Las secuelas que el hurac¨¢n Katrina dej¨® en Nueva Orleans
El hurac¨¢n Katrina toc¨® tierra en EE UU el 25 de agosto de 2005, dejando a su paso 1.833 muertos, 107.379 casas inundadas y el 80% de la poblaci¨®n de la zona afectada desplazada

El hurac¨¢n Katrina toc¨® tierra en Estados Unidos, un d¨ªa como hoy en 2005, dejando a su paso 1.833 muertos, 107.379 casas inundadas y un impacto econ¨®mico en da?os materiales de 146.000 millones de d¨®lares (126.000 millones de euros). El 80% de Nueva Orleans abandon¨® sus casas. Este es el reportaje que EL PA?S public¨® en el d¨¦cimo aniversario del Katrina, un texto que repasa la recuperaci¨®n de Nueva Orleans una d¨¦cada despu¨¦s de la tragedia:
Hasta ahora, quien quisiera comprar fruta o verdura, deb¨ªa desplazarse varios kil¨®metros, hasta un hipermercado Wal Mart o al centro de la ciudad. Ahora puede comprarla en el colmado de Burnell Cotlon.
¡°Si no tienes coche, necesitas subirte a tres autobuses¡±, dice. ¡°Cuando llegas a casa, la leche est¨¢ mala¡±.
El distrito 9 ¡ªLower 9th Ward, en ingl¨¦s¡ª es lo que en Estados Unidos se conoce como un desierto de comida, un barrio sin supermercados. La salud se resiente. En EE UU, la ausencia de comida fresca es uno de los indicadores m¨¢s fiables de pobreza.
La inauguraci¨®n de la min¨²scula tienda es un brote de esperanza en el barrio, encajonado entre el r¨ªo Mississippi, las marismas (el bayou en la jerga local) y un canal. Los diques cedieron y el agua arras¨® con las casas. En Nueva Orleans muri¨® un millar de personas, y en ning¨²n barrio murieron tantas como en este.
El 80 % de la ciudad qued¨® inundado. Las im¨¢genes m¨¢s dolorosas, las que revelaron al resto del mundo el abandono de los barrios negros en este pa¨ªs, proced¨ªan de aqu¨ª. Cotlon, de 45 a?os, se?ala a un descampado enfrente de su colmado: ¡°Antes del Katrina aqu¨ª hab¨ªa un cine¡±.
¡°Y todo esto¡±, contin¨²a mientras se?ala a la izquierda, ¡°eran casas. Y hoy no es m¨¢s que mala hierba¡±.
Este jueves el presidente Barack Obama vuela a Nueva Orleans para conmemorar el d¨¦cimo aniversario del Katrina. Por cada casa construida hay cuatro o cinco espacios vac¨ªos. En algunos momentos parece m¨¢s una zona rural que una de las grandes ciudades de EE UU. La mayor¨ªa de Nueva Orleans ha prosperado tras el hurac¨¢n. En el distrito 9, la cicatriz sigue abierta.
La calle Galvez desemboca en un muro de cemento. Un centenar de personas se congrega en una reuni¨®n vecinal para descubrir una placa que recuerda que aqu¨ª, a las 7,45 de la ma?ana de 29 de agosto de 2005, el muro se rompi¨®. La ruptura de este y otros diques de Nueva Orleans por las deficiencias en la construcci¨®n ¡ªy no el hurac¨¢n Katrina en s¨ª¡ª provocaron la cat¨¢strofe. La frase se repite en las conversaciones: ¡°No fue una cat¨¢strofe natural, sino humana¡±.
El distrito 9 ha recuperado, desde el hurac¨¢n, el 37 % de la poblaci¨®n anterior; el 98 % de los habitantes es negro. Es dif¨ªcil ver un blanco en el barrio, pero en la reuni¨®n frente al muro hay negros y blancos. Un poeta local, Chuck Perkins, recita unos versos. Recuerdan c¨®mo, tras el Katrina, muchos condenaban la ciudad a un declive imparable. ¡°Le gritamos al enterrador / espera ante de echar la tierra / porque todav¨ªa no estamos muertos¡±, recita Perkins.
Despu¨¦s, Al Carnival Time Johnson, una figura de la m¨²sica local y residente del barrio hasta el Katrina, se sienta a un piano con una corona de rey en la cabeza y canta su Lower 9th Ward Blues. ¡°Ahora ya no s¨¦ ad¨®nde ir, / porque mi casa ya no est¨¢ all¨ª¡±, canta.
Cada persona aqu¨ª conserva su recuerdo de aquellos d¨ªas. Su propio blues.
Doris Hicks es la directora de la Martin Luther King School del distrito. Una madre coraje que galvaniz¨® a padres y vecinos para reconstruir la escuela tras el hurac¨¢n. ¡°Perdimos 30 estudiantes y familiares cercanos¡±, dice. Ha pasado una d¨¦cada y el Katrina ya es material para los libros de historia y las placas conmemorativas.
Para los estudiantes no es pasado. Porque puede repetirse. Y porque el paisaje que les rodea se lo recuerda. El paisaje f¨ªsico: las casas que faltan. Y emocional: los familiares fallecidos y los que se marcharon de Nueva Orleans para no volver. ¡°Hay que ir con cuidado: les trae malos recuerdos¡±, dice Keith Theyard, profesor de geograf¨ªa e historia. ¡°Algunos de estos chavales estuvieron atrapados en los tejados de sus casas, en la autopista elevada, en el Superdome¡±, el estadio cubierto de Nueva Orleans donde miles de personas se refugiaron en condiciones insalubres.
Los alumnos de la clase de Joyce Chapital, profesora de lengua y literatura, salen a la pizarra para leer sus redacciones sobre el Katrina. Tienen 15 o 16 a?os. M¨¢s de media vida con el hurac¨¢n a cuestas. En el aula prefabricada donde se desarrolla la clase, Miss Chapital pide voluntarios.
¡°Yo realmente no tuve mucho miedo o me preocup¨¦ por el hurac¨¢n Katrina porque era joven e inconsciente de lo que estaba ocurriendo¡±, lee Jayla Brown.
¡°Supongo que en aquel momento no pens¨¦ demasiado en el impacto del hurac¨¢n¡±, lee Destyni Green, ¡°Recuerdo que nos subimos al coche con mi pap¨¢, la abuela, mi madrastra y mi hermano. Sal¨ªamos r¨¢pido de Nueva Orleans. En mi opini¨®n, el viaje fue breve. Nos evacuaron a Destin, Florida, donde pronto empec¨¦ una nueva vida. Cuando llegamos a Destin vivimos en el Hotel Wingate. Mi familia y yo vivimos all¨ª durante un tiempo. En el hotel supe por las noticias que Nueva Orleans estaba inundada. Recuerdo v¨ªvidamente la escuela Martin Luther King bajo el agua con personas en el tejado¡±.
Una de las ¨²ltimas voluntarias es Dyneisha Longmire. ¡°Diez a?os despu¨¦s del Katrina, y todo el mundo sigue hablando de esto. Entiendo que el Katrina afect¨® a muchas personas y que fue una p¨¦rdida para la ciudad, pero despu¨¦s de diez a?os creo que es momento de mirar adelante¡±, dice. ¡°Cuanto m¨¢s hablemos de ello, m¨¢s doler¨¢¡±.
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