Andre Agassi: ¡°Las redes sociales son algo terrible: soy afortunado de haber hecho lo que hice sin testigos¡±
Pocos se han asomado m¨¢s a su propio abismo como ¨¦l. Lleg¨® a odiar el tenis, pero ahora vuelve a gustarle y lo ense?a en escuelas
Andre Agassi (Las Vegas, 1970) ha sido un ¨ªdolo nada menos que tres veces. La primera, cuando apareci¨® en el mundo del tenis para ponerlo patas arriba, a principios de los noventa; la segunda, cuando volvi¨® a las pistas tras descender del n¨²mero 1 al 141 y se gan¨® a todos los que un d¨ªa le hab¨ªan odiado con una fuerza que pocas veces se ha visto en el circuito. La tercera fue cuando apareci¨® Open, su autobiograf¨ªa, que muchos consideran una de las mejores de la historia. ¡°Me cost¨® m¨¢s decidirme que ponerme a ello. No s¨¦ si me sent¨ªa a gusto con la idea de que todos supieran qui¨¦n era yo¡±. Agassi ha ganado kilos y tambi¨¦n paciencia, seg¨²n reconoce ¨¦l mismo, y ya no le importa hablar de s¨ª mismo. Ahora, como embajador de la marca cafetera Lavazza, lo hace constantemente.
Se sienta con ICON en un box del Old England Club, a unos kil¨®metros de Londres y a pocos metros de las pistas donde se celebra Wimbledon. Agassi, vestido de negro, habla sin pelos en la lengua de cualquier cosa que uno desee preguntarle. ¡°?El peor error de mi vida? En lo profesional, haber fichado por Adidas. En lo personal haber dejado Nike [risas]. Fue un grave error que tard¨¦ mucho en solucionar. Tuve que reencontrarme con Phil Knight (fundador de Nike) y hab¨ªa pasado demasiado tiempo, pero cuando volv¨ª all¨ª fue como volver a casa¡±.
"Siempre pens¨¦ que todo ese vac¨ªo interior que sent¨ªa cuando jugaba se acabar¨ªa el d¨ªa en que llegara al n¨²mero uno, que todo cambiar¨ªa. En cambio, fue mucho peor, porque llegu¨¦ y no sent¨ª nada de nada"
En Open, Agassi confesaba sus problemas con el tenis, su odio hac¨ªa un deporte que su padre le forzaba a practicar de forma obsesiva, la tragedia (explicada con una mala leche encomiable) que supuso para ¨¦l la calvicie y ¨Csobre todo¨C la desorientaci¨®n de un chaval que lleg¨® demasiado pronto a la fama y demasiado tarde a todo lo dem¨¢s. ¡°Solo te dir¨¦ que, gracias a Dios, escog¨ª el mejor momento para ser famoso. Pod¨ªa beber todo lo que quisiera y comportarme como me diera la gana sin miedo a nada, porque a los paparazzis los ve¨ªas venir a cien kil¨®metros. Ahora, con los m¨®viles y las redes sociales, cualquiera es un paparazzi. Las redes sociales son algo terrible: me siento afortunado de haber hecho lo que hice sin testigos. No puedo ni imaginarme lo que me pasar¨ªa ahora¡±.
Al de Las Vegas, el juego de hoy se le hace imposible, como si en los a?os que han pasado desde que lo dej¨® alguien hubiera reemplazado a las estrellas del circuito por c¨ªborgs que embisten con la intensidad de un cicl¨®n. ¡°?T¨² les has visto golpear la bola desde el fondo de la pista? Yo podr¨ªa jugar a ese juego durante, pongamos, diez minutos, luego tendr¨ªa que dejarlo. A ese tr¨ªo que forman Rafa Nadal, Roger Federer y Novak Djokovic no le ganar¨ªa ni en un mill¨®n de a?os. Mi mejor versi¨®n del pasado no podr¨ªa con su peor versi¨®n actual. He hecho las paces con ello, no te preocupes. Han pasado esos d¨ªas en los que odiaba este deporte con todas mis fuerzas, ahora puedo verlo, ense?arlo y opinar sobre ¨¦l¡±, confiesa.
Y contin¨²a: ¡°?Sabes lo malo de las epifan¨ªas? Que la gente cree que te cambian la vida, que aparecen y todo lo malo se evapora como por arte de magia. Pero lo que realmente cambia las cosas es hacer algo con ellas. Si no las utilizas para modificar el rumbo no sirven para nada y eso es algo que entend¨ª despu¨¦s de haber repetido un patr¨®n que no me llevaba a ning¨²n sitio¡±.
Agassi tiene ahora un mont¨®n de escuelas repartidas por EE UU, en las que ense?a a ni?os de todas las edades que no todo en el deporte, ni siquiera la victoria o la derrota, puede medirse en absolutos: ¡°No puedes valorar la mejora de nadie por si ahora gana y antes no, es absurdo. Alguien puede ser feliz jugando al tenis sin necesidad de aplastar al rival. La competici¨®n no puede serlo todo¡±, dice. Y tras unos segundos de pausa, a?ade: ¡°Siempre pens¨¦ que todo ese vac¨ªo interior que sent¨ªa cuando jugaba se acabar¨ªa el d¨ªa en que llegara al n¨²mero uno, que todo cambiar¨ªa. En cambio, fue mucho peor, porque llegu¨¦ y no sent¨ª nada de nada. Todo ese esfuerzo, ese renunciar a tantas cosas, para no sentir nada. Lo recuerdo como si fuera ayer, porque el momento m¨¢s bajo de mi vida fue cuando llegu¨¦ al momento m¨¢s alto¡±.
"Mi vida se acab¨® y el reto fue volver a ser yo. No s¨¦ si lo he conseguido, pero te aseguro que sigo intent¨¢ndolo¡±
M¨¢s de 50.000 j¨®venes aprenden ahora bajo el manto de la filosof¨ªa de un hombre que lo gan¨® todo, lo perdi¨® todo y volvi¨® para ajustar cuentas: ¡°Me gusta ense?ar, pero siempre teniendo en cuenta dos cosas. Una, que los objetivos de los padres de estos ni?os no tienen por qu¨¦ ser los de los ni?os, y dos, que no es lo que sabes, es lo que puedes ense?ar¡±. Ahora, felizmente casado desde 2001 con Steffi Graf (tienen dos hijos: de 17 y 15 a?os) y con la tranquilidad del que ha mirado al abismo y este le ha gui?ado el ojo, emerge el hombre tranquilo que siempre quiso ser: ¡°No me gustaba mi vida, pero eso no significa que no pudiera hacerla m¨ªa de nuevo, tomar el control. Lo que pasa cuando uno hace solo una cosa durante mucho tiempo es que cuando eso se acaba t¨² tambi¨¦n te acabas. Al menos al principio. Mi vida se acab¨® y el reto fue volver a ser yo. No s¨¦ si lo he conseguido, pero te aseguro que sigo intent¨¢ndolo¡±.
En terrenos m¨¢s fr¨ªvolos Agassi tambi¨¦n se mueve con comodidad. Basta con atacar el tema adecuado y sale a relucir el tipo de lengua r¨¢pida y carcajada sonora. ¡°?C¨®mo sabes eso? No lo he explicado mucho [risas]. S¨ª, me han hecho unas cuantas ofertas para adaptar Open al cine, pero no he aceptado ninguna. No me atra¨ªa la idea de ver a alguien haciendo de la versi¨®n de m¨ª que yo hab¨ªa escrito. Era demasiado. Tuve un par de reuniones serias para hablar del tema, pero al final no lo vi claro. Eso s¨ª, puedes poner ah¨ª que siempre tuve un solo candidato para interpretarme. ?Lo quieres saber? Edward Norton [risas]. Solo dejar¨ªa que me interpretara ¨¦l. Nadie m¨¢s¡ pero creo que no pasar¨¢¡±, dice, para volver a re¨ªrse a continuaci¨®n. ¡°Creo, aunque no soy ning¨²n experto, que el tenis no es un deporte demasiado cinematogr¨¢fico. El boxeo, eso s¨ª encaja bien con el cine. ?El tenis? Yo creo que no¡±.
Cuando le toca hablar sobre ese momento en que descubri¨® que por fin pod¨ªa hablar de s¨ª mismo, agacha un poco la cabeza y mira al suelo, como si buscara el relato correcto: ¡°Mira, para explicar qui¨¦n eres a los que te conocen y especialmente a los que no, debes estar roto. O has tenido que romperte. Cuanto m¨¢s bajo llegas, cuanto m¨¢s te hundes, m¨¢s posibilidades hay de que no te d¨¦ miedo exponerte, porque ya no tienes nada que perder. Yo tengo mis cicatrices, todos las tenemos. Pero las m¨ªas son visibles. Si no tienes cicatrices es que no has vivido. As¨ª de simple. Lo pens¨¦ en las pistas, cuando tuve que volver a recorrer al camino hacia arriba, o al menos intentarlo: el punto m¨¢s importante del partido siempre es el que viene a continuaci¨®n¡±.
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