A¨²n queda mucho por hacer contra el despilfarro de alimentos
Entre 2016 y 2017, el desperdicio alimentario de los hogares espa?oles se ha reducido un 5,7 %, un avance esperanzador pero insuficiente
El pasado mes de julio, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentaci¨®n present¨® el informe 'Consumo Alimentario en Espa?a 2017'. Entre otros datos, el estudio se?ala que, entre 2016 y 2017, el desperdicio alimentario de los hogares espa?oles se ha reducido un 5,7 %, pasando de 1,3 a 1,2 millones de toneladas. Un avance modesto pero esperanzador si recordamos la triste realidad: en el mundo una de cada diez personas pasa hambre y al mismo tiempo un tercio de los alimentos acaban en la basura. Sin embargo, esta mejora del 5.7 % es relativamente peque?a si la comparamos con otros pa¨ªses: por ejemplo, en Reino Unido el desperdicio en los hogares se redujo un 21 % entre los a?os 2007 y 2012 y en Dinamarca el Gobierno inform¨® que en 2015 despilfarro de comida se hab¨ªa reducido un 25 % en los 5 a?os anteriores. De hecho, una mirada cr¨ªtica al informe del Ministerio de Agricultura arroja un dato demoledor: en Espa?a 8 de cada 10 hogares desperdician productos sin utilizar (principalmente fruta y verdura).
?Significa eso que los hogares son los principales responsables del despilfarro de alimentos en Espa?a? Rotundamente no. Hablamos de un problema en el que hay muchos corresponsables: restaurantes, supermercados, hospitales, gobernantes y un largo etc¨¦tera. Por desgracia casi nadie escapa de este sinsentido. A continuaci¨®n, me gustar¨ªa centrarme en dos actores que considero tienen una cuota muy alta de responsabilidad: las administraciones p¨²blicas y los supermercados.
Administraciones p¨²blicas. En los ¨²ltimos a?os, pa¨ªses como Francia e Italia han aprobado medidas legislativas que obligan (caso franc¨¦s) o incentivan (caso italiano) a los supermercados a donar a oeneg¨¦s la comida que les sobra. Los resultados iniciales son prometedores: las leyes aprobadas no solo han servido para canalizar hacia organizaciones sociales comida en perfecto estado que se iba a tirar, sino que tambi¨¦n ha hecho que la ciudadan¨ªa adquiera una mayor conciencia del problema del despilfarro. En Italia, por ejemplo, 9 de cada 10 italianos se siente culpable cuando tira comida. En Espa?a, lamentablemente, no se ha aprobado ninguna ley contra el despilfarro de comida. De momento todo son buenas intenciones, informes y estudios repletos de recomendaciones, pero el tiempo pasa sin que veamos ning¨²n resultado tangible. Los y las activistas contra el despilfarro de alimentos no perdemos la fe y seguimos recogiendo firmas para que se aprueben leyes que, por ejemplo, consigan que los supermercados donen a ONGs la comida que les sobra. Se trata una campa?a europea que ya lleva m¨¢s de 1.160.000 firmas y que pretende legar al mill¨®n y medio. Puedes firmar nuestra petici¨®n en este enlace.
Supermercados. Vaya por delante que no es mi intenci¨®n demonizar a los establecimientos de alimentaci¨®n, pero soy de los que piensa que su contribuci¨®n al despilfarro es muy significativa. Por un lado, hemos de considerar los alimentos que ellos mismos despilfarran, que en Espa?a es pr¨¢cticamente imposible saber porque ninguno de ellos publica de forma trasparente estas cifras (cosa que por ejemplo s¨ª hacen algunos como Tesco en Reino Unido). Pero adem¨¢s de este despilfarro directo, los supermercados tambi¨¦n contribuyen al derroche de alimentos cuando lanzan ofertas del tipo ¡°Pague 2 y ll¨¦vese 3¡±, ya que fomentan la compra compulsiva por parte de los hogares. Y a todo ello hay que a?adir el aspecto seguramente m¨¢s indignante: la dictadura de la est¨¦tica. Y es que los r¨ªgidos est¨¢ndares cosm¨¦ticos hacen que toda la fruta o verdura con alguna imperfecci¨®n acabe en la basura o directamente no se recoja y quede abandonada en los campos de cultivos. ?Es el mercado, amigo? Lo cierto es que la fruta y verdura fea suele ser m¨¢s sabrosa y natural, y que todos esos productos tan perfectos y resplandecientes que vemos en muchas tiendas lo son porque han sido barnizados con cera. Y es que como ya denunciamos en el libro Los tomates de verdad son feos, los supermercados tendr¨ªan que hacer un esfuerzo para vender fruta y verdura fea y explicar a sus clientes que es absurdo que rechacen el g¨¦nero solo por su aspecto. Recientemente algunos supermercados como Eroski o Lidl han ofrecido fruta y verdura fea a precio reducido. Sin duda es un primer paso, que esperemos se consolide.
Por su parte, AECOC (la asociaci¨®n espa?ola que agrupa a las empresas de fabricaci¨®n y distribuci¨®n de alimentos) lleva varios a?os impulsando 'La alimentaci¨®n no tiene desperdicio', una iniciativa para reducir la cantidad de comida que tira en todos los eslabones de la cadena alimentaria. Con ese mismo objetivo AECOC organizar¨¢ el pr¨®ximo jueves 27 de septiembre en Madrid el ¡°6? Punto de Encuentro Aecoc contra el Desperdicio Alimentario¡±, al cual tendr¨¦ el honor de asistir como invitado y ponente junto a Alejandra Z¨²?iga. Conf¨ªo que las personas que asistimos a este encuentro seamos capaces de salir de all¨ª con propuestas concretas que ayuden en la lucha contra el derroche de comida.
En todo caso, y como se?alaba unas l¨ªneas m¨¢s arriba, el desperdicio de alimentos es responsabilidad de todos y por tanto en nuestras manos est¨¢ no tirar comida y saborear la fruta y verdura fea.
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