro lado", asegura David Morales. Este bailaor es hijo predilecto de la ciudad y act¨²a como una suerte de embajador de este rinc¨®n de C¨¢diz. Dice estar cansado de escuchar la misma canci¨®n, la del narco, y por eso prefiere rememorar el fandango que cant¨® Camar¨®n a La L¨ªnea de la Concepci¨®n.
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