El hombre de la mbira
El zimbabuense Macintosh Jerahuni se decanta por proyectos intimistas con su voz acompa?ada por un simple instrumento tradicional
Macintosh Jerahuni (Harare, 1988) tiene cinco ¨¢lbumes ya publicados. El primero sali¨® a la calle en 2009; el segundo, una colecci¨®n de singles, en 2011; el tercero, en 2014; el cuarto, ac¨²stico de mbira, en 2017; el ¨²ltimo, este mismo a?o. Present¨® su trabajo en un recital ¨ªntimo en el C¨ªrculo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife en julio, durante la segunda edici¨®n del encuentro cultural MAPAS. Entonces se person¨® en un escenario minimalista acompa?ado s¨®lo por una mbira, un instrumento tradicional especialmente significativo en su pa¨ªs, Zimbabue, que consta de un peque?o trozo de madera al que se prende una serie de clavos met¨¢licos planos y que, por una simple pero a la vez compleja arquitectura misteriosa, puede emitir un sonido melodioso a la par que distintivo y cautivador. Combinado con la voz de Jerahuni y la penumbra, el efecto de las dulces notas de la mbira es simplemente delicioso: toca el alma.
¡°La familia de mi madre lleg¨® a Zimbabue procedente de Mozambique¡±, explicaba entonces Jerahuni? pausadamente, mientras el tranv¨ªa surcaba la v¨ªa a su espalda en la capital tinerfe?a. Tras la actuaci¨®n, los artistas presentes en el MAPAS se dirig¨ªan a un restaurante en una de las principales v¨ªas de la ciudad a cenar e intercambiar conocimiento y opiniones, arropados por una profusi¨®n de plantas y olor a brasa. ¡°Somos siete en mi familia y todos nos dedicamos de alguna manera al mundo del arte, fundamentalmente a la m¨²sica y la danza¡±, precis¨®.
?l empez¨® en el mundo del arte en 1994, gracias a Savannah Arts, una asociaci¨®n cultural en el gheto en el que viv¨ªa y que ofrec¨ªa a los vecinos formaci¨®n en danza, teatro, mbira y marimba. Su madre animaba las reuniones de una asociaci¨®n de mujeres cantando y bailando y le inculc¨® el amor por las artes, fomentado las habilitades de sus hijos en reuniones familiares interminables, vertebradas en torno a la m¨²sica y la danza.? ¡°Cuando estaba en el colegio, no sent¨ªa pasi¨®n por los deportes, as¨ª que los profesores siempre estaban preocupados porque no hac¨ªa ninguna actividad extraescolar. Mi madre les sugiri¨® que metieran m¨²sica en el programa. Me pidieron que tocara la mbira ante todos en ¨¦l. Estaba en cuarto o quinto y estaba aterrorizado, pero me dio una nueva perspectiva de la m¨²sica¡±, dec¨ªa.
La sanza, mbira, mambira o kalimba es un instrumento musical idi¨®fono, de sonido dulce. De origen africano, est¨¢ ampliamente distribuida en todo el continente. Tiene su mayor arraigo en Zimbabue al sureste de ?frica, donde es considerado un instrumento nacional. Consiste en un grupo de l¨¢minas de metal o bamb¨², adheridas a un tablero o resonador de madera, muchas veces en madera de caoba. Asociada al pueblo shona, la mbira se vincula a ceremonias religiosas y sociales y algunos autores la consideran un ancestro del piano.?
Jerahuni arranca sonidos de la suya delicadamente, sin mirar a los espectadores, y canta como en trance. Da la impresi¨®n de ser t¨ªmido, pero se dice s¨®lo tranquilo y afirma que muchas veces es reservado por su forma de ver las cosas, por sentir que no comparte el contexto con la gente que le rodea y por saber de d¨®nde viene, ad¨®nde va y lo siguiente que se le presenta en el camino. ¡°Hay una energ¨ªa diferente cuando estoy en el escenario, porque algo me posee¡±, a?ade. ¡°Pero el ego derrota el prop¨®sito de qui¨¦n soy¡±.
Jerahuni arranca sonidos de mbira delicadamente, sin mirar a los espectadores, y canta como en trance
Iba a Tenerife a bailar. El curriculum de Jerahuni incluye un premio NAMA, el ejercer de fundador de The Jerahuni Movement Factory y de la Jerahuni Band, adem¨¢s de ser bailar¨ªn creativo en la Compa?¨ªa de Danza Contemor¨¢nea Tumbuka. Toca la marimba, adem¨¢s de la mbira, y es percusionista tambi¨¦n. Adem¨¢s de presentar su coreograf¨ªa, le invitaron a compartir su m¨²sica ante un p¨²blico reducido, en un programa doble con un solo coreogr¨¢fico de un bailar¨ªn congole?o. Al terminar, expuso en una breve mesa su discograf¨ªa y vendi¨® algunos ejemplares de sus discos, adem¨¢s de firmarlos y charlar con su p¨²blico.
Ahora, cuando no da tumbos por el continente africano, da clases de danza contempor¨¢nea en Harare, dise?a nuevas coreograf¨ªas y practica nuevos ritmos que expresan, desde una infinita delicadeza, los secretos de un coraz¨®n creativo, amable y fuerte.
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