Dos veces doloridas
El diagn¨®stico de las enfermedades se ha hecho tradicionalmente con varones, y la inmensa mayor¨ªa de los f¨¢rmacos se han desarrollado para ellos
ESTE VERANO, a ra¨ªz de un art¨ªculo de la revista online Saber Vivir, ha circulado por las redes un tuit inquietante que nos informaba de que las se?ales de infarto en las mujeres son distintas que en los hombres, y que, seg¨²n un estudio del doctor Fradejas Sastre, nosotras tardamos de media 237 minutos en llegar a urgencias, mientras que los hombres llegan en 98 minutos. Teniendo en cuenta que casi la mitad de los fallecimientos por infarto agudo de miocardio se producen en las tres o cuatro primeras horas desde el comienzo de los s¨ªntomas, este retraso resulta catastr¨®fico: 237 minutos, les ahorro el f¨¢cil c¨¢lculo, son pr¨¢cticamente cuatro horas.
Resumir¨¦ esas diferencias: dolor agudo en el pecho que se irradia a la espalda, o a los hombros, al cuello o la mand¨ªbula (en el hombre se irradia al brazo); v¨®mitos; a veces el ¨²nico s¨ªntoma es la falta de aire y la dificultad al respirar; sudor fr¨ªo; ansiedad inexplicable; presi¨®n en el pecho y ardores en la parte alta del abdomen. Cuento todo esto porque sin duda es ¨²til, pero de lo que quer¨ªa hablar en realidad es del sexismo reinante en el mundo de la salud. Y de c¨®mo las mujeres lo tenemos doblemente dif¨ªcil a la hora de enfermar.
No s¨®lo el diagn¨®stico de las dolencias se ha hecho tradicionalmente teniendo como modelo a los varones, sino que la inmensa mayor¨ªa de los f¨¢rmacos se han desarrollado para ellos. Este sesgo machista puede alcanzar cotas asombrosas: en uno de los trabajos sobre la influencia del alcohol en la llamada viagra femenina se experiment¨® con 25 sujetos, 23 varones y 2 mujeres, aunque se trataba de una p¨ªldora que s¨®lo usar¨ªan ellas.
Numerosas investigaciones demuestran que en la atenci¨®n m¨¦dica primaria, ante los mismos s¨ªntomas, a las mujeres se les recetan m¨¢s ansiol¨ªticos o antidepresivos y a los hombres m¨¢s pruebas diagn¨®sticas. O lo que es lo mismo: a ellos los creen y a nosotras se nos considera unas neur¨®ticas. Seg¨²n un informe de la Sociedad Espa?ola de Salud P¨²blica y Administraci¨®n Sanitaria, el tiempo de espera de las mujeres para acceder a una visita diagn¨®stica con un especialista es un 13,6% m¨¢s largo que el de los hombres.
Pero lo que m¨¢s me sobrecoge es la diferencia en el tratamiento del dolor. Empezando porque los analg¨¦sicos se han experimentado casi exclusivamente con ratones machos, como dice el investigador canadiense Jeffrey Mogil en un reportaje de Ferm¨ªn Grodira en P¨²blico. Durante a?os se ha cre¨ªdo que el dolor se transmit¨ªa a trav¨¦s de la microgl¨ªa, c¨¦lulas inmunes del sistema nervioso, y los f¨¢rmacos se han desarrollado partiendo de ah¨ª. Pero Mogil ha demostrado que la microgl¨ªa s¨®lo funciona en los machos. Los ratones hembras transmiten el dolor a trav¨¦s de otro tipo de c¨¦lulas, como los linfocitos T (pobres ratones, dicho sea de paso: no puedo evitar ese pensamiento).
Adem¨¢s de la menor efectividad de las medicinas, a las mujeres nos dan menos calmantes. Seg¨²n un estudio estadounidense, los pacientes masculinos sometidos a una operaci¨®n cardiaca recibieron m¨¢s analgesia que las pacientes femeninas. Otro trabajo realizado sobre 1.300 enfermos con c¨¢ncer demostr¨® que las mujeres ten¨ªan un 50% m¨¢s de posibilidades de ser inframedicadas contra el dolor. Un sesgo sexista que tambi¨¦n se da en la infancia: una investigaci¨®n sobre el dolor posoperatorio en menores revel¨® que los ni?os recib¨ªan m¨¢s code¨ªna, un potente analg¨¦sico opi¨¢ceo, mientras que a las ni?as se les daba m¨¢s paracetamol, que no tiene efecto antiinflamatorio y es de una eficacia muy limitada. Resulta espeluznante.
Sin duda habr¨¢ doctoras y enfermeras que participen de esa mirada manchada, porque el sexismo es una ideolog¨ªa en la que nos educan a todos. Aun as¨ª, parece que hay cierta diferencia. Seg¨²n una investigaci¨®n norteamericana, los m¨¦dicos dan m¨¢s calmantes a los pacientes masculinos y blancos y las m¨¦dicas dan mayores dosis a mujeres y negros. Todos sabemos, en fin, que el color de piel y el nivel social discriminan; pero me temo que prejuicios milenarios hacen que no tengamos tan claras unas desigualdades de sexo como ¨¦stas que pueden conducir al maltrato sanitario, a un mayor sufrimiento o incluso a la muerte.?
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