La cuarta revoluci¨®n industrial, ?en la agenda de los gobiernos latinoamericanos?
Am¨¦rica Latina y el Caribe se enfrenta a un gran desaf¨ªo: poner la tecnolog¨ªa 4.0 al servicio del desarrollo social y la equidad, o perder esa oportunidad
Las innovaciones tecnol¨®gicas que abanderan la cuarta revoluci¨®n industrial est¨¢n llamadas a introducir cambios de enormes dimensiones en nuestras sociedades. El big data, el blockchain,? internet de las cosas, la realidad virtual o la inteligencia artificial forman un nuevo ecosistema que modificar¨¢ la forma en que la gente trabaja y vive. Cada una de esas tecnolog¨ªas representa para el sector p¨²blico oportunidades para mejorar la productividad y reducir los costos de los servicios ciudadanos, pero tambi¨¦n presenta riesgos, como un aumento de la brecha digital y el dise?o de algoritmos que contravengan el bien social. Y el desaf¨ªo es mayor en un contexto marcado por la inequidad social, como es el de Am¨¦rica Latina y el Caribe.
Esta coyuntura exige de los gobiernos un esfuerzo de planificaci¨®n y evaluaci¨®n de los riesgos, como apunta un informe reciente publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Las tecnolog¨ªas 4.0 permitir¨¢n reducir los costos de los servicios sociales sin mermar su calidad ¡ªo, incluso, aument¨¢ndola¡ª, pero adem¨¢s posibilitar¨¢n adaptar el servicio al usuario, mejorar la transparencia y aumentar la participaci¨®n ciudadana. Para ello, las administraciones deben entender no s¨®lo cada tecnolog¨ªa individualmente, sino el nuevo ecosistema que confirman las diferentes innovaciones, que est¨¢n llamadas a dise?ar una econom¨ªa digital donde la funci¨®n sigue a la forma y que, m¨¢s que una opci¨®n, se convierte en una necesidad impostergable.
Una de las ¨¢reas donde la revoluci¨®n 4.0 se har¨¢ m¨¢s visible es en la salud. Las visitas m¨¦dicas virtuales ampliar¨¢n su cobertura a lugares remotos a menor costo, y la inteligencia artificial ayudar¨¢ a los dermat¨®logos a distinguir manchas inocuas de las cancer¨ªgenas, o a diagnosticar enfermedades gen¨¦ticas poco comunes a trav¨¦s de algoritmos. La tecnolog¨ªa del big data permitir¨¢ identificar patrones que prevengan la depresi¨®n o el suicidio, y las cadenas de bloques de datos (blockchains) permitir¨¢n compartir el registro m¨¦dico electr¨®nico del ciclo de vida del paciente entre diferentes agencias de forma segura e interoperable.
Las mejoras del servicio de salud que proporciona la cuarta revoluci¨®n industrial resultan a¨²n m¨¢s evidentes en el caso de los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. As¨ª, la posibilidad de guardar informaci¨®n en la nube permitir¨¢ acceder a amplias plataformas de crowdsourcing ¡ªesto es, externalizaci¨®n abierta de tareas¡ª, lo que supondr¨¢, para los pa¨ªses de escasos recursos, la posibilidad de acceder al conocimiento acumulado por especialistas de todo el mundo. Tambi¨¦n mejorar¨¢, gracias al internet de las cosas, la atenci¨®n en unidades sanitarias rurales, que podr¨¢n conectarse con los grandes hospitales. M¨¢s a¨²n, la impresi¨®n en 3D permite bajar los costos de producci¨®n y pr¨¢cticamente eliminar los costos de distribuci¨®n de ciertos insumos necesarios para la atenci¨®n m¨¦dica. Esto puede ser ¡ªy de hecho ya es¡ª muy ¨²til en caso de sufrir cat¨¢strofes naturales: por ejemplo, en Hait¨ª se ha instalado un laboratorio de impresi¨®n 3D que produce grapas umbilicales.
Una de las ¨¢reas donde la revoluci¨®n 4.0 se har¨¢ m¨¢s visible es en la salud. Las visitas m¨¦dicas virtuales ampliar¨¢n su cobertura a lugares remotos a menor costo
Las posibilidades son casi infinitas y ata?en a otros muchos ¨¢mbitos del sector p¨²blico, en especial la educaci¨®n, el empleo y las pol¨ªticas de g¨¦nero y diversidad. Pero, para que los avances puedan ser aprovechados por los gobiernos latinoamericanos, estos deben entender el desaf¨ªo que presentan. La cuarta revoluci¨®n industrial no s¨®lo representa la posibilidad de aumentar la eficiencia y el desarrollo socioecon¨®mico; tambi¨¦n nos coloca frente a un cambio de paradigma en las puertas de una nueva econom¨ªa digital.
La amplitud de ese reto tambi¨¦n se hace evidente en los cambios que afronta el mundo del trabajo. Por una parte, los avances en la rob¨®tica llevar¨¢n a la automatizaci¨®n de buena parte de las tareas que hoy realizan los trabajadores, y esto ser¨¢ m¨¢s prominente en Am¨¦rica Latina y el Caribe, donde la mitad del tiempo de trabajo ser¨¢ automatizable, debido a que se trata de econom¨ªas concentradas en actividades en con alto potencial de automatizaci¨®n. Pero las tecnolog¨ªas 4.0 no afectar¨¢n s¨®lo a qui¨¦n realiza las tareas, sino al propio modelo de organizaci¨®n, como han demostrado hasta ahora plataformas como Uber y Airbnb.
Esta revoluci¨®n no ha hecho m¨¢s que empezar: algunas estimaciones plantean que un 65% de los ni?os que est¨¢n comenzando estudios primarios tendr¨¢ ocupaciones que actualmente no existen. Ser¨¢ necesario que, tambi¨¦n de la mano de las innovaciones de la cuarta revoluci¨®n industrial, los sistemas educativos se flexibilicen para amoldarse a esos cambios, que se producen adem¨¢s con una celeridad sin precedentes: mientras que la primera revoluci¨®n industrial se demor¨® m¨¢s de un siglo de transici¨®n para dejar atr¨¢s las sociedades agr¨ªcolas tradicionales, se calcula que la cuarta podr¨ªa desplazar al 10% de la fuerza laboral en apenas 15 a?os. Aqu¨ª se evidencia la necesidad de que los gobiernos sepan combinar planificaci¨®n y flexibilidad.
Queramos o no aceptarlo, el hecho es que esta revoluci¨®n ya est¨¢ en marcha. Los gobiernos latinoamericanos son cada vez m¨¢s conscientes de la brecha existente entre las tecnolog¨ªas 4.0 y unas pol¨ªticas p¨²blicas 1.0. De ah¨ª que los enfoques digitales para afrontar retos comunes ya cobren protagonismo en urbes, como Buenos Aires, Ciudad de M¨¦xico, Quito, Rio de Janeiro y Montevideo; ciudades que son conscientes de la urgencia de usar tecnolog¨ªas en los servicios que prestan a ciudadanos cada vez m¨¢s digitales. Su mayor desaf¨ªo ser¨¢ garantizar a esa ciudadan¨ªa un f¨¢cil acceso a esas tecnolog¨ªas, de modo que se supere la brecha digital y se mitiguen los riesgos de aumentar de la inequidad social. Aunque la regi¨®n perdi¨® el tren de la anterior revoluci¨®n industrial, hoy tiene ante s¨ª la oportunidad de aprovechar al m¨¢ximo las oportunidades que abre la cuarta revoluci¨®n industrial para crear servicios sociales m¨¢s ¨¢giles, eficientes y dise?ados alrededor de las necesidades del usuario. Sin esa digitalizaci¨®n personalizada de los servicios p¨²blicos, Am¨¦rica Latina y el Caribe truncar¨ªa la oportunidad de reducir, de manera significativa, las brechas que a¨²n hacen de esta regi¨®n la m¨¢s desigual del mundo.
Cristina Pombo es asesora en econom¨ªa digital del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
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