El medio plazo y las analog¨ªas hist¨®ricas
Existe una deliberada manipulaci¨®n de las causas de la llegada de la Rep¨²blica en 1931. Ni la dignidad ni la memoria republicana merecen quedar degradadas a ser la marca blanca del independentismo catal¨¢n
Los fogones se han puesto a toda casta?a al final del verano porque el fuego es la ¨²nica salida apta que le queda al unilateralismo. Sus incendios florales y ret¨®ricos, sus provocaciones descaradas, la instrumentalizaci¨®n pol¨ªtica de causas judiciales no son sorpresa para nadie ni habr¨ªa que sobrestimarlos como actos pol¨ªticos. Al unilateralismo se le ha girado la tortilla en los ¨²ltimos meses de mala manera, y enderezarla va a pedir mucha tralla. No ha sabido sofocar sus discrepancias internas y no ha frenado la distancia cauta pero real que ERC ha mantenido, a pesar de que la prueba de fuego se va a vivir en el ciclo ¨¦pico que va del 11 de septiembre al 27 de octubre con el 1-O en medio.
Sin ese calendario, los fogones andar¨ªan a medio tiro y sin mucho ruido, pero se trata de lograr exactamente lo contrario: fingir que nada ha cambiado, identificar al PP con el PSOE, dramatizar la m¨¢s m¨ªnima acci¨®n o gesto y sustituir la realidad de los hechos por el relato de la v¨ªctima.
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Puede que sea eficaz para aumentar el respaldo de los catalanes al independentismo unilateral. Me parece, sin embargo, que nada invita a creer en ese aumento de la base social a corto plazo. Altos cargos y representantes muy simb¨®licos del proc¨¦s siguen en la c¨¢rcel, ahora en c¨¢rceles catalanas, pero hay un expresidente que cohabita virtualmente en la presidencia de Quim Torra desde la distancia, con cobertura material y una libertad de movimientos envidiable.
Ignoro la vivencia ¨ªntima de quienes est¨¢n encarcelados por las mismas causas, pero no me s¨¦ quitar de la cabeza la hip¨®tesis de que Oriol Junqueras un d¨ªa recordar¨¢ en voz alta que sigue ah¨ª para hacer saber, como dijo en media l¨ªnea de un discurso de hace unos meses, que la ruta por la que aspir¨® a la independencia unilateral de Catalu?a estaba da?ada desde el principio. No lo estaba a causa de las porras del 1 de octubre, ni por la represi¨®n de un Estado semifranquista contra la indefensa sociedad catalana, ni por la acci¨®n represiva del poder ni tan solo por una financiaci¨®n que maltrate a la Generalitat. Junqueras y ERC pueden haber madurado la sospecha de que los pasos dados en octubre condujeron a un debilitamiento de la causa independentista tanto en t¨¦rminos simb¨®licos como de legitimidad o electorales.
Es verdad que el triunfalismo y el tono falt¨®n y mat¨®n de algunos dirigentes actuales de la Generalitat, incluido el dirigente virtual, podr¨ªa hacer sospechar la prepotencia de quien tiene todos los ases en la manga. Me parece que es publicidad y propaganda bien combinadas, y a veces cuesta entender el caso que los medios hacemos a cada trapo rojo que env¨ªa el independentismo unilateralista para sentirse vivo.
El unilateralismo vivir¨¢ su prueba de fuego en el ciclo ¨¦pico que va del 11-S al 27 de octubre con el 1-O en medio
Es natural que un Ciudadanos descolocado y fuera de foco desde la moci¨®n de censura deba acudir a formas noct¨¢mbulas y efusivas de protesta, y tambi¨¦n es natural que el epigonismo reaccionario del aznarista Pablo Casado reclame una nueva aplicaci¨®n del 155 porque la p¨¦rdida del poder a veces comporta tambi¨¦n la p¨¦rdida de la sensatez.
Sin embargo, no veo a Pedro S¨¢nchez ni a Meritxell Batet ni a Josep Borrell ni a Miquel Iceta perdiendo los papeles y los nervios por declaraciones fogosas del unilateralismo sin otro camino futuro que la provocaci¨®n y la dramatizaci¨®n de cada causa, cada hecho y cada nimiedad. Los veo m¨¢s bien tasando con cuidado las respuestas a las acciones ret¨®ricas y al vandalismo verbal, aunque los titulares de esas palabras sean altos cargos de la Generalitat, o precisamente por serlo. Sin esa escalada amarilla y amarillista, el unilateralismo se queda sin teatro, sin guion y sin escenario de futuro: se queda sin fogones.
Por eso quiz¨¢ vale la pena reparar en una estrategia a medio plazo m¨¢s peligrosa y m¨¢s inquietante. Todav¨ªa es solo un rumor, pero podr¨ªa dejar de serlo si se afianzan los planes m¨¢s acelerados del unilateralismo vestido de Rep¨²blica. Las elecciones municipales de mayo de 2019 podr¨ªan ser su 14 de abril de 1931 y la interminable lista de municipios peque?os y medianos de la Catalu?a profunda y hermosa con alcaldes independentistas podr¨ªa transmitir la sensaci¨®n de una unanimidad independentista inexistente, como ya sucede ahora con la Asociaci¨®n de Municipios por la Independencia (AMI).
Cuesta entender el caso que los medios hacemos a cada trapo rojo que env¨ªa el independentismo
La analog¨ªa hist¨®rica es el recurso de los m¨¢s torpes ante la complejidad singular de los procesos hist¨®ricos. Pero tambi¨¦n es el recurso de los m¨¢s c¨ªnicos. La buena fe de mucha gente podr¨ªa asumir el paralelismo entre unas elecciones municipales que acabaron con una Monarqu¨ªa alineada con la dictadura de Primo de Rivera al final de la larga Restauraci¨®n y una Monarqu¨ªa corrompida en una larga agon¨ªa franquista llamada Transici¨®n.
Es un juego tentador para la inofensiva cabriola de laboratorio, pero es aut¨¦ntica dinamita usada pol¨ªticamente porque el paralelismo nace de una deliberada deformaci¨®n y una manipulaci¨®n indecente de las causas de la irrupci¨®n de la Rep¨²blica en 1931, estrechamente asociada precisamente a la democracia y al fin de la Restauraci¨®n. Aquella Rep¨²blica buscaba fabricar un r¨¦gimen de libertades y un Estado de derecho muy parecido al actual, no acabar con ¨¦l. Para eso ya estaba Franco.
Ese republicanismo coyunturalista no estar¨ªa liber¨¢ndose de una democracia disfuncional o averiada, sino engendrando un r¨¦gimen republicano de matriz autoritaria y con la perversa funci¨®n de acallar la disidencia interior de m¨¢s de la mitad de los catalanes, mon¨¢rquicos o republicanos, da igual. No ser¨ªa el fin de la democracia en Espa?a, sino el inicio de una victoria. Oriol Junqueras dejar¨ªa de estar en la c¨¢rcel, seguramente, pero quiz¨¢ prefiriese volver a ella ante la desverg¨¹enza de un movimiento pol¨ªtico destinado a proteger al expresident de la Generalitat y a imponer el criterio de la minor¨ªa social por puertas falsas e inaceptables en democracia. Ni la dignidad ni la memoria republicana merecen quedar degradadas a ser la marca blanca del independentismo.
Junqueras ha cubierto ya amplia e innecesariamente su cuota de penitencia por promover la declaraci¨®n unilateral de independencia en lugar de llamar a las urnas. Hoy es libre de recordar que el precio pagado por unos y por otros ha sido muy diferente. Mientras Puigdemont dirige las operaciones del unilateralismo desde Waterloo, Junqueras resta?a heridas y aspira a la oportunidad de ampliar la base social del independentismo.
Junqueras lo hace desde la legitimidad de un sistema democr¨¢tico y desde la c¨¢rcel, Puigdemont lo hace desde el desacato a la propia legislaci¨®n catalana y con el fin de alcanzar no la demanda mayoritaria de una Rep¨²blica independiente, sino el sistema que anule las causas que explican su puesto de mando a distancia.
Jordi Gracia es profesor y ensayista.
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