Salvar al ¨¢rbol gigante de Paraguay
La ONG ecologista A Todo Pulm¨®n recorre el pa¨ªs en busca de sus ejemplares m¨¢s grandes, los supervivientes de la deforestaci¨®n
En tierras de la familia Morel, en las cercan¨ªas de Obligado, al sureste de Paraguay, resiste un imponente yvyr? pyt? de m¨¢s de 30 metros de altura. Fue el ¨²nico ¨¢rbol que sobrevivi¨® a la ocupaci¨®n y tala ilegal hace nueve a?os. Donde antes hab¨ªa lapachos, kurupa'y, yvyr? ro, lianas, helechos y otros cientos de especies caracter¨ªsticas del Bosque Atl¨¢ntico del Alto Paran¨¢ (BAAP) hoy se ve monte deforestado y dedicado al cultivo de ma¨ªz. A pocos kil¨®metros de all¨ª, una columna de humo revela que otro pedazo de bosque acaba de desaparecer tambi¨¦n. El yvyr? pyt? de los Morel, de unos 300 a?os de edad, es testigo de la r¨¢pida deforestaci¨®n del Paraguay pero tambi¨¦n un s¨ªmbolo para quienes luchan por la preservaci¨®n de los bosques.
Este ejemplar centenario es uno de los 21 Colosos de la Tierra, los finalistas del concurso anual de la ONG ecologista A todo pulm¨®n en el que se premia a los ¨¢rboles m¨¢s grandes del pa¨ªs. Desde que fue nominado entre los 539 candidatos, el yvyr? pyt? ha sido visitado y dibujado por ni?os de escuelas cercanas. "Escribo esta carta para decirte que te quiero porque nos diste todo el aire y la sombra", puede leerse en el mensaje que dej¨® Mia, alumna de nueve nueve a?os, tras conocerlo. "Sigue cumpliendo a?os querido ¨¢rbol", le desea Ezequiel.?
"Nosotros consideramos que es un sobreviviente porque si miran el entorno ver¨¢n que la masa forestal original pr¨¢cticamente desapareci¨®. Este qued¨® porque habr¨¢ sido dif¨ªcil de talar", dice Andr¨¦s Morel. "Es un s¨ªmbolo del Paraguay que est¨¢ muriendo para dar paso a un pa¨ªs m¨¢s productivo, donde el hombre tiene preponderancia sobre la naturaleza y la biodiversidad. Cuando Paraguay a¨²n no era independiente, esto ya era un ¨¢rbol", lamenta.
Integrantes de A todo pulm¨®n viajan durante nueve d¨ªas por todo el pa¨ªs para tomar las dimensiones de los ¨¢rboles seleccionados y escuchar las historias de quienes han vivido a su sombra. EL PA?S fue invitado al ¨²ltimo tramo de la expedici¨®n. Los t¨¦cnicos miden la altura y la circunferencia de tronco y copa para despu¨¦s establecer una f¨®rmula con la que determinan el ¨¢rbol ganador. En el c¨¢lculo prima el tronco, porque ayuda a equiparar especies crecidas en distintos ecosistemas, pero el ingeniero Osvaldo Tur¨¢n guarda celosamente la altura exacta ¡ªtomada con un clin¨®metro¡ª en un cuaderno diminuto. S¨®lo se har¨¢ p¨²blica el pr¨®ximo 5 de septiembre, cuando se desvele el nombre del ¨²ltimo coloso de Paraguay.
Yvyr? pyt? en guaran¨ª significa palo colorado, en referencia al color de su madera, y es uno de los ¨¢rboles m¨¢s grandes del pa¨ªs sudamericano. Cuatro de ellos quedaron finalistas, s¨®lo superados por el samu'u o palo borracho, con cinco nominaciones. "El yvyr? pyt? es una especie pionera longeva que se encarga de cicatrizar las heridas del bosque. Se regenera muy poco porque sus semillas necesitan mucha luz para germinar. Solo lo hacen si el bosque ha sido talado o muy alterado", explica la ingeniera agr¨®noma Lidia P¨¦rez, docente e integrante del jurado. Esta mujer menuda, de pelo entrecano, se apasiona al hablar de los gigantes arb¨®reos paraguayos, cada vez m¨¢s amenazados. "Si se ve el pind¨® [un tipo de palmera] significa que el bosque est¨¢ muy alterado porque es un ¨¢rbol del segundo estrato y marca que el primer estrato desapareci¨®", contin¨²a.
Seg¨²n Naciones Unidas, en Paraguay desaparecen 325.000 hect¨¢reas de masa forestal al a?o. El BAAP est¨¢ protegido con la ley de Deforestaci¨®n Cero desde 2004, pero se incumple de forma sistem¨¢tica. A ambos lados de la carretera que une Obligado y Encarnaci¨®n, fronteriza con Argentina, el bosque se ha visto reducido a peque?as islas en medio de monocultivos de soja, trigo y ma¨ªz. A menudo, los productores s¨®lo respetaron a los lapachos, el ¨¢rbol nacional de Paraguay, que en agosto exhiben sus deslumbrantes copas rosadas.
El ¨¢rbol futbolista
Muchos de los colosos finalistas de este a?o se libraron de la motosierra por la obstinaci¨®n de sus due?os. Es el caso del kurupa'y de la familia Meza, en Borja, a unos 200 kil¨®metros de Asunci¨®n. Al llegar, antes del amanecer, todo es oscuridad y silencio. Pero al alba los primeros rayos de sol se filtran entre la copa frondosa del ¨¢rbol centenario, bajo la que se refugiaba el matrimonio y sus diez hijos en los infernales veranos paraguayos. "Su madera tiene mucho valor. Es dura, pesada, se usa para postes y estructuras", comenta P¨¦rez.
A Armin Meza le hicieron varias ofertas por su ¨¢rbol favorito, pero nunca las acept¨®. Tambi¨¦n rechaz¨® cortarlo para ampliar el campo de f¨²tbol donde jugaban sus hijos. "Primero nos molestaba en la cancha, pero despu¨¦s era un jugador m¨¢s, la pelota rebotaba en ¨¦l", dice H¨¦ctor Meza, quien vive a metros de su padre, ahora viudo. "Prohib¨ª a mis hijos tirarlo incluso despu¨¦s de mi muerte", asegura en guaran¨ª el patriarca.
La lucha contra la deforestaci¨®n y la caza furtiva es arriesgada. En el ¨²ltimo d¨ªa de expedici¨®n, a 200 kil¨®metros de all¨ª, un grupo de desconocidos asesin¨® a un guardaparques de la Reserva Natural Tapyta, Rumildo Toledo Gonz¨¢lez, de 36 a?os. Pero las organizaciones ecologistas apuestan por no bajar los brazos y sumar aliados para la conservaci¨®n. Hace tres a?os, s¨®lo se postularon ocho ¨¢rboles como Colosos de la Tierra. En esta edici¨®n, la s¨¦ptima, 539. El Parlasur acaba de declarar la iniciativa de inter¨¦s regional e insta a los dem¨¢s pa¨ªses integrantes a replicarla en sus pa¨ªses.
"El ¨¢rbol de la gente"
Este a?o ya hay un ganador, "el ¨¢rbol de la gente", elegido por votaci¨®n popular. Es el centenario tatar¨º de la escuela Defensores del Chaco de la localidad de Yaguar¨®n. Lo present¨® Cielo Abigail Boga¨ªn, una estudiante de nueve a?os. El d¨ªa de la celebraci¨®n, Cielo luce una sonrisa perenne y unos pendientes circulares que guardan un ¨¢rbol dorado en su interior. "Estoy muy feliz" y "gracias", dice arriba y abajo del escenario montado para la ocasi¨®n.
Cuando pregunt¨® a sus padres si pod¨ªa postular el ¨¢rbol del patio central del colegio, ambos se sorprendieron: nunca hab¨ªan reparado en ¨¦l a pesar de haber estudiado en el mismo lugar. "Me di cuenta de que aquel majestuoso ¨¢rbol ya estaba all¨ª cuando su madre y yo entr¨¢bamos en la escuela [...] muchas veces disfrutamos de sus casi 50 metros de sombra, pero nos dimos cuenta de qu¨¦ ingratos somos con la natura que no sab¨ªamos siquiera cu¨¢l era el nombre", dijo H¨¦ctor Bogain, el padre de Cielo, durante una ceremonia en la que hay danzas folcl¨®ricas, una banda de m¨²sica, aplausos, abrazos y mucha emoci¨®n.
Los alumnos rodean al tatar¨º, tomados de la mano, en un gran c¨ªrculo. Tienen la mirada fija muy arriba, hacia las ramas m¨¢s altas de ese ¨¢rbol gigante del que se sienten orgullosos. "No vamos a dejar que nunca talen este ¨¢rbol", gritan mientras corean el nombre de Cielo y la aplauden. "Esto est¨¢ dando frutos", dice V¨ªctor Ibarrola, director de la organizaci¨®n, quien repite como un mantra una frase del fundador, el conocido periodista y locutor Humberto Rub¨ªn: "Lo que es capaz de movilizar un ¨¢rbol".
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