Nosotros somos los otros humanos

La prehistoria se est¨¢ convirtiendo en un lugar cada vez m¨¢s complicado. Cuando comenzaron los estudios sobre la evoluci¨®n humana se pensaba que a lo largo de millones de a?os se hab¨ªa producido una transformaci¨®n lineal desde los primeros hom¨ªnidos hasta nosotros. Luego, las cosas empezaron a hacerse m¨¢s complejas cuando los cient¨ªficos descubrieron que hasta cinco especies humanas hab¨ªan convivido a la vez en la Tierra, pero que todas se extinguieron menos una: el Homo sapiens, nosotros. Y ahora ha empezado el verdadero l¨ªo porque la posibilidad de secuenciar material gen¨¦tico f¨®sil ha demostrado que los cruces fueron tan frecuentes que algunos investigadores empiezan a creer que, en el caso de tres representantes del g¨¦nero Homo ¡ªsapiens, neandertales y denisovanos¡ª empieza a ser dif¨ªcil hablar de diferentes especies. Una de las formas de distinguir a una especie de otra es que pueden cruzarse, aunque no tener descendientes f¨¦rtiles. Pero no es el caso: esos descendientes somos nosotros y seguimos aqu¨ª (por lo menos por ahora).

La semana pasada, investigadores del instituto Max Planck de Leipzig anunciaron que hab¨ªan descubierto un h¨ªbrido humano de primera generaci¨®n, es decir, una joven de 13 a?os de madre neandertal y padre denisovano. Hasta ahora sab¨ªamos que se hab¨ªan producido cruces porque tenemos material gen¨¦tico de otras especies, pero no se hab¨ªa identificado a ning¨²n humano h¨ªbrido de primera generaci¨®n. De todas las especies humanas desaparecidas, los denisovanos son de los que tenemos menos datos: solo se han descubierto fragmentos muy peque?os de cinco individuos, todos en la misma cueva de Siberia. No tenemos la m¨¢s leve idea de su aspecto.

El cient¨ªfico Svante P??bo, del Max Planck, recibi¨® este a?o el Premio Princesa de Asturias precisamente por haber sido el responsable del primer equipo que pudo extraer ADN de una especie humana extinta. En su libro El hombre de Neandertal. En busca de genomas perdidos (Alianza) cuenta que el descubrimiento era tan extraordinario que al principio pens¨® que pod¨ªa haber un error en los resultados. Sab¨ªa que las posibilidades que este avance abr¨ªa acabar¨ªan necesariamente planteando una pregunta: ?Qu¨¦ nos convierte en humanos? P??bo escribe en su muy entretenido ensayo: ¡°De una u otra manera, casi todos los investigadores del Max Planck estudian qu¨¦ significa ser humano, pero todos ellos se acercan a esta pregunta difusa desde una perspectiva basada en los hechos, experimental¡±.

Las derivaciones filos¨®ficas son enormes. Una forma de leer la historia de la humanidad es como una lecci¨®n de humildad, porque la ciencia ha ido descubriendo a lo largo de los siglos que el presunto papel central en el universo de nuestro planeta y de nuestra especie en la Tierra eran solo reconfortantes ficciones. Vivimos en un planeta m¨¢s y, lo que es m¨¢s importante, somos una especie humana m¨¢s entre muchas otras. La diferencia es que hemos logrado sobrevivir por motivos sobre los que no tenemos mucha idea. Pero la lecci¨®n m¨¢s importante que nos proporciona la gen¨¦tica prehist¨®rica es que nosotros somos los otros humanos. Nosotros somos el otro, mucho m¨¢s de lo que nunca llegamos a imaginar.