?Tener un hospital cerca es tener acceso a sanidad?
Mejorar los servicios de atenci¨®n m¨¦dica en las ¨¢reas m¨¢s pobres de Mesoam¨¦rica no implica necesariamente comprar m¨¢s equipos, contratar m¨¢s personal o construir m¨¢s cl¨ªnicas
Durante d¨¦cadas, la calidad se ha dado por sentada. Si en un pueblo hab¨ªa una escuela, se consideraba que la educaci¨®n hab¨ªa llegado a ese lugar. Si lo que estaba cerca era un centro de salud o un hospital, esa poblaci¨®n gozaba de asistencia m¨¦dica. El n¨²mero de escuelas y hospitales ha sido tradicionalmente considerado un indicador fiable del grado de desarrollo. ?Lo es realmente? ?Es suficiente dotar a las poblaciones con colegios y hospitales si la educaci¨®n que reciben no es la adecuada o si en ellos no se realizan como es debido las pruebas diagn¨®sticas necesarias?
En el ¨¢mbito de la salud resulta f¨¢cil saber si una comunidad dispone o no de un centro cercano y accesible, si est¨¢ abierto o cerrado, si cuenta con suficientes medicamentos o si est¨¢ atendido por personal cualificado. Pero ?de qu¨¦ sirve que un ambulatorio est¨¦ equipado con las ¨²ltimas tecnolog¨ªas si no brinda servicios de salud de calidad? Y, sobre todo, ?c¨®mo se puede medir la calidad en la prestaci¨®n de servicios de salud de manera que se pueda mejorar la atenci¨®n?
La mayor¨ªa de los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina y del Caribe carece de m¨¦tricas de calidad de la atenci¨®n estandarizadas, que sean replicables y que permitan realizar comparaciones entre pa¨ªses. Aunque cada vez existen m¨¢s formas de medir las valoraciones de usuarios, de infraestructuras, de equipamientos o de recursos humanos, estas no abarcan todas las dimensiones de la calidad.
Medir la calidad es una herramienta indispensable para mejorar los servicios de atenci¨®n m¨¦dica. Pero confiar simplemente en los juicios de valor emitidos por los pacientes o por los trabajadores de salud resulta subjetivo y poco fiable. Por ello, la Iniciativa Salud Mesoam¨¦rica, una asociaci¨®n p¨²blico-privada participada por el Banco Interamericano de Desarrollo que busca reducir las brechas de equidad en salud en los pa¨ªses de esta regi¨®n, que incluye a Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panam¨¢ y el Estado de Chiapas al sur de M¨¦xico, est¨¢ desarrollando m¨¦todos alternativos a trav¨¦s de encuestas y revisiones de los expedientes m¨¦dicos de los pacientes. En las consultas, el expediente ayuda al personal de salud a conocer el historial de los pacientes as¨ª como a revisar sus tratamientos. Durante la atenci¨®n hospitalaria, permite confirmar el tratamiento que debe recibir, dar seguimiento a su estado y facilita que los diferentes proveedores de salud puedan tomar decisiones sobre los pasos a seguir.
?Es suficiente dotar a las poblaciones con colegios y hospitales si la educaci¨®n que reciben no es la adecuada o si en ellos no se realizan como es debido las pruebas diagn¨®sticas necesarias?
Convertir en datos y algoritmos matem¨¢ticos los criterios y las decisiones que aparecen en los expedientes m¨¦dicos puede ayudar a reducir los juicios de valor. Hacerlo requiere un cambio de enfoque. Mientras en las mediciones t¨ªpicas un experto realizaba una valoraci¨®n sobre, por ejemplo, si la atenci¨®n prenatal dispensada hab¨ªa sido adecuada, ahora el encuestador debe registrar si en el expediente m¨¦dico consta que la mujer recibi¨® atenci¨®n prenatal, las fechas de cada visita, si se le tom¨® el peso, la presi¨®n arterial y la altura del fondo uterino. Esta informaci¨®n se env¨ªa a una base de datos electr¨®nica. Una operaci¨®n matem¨¢tica califica si la mujer recibi¨® el n¨²mero m¨ªnimo de controles prenatales deseado y si en cada control se realizaron las mediciones pertinentes. Ello permite obtener un indicador cuya puntuaci¨®n final depende de criterios expl¨ªcitos preestablecidos, tal como muestra en detalle una publicaci¨®n reciente.
El rigor en la captura de datos ha permitido analizar el desempe?o de los procesos de atenci¨®n en los establecimientos de salud y compararlos a niveles nacionales y subnacionales con un coste econ¨®mico similar a las encuestas convencionales. La colaboraci¨®n con el Instituto de M¨¦tricas y Evaluaci¨®n en Salud de la Universidad de Washington y el apoyo de los pa¨ªses de Mesoam¨¦rica, ha permitido constatar que medir y actuar para mejorar la calidad de la atenci¨®n especializada es posible y ofrece muchas posibilidades para obtener mejoras en el corto plazo.
En un periodo de aproximadamente cuatro a?os, entre 2013 y 2017, los resultados han sido claros: Belice aument¨® la aplicaci¨®n de la oxitocina posparto en 60 puntos porcentuales y el manejo rutinario del reci¨¦n nacido pas¨® del 30% al 89%; en El Salvador, la calidad de la atenci¨®n prenatal ascendi¨® del 51% al 62,5% y la atenci¨®n prenatal temprana se increment¨® en m¨¢s de 15 puntos porcentuales; en Honduras, el manejo de complicaciones obst¨¦tricas y neonatales mejor¨® m¨¢s del 20% y, finalmente, en Nicaragua, la proporci¨®n de mujeres que fueron dadas de alta tras el parto habiendo recibido un m¨¦todo de planificaci¨®n familiar aument¨® del 44% al 83%.
Los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina y el Caribe han mostrado en las ¨²ltimas d¨¦cadas un aumento sistem¨¢tico de los niveles de cobertura en sus servicios de salud pero incrementar la cobertura o la disponibilidad de medicamentos y equipos no es suficiente. Medir y mejorar la calidad resulta cada vez m¨¢s urgente y relevante y para ello es fundamental disponer de m¨¦todos de medici¨®n que se adec¨²en a los complejos contextos de esta parte del mundo. Son un paso m¨¢s para levantar una calidad que nunca se debe dar por sentada.
Diego R¨ªos Zertuche es consultor de monitoreo y evaluaci¨®n de la Iniciativa Salud Mesoam¨¦rica del Banco Interamericano de Desarrollo.
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