Barcelona: sobre trilemas y elecciones
El Plan Estrat¨¦gico Metropolitano de Barcelona se plantea las acciones a seguir ante las municipales de 2019
El debate sobre la Barcelona del futuro parece haberse reanimado en los ¨²ltimos meses, azuzado por el acercamiento de unas elecciones municipales m¨¢s inciertas que nunca respecto a qui¨¦n estar¨¢ en condiciones de gobernar la ciudad. Lo indudable es que gane quien gane, lo har¨¢ de nuevo en un marco de gran fragmentaci¨®n del pleno municipal, de manera que habr¨¢ que gobernar mediante pactos que en muchas ocasiones deber¨¢n saltar las fronteras ideol¨®gicas de cada cual.
En este sentido, el reciente art¨ªculo en este mismo blog por parte de Carlos Mascarell ¨C El trilema de la marca Barcelona¨C aporta elementos muy interesantes para el debate que interpelan no s¨®lo a los partidos, sino a todos aquellos que trabajamos para hacer de nuestra metr¨®poli un mejor lugar donde vivir. Quer¨ªa, por ello, incorporar algunas reflexiones y propuestas al respecto.
El planteamiento de Mascarell es situar en el centro del debate la resoluci¨®n de un trilema: c¨®mo hacer compatible la preservaci¨®n de la democracia local y el espacio p¨²blico urbano con la tecnolog¨ªa y la econom¨ªa digital, teniendo en cuenta que algunas de sus externalidades suponen una amenaza para la cohesi¨®n social. Su propuesta, en esencia, consiste en construir nuevos marcos regulatorios adaptados a las nuevas realidades (desde la "uberizaci¨®n" de la econom¨ªa a la titularidad y circulaci¨®n de los datos que generamos) y en establecer mecanismos de compensaci¨®n (desde m¨¢s econom¨ªa social a nuevos instrumentos del estado del bienestar, como la renta b¨¢sica universal) para quienes irremediablemente se contar¨¢n entre los perdedores.
Llevado este debate al terreno de lo que nos jugamos en las pr¨®ximas elecciones municipales, proponer respuestas a dicho trilema es esencial para marcar posiciones entre partidos. Sin embargo, si queremos que la contienda se conduzca por los cauces adecuados es imprescindible explicitar cu¨¢l es el terreno de juego, cu¨¢l es el reglamento y cu¨¢les son los equipos en liza.
Por lo que respecta al "terreno de juego", habr¨ªa que reconocer que sus dimensiones no son las de la ciudad, sino las de la metr¨®poli, m¨¢s all¨¢ incluso de los 36 municipios que hoy configuran el ?rea Metropolitana de Barcelona. Recordemos que actualmente en las elecciones municipales se elige indirectamente el pleno de esta administraci¨®n que gestiona alrededor de 700 millones de euros de presupuesto ordinario y que tiene a su cargo cuestiones tan determinantes para el futuro como el planeamiento urban¨ªstico. Introducir el debate sobre el gobierno de la metr¨®poli en las elecciones municipales ser¨ªa, sin duda, una gratificante novedad, como igualmente importante es que las estrategias frente al trilema o frente a cualquier otro reto de futuro se articulen teniendo en cuenta el conjunto del territorio metropolitano.
En cuanto al "reglamento", como reconoce el propio Mascarell en su art¨ªculo, muchas de las posibles soluciones al trilema pasan por pol¨ªticas o regulaciones que en nuestro pa¨ªs se encuentran lejos del alcance de los gobiernos locales (sean municipales o metropolitanos). Aunque llevamos m¨¢s de una d¨¦cada pregonando que el futuro es de las ciudades y que los estados-naci¨®n son algo anticuado y cada vez m¨¢s irrelevante, seguimos chocando con la dura realidad, que no es otra que los instrumentos que pueden permitir grandes transformaciones siguen estando en manos estatales: no se resolver¨¢ el problema del alquiler sin una nueva Ley de Arrendamientos Urbanos, ni podr¨¢ haber una renta b¨¢sica universal o un salario m¨ªnimo de ciudad sin cambios en el modelo de financiaci¨®n local y en la distribuci¨®n de competencias, por citar algunos.
Que los partidos que concurran a las elecciones municipales reconozcan esta cuesti¨®n evitar¨¢ los cl¨¢sicos brindis al sol de los programas electorales y les obligar¨¢ a tomar posiciones sobre qu¨¦ tipo de poder local proponen; si apuestan o no por mayores dosis de municipalismo, por ejemplo.
Esto por lo que respecta al reglamento oficial. Pero existe otro reglamento menos expl¨ªcito que condiciona igualmente la capacidad de afrontar los cambios que las ciudades necesitan para adaptarse a los retos del siglo XXI: el de los estilos de vida. Que levante la mano qui¨¦n est¨¦ dispuesto/a a cambiar dr¨¢sticamente de manera voluntaria su estilo de vida y su modelo de consumo. Bien, ?y de forma obligada? El ejemplo de la Superilla nos puede ayudar a tener una idea sobre el resultado de esta votaci¨®n.
Nuestro estilo de vida imperante es en gran medida el que hace las ciudades menos vivibles
Podr¨ªamos convenir, pues, que ¨¦ste ser¨ªa un cuarto dilema: ?c¨®mo hacer compatible nuestro estilo de vida con una ciudad m¨¢s habitable? La mala noticia para los partidos que concurran a las elecciones municipales es que el dilema es falso, porque la respuesta es "de ninguna manera". Nuestro estilo de vida imperante es en gran medida el que hace las ciudades menos vivibles. As¨ª que, si se quiere tener credibilidad, ya se pueden preparar para los programas y debates electorales propuestas concretas para la reducci¨®n de las emisiones de CO2 (afectando, s¨ª, al volumen de tr¨¢fico de autom¨®viles, barcos y aviones), para la disminuci¨®n del uso de pl¨¢sticos (eliminando, s¨ª, bolsas y envases de nuestras vidas) o para la preservaci¨®n del espacio p¨²blico (despejando, si, las aceras y plazas de motos, terrazas, vendedores ambulantes y juerguistas en pa?os menores).
Llegamos aqu¨ª al m¨¢s decisivo de los elementos para solventar con ¨¦xito el trilema y para dilucidar cu¨¢l es el posicionamiento de las diferentes opciones pol¨ªticas concurrentes: "los equipos en liza", es decir, qu¨¦ intereses econ¨®micos y, en definitiva, qu¨¦ relaciones de poder se defienden en cada caso. Mascarell se?ala con acierto la necesidad, por ejemplo, de articular mecanismos de compensaci¨®n para los perdedores del desaf¨ªo digital. La cuesti¨®n es si est¨¢ predeterminado qui¨¦nes van a ser esos perdedores o en qu¨¦ medida van a serlo. Y si es posible actuar antes de que los previsibles ganadores arrasen.
Tenemos sobre la mesa desde hace tiempo cuestiones como la vivienda o el turismo, donde las cartas ya est¨¢n echadas y tratar de repartirlas de nuevo, ni que sea parcialmente, se antoja una tarea tit¨¢nica y muy desagradecida, al menos en t¨¦rminos medi¨¢ticos. Pero se nos vienen encima otros para nada menores, con Amazon a la cabeza, que va penetrando en nuestras ciudades prometiendo millones de euros de inversi¨®n y miles de empleos, aunque sea a costa de avanzar hacia el monopolio y arrasar con las PIMEs locales. Siendo testigos de lo que est¨¢ pasando en Estados Unidos con la subasta al mejor postor de su segunda sede central, a la que se han abocado todas las ciudades, progresistas o conservadoras, y el estado en el que se encuentra Seattle, hogar de la primera, ?qui¨¦n le va a poner aqu¨ª el cascabel al gato?, ergo, ?qui¨¦n se va a sentar delante de estos gigantes en nombre de la ciudad -?o de la metr¨®poli!- para exigirle una coexistencia razonable que s¨®lo puede pasar por limitar o penalizar econ¨®micamente algunas de sus actividades?
Las respuestas a los retos del futuro, incluidos los del trilema, hay que construirlas entre todos sobre la base de un debate sosegado entre intereses contrapuestos, que parece poco probable que se produzca en campa?a
Ante este panorama, m¨¢s vale rechazar de plano, hoy m¨¢s que nunca, las soluciones simplistas y las proclamas demag¨®gicas. Las respuestas a los retos del futuro, incluidos los del trilema, hay que construirlas entre todos sobre la base de un debate sosegado entre intereses contrapuestos, que parece poco probable que se produzca en campa?a. Mascarell propone "un debate colectivo que incluya a la ciudadan¨ªa, al sector privado, a los partidos y la academia". El espacio para llevar a cabo este debate ya existe y precisamente este a?o cumple nada menos que su trig¨¦simo aniversario. La Asociaci¨®n Plan Estrat¨¦gico Metropolitano de Barcelona, de car¨¢cter p¨²blico-privado, tiene su origen en la iniciativa de Pasqual Maragall, en 1988, de crear un espacio para pensar la ciudad postol¨ªmpica, y que fue altamente activo e influyente al menos hasta 2003, cuando se aprob¨® el primero de los planes estrat¨¦gicos de alcance metropolitano. Desde entonces, la asociaci¨®n entr¨® en una especie de letargo, profundizado por los largos a?os de crisis, de la que empieza a resurgir en los ¨²ltimos meses precisamente para ofrecer un espacio compartido en el que volcar las propuestas que surgen desde la sociedad civil y la ciudadan¨ªa organizada, debatirlas y consensuar estrategias y proyectos.
?De qu¨¦ tipo de estrategias estamos hablando? Fundamentalmente de las que deban formularse a escala metropolitana (insisto, incluso m¨¢s all¨¢ del AMB) y que dif¨ªcilmente van a ser tratadas en los debates electorales municipales en su dimensi¨®n adecuada.
- Primero, estableciendo un marco estrat¨¦gico com¨²n, un plan estrat¨¦gico metropolitano con horizonte 2030, sobre la base de pactos de amplio espectro a partir de los cuales cada municipio pueda actuar seg¨²n sus preferencias, pero no contra las del conjunto (vivienda o turismo son casos evidentes).
- Segundo, configurando un frente com¨²n, interno y con otras metr¨®polis, para ejercer presi¨®n ante la Generalitat o el Estado y conseguir los instrumentos necesarios para abordar retos desde la escala local (la lista es interminable).
- Tercero, definiendo en qu¨¦ ¨¢mbitos estamos dispuestos a innovar y asumir riesgos, as¨ª como a poner en cuesti¨®n nuestro estilo de vida, para desarrollar nuevos instrumentos y nuevas pol¨ªticas para transitar hacia una ciudad m¨¢s vivible (las cuestiones de sostenibilidad encajar¨ªan aqu¨ª).
- Cuarto, pero no menos importante, acordando medidas que garanticen que las cargas y los beneficios de este momento de transici¨®n se reparten en pro de la reducci¨®n de las desigualdades y la segregaci¨®n urbana, modificando los equilibrios de fuerzas actuales (en casos como el reto del futuro del trabajo, por ejemplo).
En definitiva, desde el Plan Estrat¨¦gico Metropolitano de Barcelona queremos aprovechar la efem¨¦ride del 30 aniversario, que celebraremos este oto?o, y el momento de ebullici¨®n del debate sobre la Barcelona del futuro para ofrecer este espacio en el que pensar la metr¨®poli de forma compartida. Hacemos, por tanto, un llamamiento no s¨®lo a las m¨¢s de 300 entidades y personas que componen nuestro Consejo General, sino tambi¨¦n a todos los componentes de la cu¨¢druple h¨¦lice metropolitana (administraciones, empresas y entes privados, centros de investigaci¨®n y ciudadan¨ªa en general) a implicarse en este cometido com¨²n.
Oriol Estela Barnet es economista y ge¨®grafo, y coordinador general del Plan Estrat¨¦gico Metropolitano de Barcelona.
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