El genetista italiano que desmont¨® el concepto de raza
Luigi Luca Cavalli Sforza, autor de '?Qui¨¦nes somos? Historia de la diversidad humana', muere a los 96 a?os en su casa de Belluno, en el norte de Italia
¡°El racismo es un antiguo flagelo de la humanidad¡±. Esta frase la pronunci¨® el genetista italiano Luigi Luca Cavalli Sforza, junto a su compa?era Mary-Claire King, genetista estadounidense, delante de un comit¨¦ del Senado americano el 17 de febrero de 1993. No se podr¨ªa sintetizar mejor el legado de este gran cient¨ªfico, muerto el s¨¢bado a los 96 a?os en su casa de Belluno, en el norte de Italia.
Cavalli Sforza, al que todo el mundo llamaba simplemente ¡°Luca¡±, naci¨® en G¨¦nova en 1922. Estudi¨® medicina, primero en Tur¨ªn, y despu¨¦s en Pav¨ªa, cuando su profesor de anatom¨ªa Giuseppe Levi ¨Cque tambi¨¦n tuvo como alumnos a los tres premios Nobel Rita Levi Montalcini, Salvador Luria y Renato Dulbecco¨C fue expulsado de la universidad en aplicaci¨®n de las leyes raciales aprobadas por el r¨¦gimen fascista en 1939. Se licenci¨® en 1944 y, sin embargo, no era la medicina su verdadera pasi¨®n. Ya hab¨ªa comenzado a trabajar en las relaciones sexuales de las bacterias antes de licenciarse, pero fue la mosca de la fruta, la famosa Drosophila, la que le abri¨® el camino hacia su verdadera pasi¨®n: la gen¨¦tica.
No fue f¨¢cil trabajar en esos a?os ¨Centre 1943 y 1945 Italia no solo combat¨ªa una guerra mundial, sino tambi¨¦n una sangrienta guerra civil¨C pero Cavalli Sforza tuvo la suerte de encontrar a Adriano Buzzati Traverso, que se convertir¨ªa a?os m¨¢s tarde en el primer profesor de gen¨¦tica de Italia. Empez¨® a viajar entre Italia, Reino Unido, Alemania y EEUU, donde, en Stanford, en 1970 acabaron ofreci¨¦ndole una c¨¢tedra, que mantuvo m¨¢s de 40 a?os, a¨²n sin perder sus contactos cient¨ªficos y humanos con el viejo continente.
El poli¨¦drico Cavalli Sforza entendi¨® desde los primeros a?os de su carrera que la multidisciplinaridad ser¨ªa la clave para hacer avances significativos en la investigaci¨®n. Consciente de sus l¨ªmites, se dio cuenta enseguida que ten¨ªa que aprender matem¨¢ticas, y m¨¢s espec¨ªficamente estad¨ªstica, que se fue a estudiar a Inglaterra con el m¨¢s importante en el campo de la ¨¦poca: Ronald Fisher. Y esa fue una de las decisiones m¨¢s acertadas de su vida, ya que el campo del cual devendr¨ªa pionero, la gen¨¦tica de las poblaciones, se sustancia fundamentalmente en herramientas estad¨ªsticas.
Fue de hecho cuando dej¨® de pensar en las moscas y se enfoc¨® en los humanos que empez¨® a emprender esa incre¨ªble odisea ¨Cle habr¨ªa gustado esa expresi¨®n, pues Ulises era uno de sus personajes cl¨¢sicos preferidos¨C que le habr¨ªa llevado a construir el primer atlas gen¨¦tico de la humanidad.
Empez¨® estudiando qu¨¦ factores determinaban la diferente distribuci¨®n de los grupos sangu¨ªneos entre las distintas poblaciones humanas ¨Centre las cuales, estudi¨® especialmente los vascos, que tienen una incidencia de Rh negativo del 25%, la m¨¢s alta del mundo¨C para luego estudiar el cromosoma Y, el trocito de cromosoma com¨²n a todos los varones biol¨®gicos. Gracias a este conocimiento, fue capaz por primera vez de corroborar desde el punto de vista gen¨¦tico la teor¨ªa paleontol¨®gica del ¡°Out of Africa¡±: el ADN confirmaba que los primeros hom¨ªnidas dejaron el continente africano hace 100.000 a?os para colonizar el resto del planeta. Para reconstruir el pasado pues era necesario acudir a la gen¨¦tica. Cavalli Sforza lleg¨® a este extraordinario resultado mucho antes que se secuenciara el primer genoma humano.
Fue una verdadera revoluci¨®n. La gen¨¦tica de las poblaciones era capaz de producir un ¡°¨¢rbol geneal¨®gico¡± de la humanidad que puede contar nuestra historia. El padre de Cavalli Sforza intent¨® que su hijo se apasionara a la astronom¨ªa. No lo consigui¨®: sin embargo, al igual que los astr¨®nomos son capaces de mirar al pasado remoto cuando observan estrellas y galaxias, hoy los genetistas pueden detectar huellas de acontecimientos remotos dentro de nuestros genomas.
Y es m¨¢s. En su famoso ensayo Genes, pueblos y lenguas (1996, traducido en el a?o 2000 al castellano; aqu¨ª un breve resumen) donde tira hasta de demograf¨ªa, dibuja un paralelismo entre las l¨ªneas filogen¨¦ticas de las poblaciones mundiales, la ling¨¹¨ªstica y la arqueolog¨ªa para acabar reconociendo que las tres disciplinas cuentan la misma historia. Es un ¡°atlas gen¨¦tico¡± que habla de hombres y mujeres migrantes desde siempre y que se mestizan entre s¨ª. Un mal trago para connacionales suyos como el ministro Salvini.
En sus investigaciones y alrededor de 300 art¨ªculos cient¨ªficos, Cavalli Sforza llega a una conclusi¨®n que le obsesiona desde cuando tuvo que enfrentarse al racismo que expuls¨® a su profesor y que padeci¨® como italiano al principio de su carrera en los pa¨ªses n¨®rdicos: las ¡°razas¡± no existen, existen solo en las mentes de los racistas. En los a?os en los que se estaba fraguando en EEUU el Proyecto Genoma Humano, ¨¦l lidera el ¡°Proyecto Diversidad del Genoma Humano¡±, que fue el que present¨® al Senado de ese pa¨ªs en 1993: estudiando genomas de las poblaciones m¨¢s remotas de la tierra pudo demostrar que los seres humanos son bastante homog¨¦neos gen¨¦ticamente, que ¡°los grupos que forman la poblaci¨®n humana no son netamente separados, sino que constituyen un continuum. Las diferencias en los genes dentro de los grupos acomunados de algunas caracter¨ªsticas f¨ªsicas visibles son pr¨¢cticamente id¨¦nticas a las entre varios grupos, y adem¨¢s las diferencias entre individuos son m¨¢s importantes de las que se ven entre grupos raciales¡±, como escribe en ?Qui¨¦nes somos? Historia de la diversidad humana (1995, en castellano 1999).
En otro escrito, cuando le concedieron el premio Balzan en 1999, dec¨ªa que ¡°aunque la poblaci¨®n humana posee una enorme variabilidad gen¨¦tica entre individuos, el 85% del total de la variaci¨®n es dentro de cada una de las poblaciones, y solo el 15% las divide. Por lo tanto, no podemos utilizar para la comparaci¨®n de las diferentes poblaciones humanas la misma medida de distancia gen¨¦tica ¨²til para comparar las especies vivientes, para las cuales es suficiente un individuo de cada especie¡±. En otras palabras, por mucho que sea gen¨¦ticamente y hasta intuitivamente f¨¢cil distinguir las caracter¨ªsticas de dos poblaciones en dos continentes diferentes, no lo es hacerlo con dos individuos, como puede pasar con dos perros. En una entrevista en El Pa¨ªs de 1993 fue tajante: ¡°Podemos hablar de poblaci¨®n vasca, pero nunca de individuos de raza vasca. Las diferencias gen¨¦ticas no justifican, ni en ¨¦ste ni en ning¨²n otro caso, el concepto de raza, y mucho menos el racismo¡±.
En su reflexi¨®n adquiere mucha m¨¢s relevancia la cultura como motor para justificar las diferencias entre las poblaciones humanas. Y a la interacci¨®n entre gen¨¦tica y cultura dedica muchos escritos (aqu¨ª y aqu¨ª por ejemplo) explicando que los pocos a?os (evolutivamente hablando) que la humanidad ha tenido para evolucionar desde cuando un peque?o grupo de hom¨ªnidas dej¨® ?frica, no podr¨ªan haber permitido la evoluci¨®n de razas diferentes, m¨¢s all¨¢ de peque?as diferencias. Sin embargo, la cultura ¨Cque al contrario de los genes se puede transmitir tambi¨¦n horizontalmente entre individuos y no solo verticalmente, de padres en hijos¨C s¨ª que permite explicar mucho m¨¢s las innovaciones y las diferencias.
La divulgaci¨®n de sus ideas era para Cavalli Sforza muy importante. Lo explicaba en otra entrevista en El Pa¨ªs en 1998: ¡°Con un poco m¨¢s de tiempo, definiendo lo absolutamente necesario y reduciendo el n¨²mero de t¨¦rminos cient¨ªficos al m¨ªnimo necesario, es posible explicar ciencia a todo el mundo¡±. Pero no era un iluso.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.