Hija de dos especies
El primer h¨ªbrido directo de una madre neandertal y un padre denisovano arroja luz sobre los enredos sexuales de hace 50.000 a?os
Las personas actuales no tenemos la experiencia de cruzarnos con otras especies humanas, ya que somos la ¨²nica que existe en el planeta. A juzgar por los estragos que ha producido y sigue produciendo no ya el sexo entre personas con distintas formas de ojos o colores de piel, sino su mera convivencia, podemos imaginar la escandalera que se montar¨ªa si tuvi¨¦ramos relaciones con especies distintas de la nuestra. Pero lo ¨²nico que podemos hacer es eso, imaginarlo.
No siempre fue as¨ª, sin embargo. Hace unos 50.000 a?os coexistieron en Eurasia tres especies humanas distintas: los neandertales en Europa, los denisovanos en Asia y unos reci¨¦n llegados desde tierras africanas: los humanos modernos. Y sabemos que hubo sexo entre ellos, entre otras cosas por que nuestro genoma actual lleva fragmentos de ADN neandertal o denisovano, seg¨²n la procedencia geogr¨¢fica de cada individuo. Lo que nadie esperaba encontrar, ni en sus mejores sue?os, era la evidencia m¨¢s directa concebible de aquellos encuentros: una adolescente h¨ªbrida, hija directa de una madre neandertal y un padre denisovano. Y eso es lo que hemos conocido esta semana, como puedes leer en Materia.
Los denisovanos son a la vez un misterio y una prueba del poder de la gen¨®mica. El misterio es que nadie sabe c¨®mo eran, porque solo se han conservado un pu?ado de muelas y peque?os fragmentos ¨®seos; adem¨¢s, todos esos restos provienen del mismo sitio, la cueva rusa de Denisova. El genoma de esos restos, sin embargo, no solo prueba que eran una especie humana, sino que era una especie distinta de los humanos modernos y de los neandertales. Y tambi¨¦n que hubo cruces entre denisovanos y humanos modernos, puesto que las poblaciones asi¨¢ticas y oce¨¢nicas actuales llevan fragmentos de ADN denisovano en sus genomas, al igual que los europeos llevan trozos de ADN neandertal. Las comparaciones indican que neandertales y denisovanos se separaron evolutivamente hace unos 400.000 a?os. Ambos desaparecieron hace unos 40.000 a?os, tras la llegada de nuestros ancestros sapiens a Eurasia. Salvo por su legado de ADN, por supuesto.
Las evidencias de que la ni?a?Denisova 11, una adolescente de unos 13 a?os de la que solo queda un trocito de hueso, era un h¨ªbrido de primera generaci¨®n, son indiscutibles. En cada uno de sus pares de cromosomas, uno viene de un progenitor neandertal y el otro de un progenitor denisovano. Y el ADN mitocondrial, que solo se transmite por v¨ªa materna, es neandertal. Luego madre neandertal y padre denisovano. Por otro lado, los cromosomas del padre, aunque son esencialmente denisovanos, muestran restos de cruces a¨²n m¨¢s antiguos con los neandertales. Parece obvio por tanto que los encuentros de frontera entre las dos especies fueron algo m¨¢s frecuentes de lo que se ven¨ªa pensando. El sexo mueve monta?as, y cruza la barrera de las especies.
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