La familia que juega unida es m¨¢s feliz
El juego fortalece el v¨ªnculo afectivo entre los miembros y es un rato de aprendizaje muy enriquecedor
Pensemos un momento en la armoniosa imagen de una familia (padres e hijos) alrededor de una mesa con un tablero, unas fichas e incluso un dado ¡ªes opcional¡ª. Lo que nos viene a la cabeza es un grupo de gente que lo pasa bien, es feliz y se divierte junta. Pues bien, esa idea tiene que ver con la realidad y no solo con el imaginario colectivo. Lo afirma un estudio realizado por Lego, que dice que ¡°jugar juntos hace que las familias sean m¨¢s felices, m¨¢s cercanas y est¨¦n menos estresadas¡±. El informe, adem¨¢s, asegura que existe relaci¨®n directa entre las horas que pasan jugando padres e hijos con la felicidad que dicen sentir: nueve de cada diez familias (88%) que juegan habitualmente aseguran ser felices. Ese porcentaje disminuye notoriamente (75%) en las familias que no lo hacen.
A pesar de ello, m¨¢s de un tercio de ellas (38%) no consigue hacer hueco en la agenda para sentarse a jugar. Dicho de otro modo, tienen problemas para priorizar el tiempo de juego debido a los horarios, tanto de padres como de hijos. Quiz¨¢s porque no se le da la importancia que tienen esos ratos de diversi¨®n en los que no solo se pasa un buen rato. Silvia ?lava, directora del ¨¢rea infantil del centro de psicolog¨ªa ?lava Reyes y autora de Queremos hijos felices lo describe as¨ª: ¡°El juego es un buen modo de favorecer el v¨ªnculo, mejora la comunicaci¨®n y la autoestima de los ni?os. Porque se trata de un tiempo en el que tanto padres como hijos dejan los problemas y las preocupaciones fuera de ese espacio. Se est¨¢ a jugar. Eso es muy importante. Si al tiempo uno piensa en el mail que se tiene que mandar o en las lentejas que faltan por cocinar, no vale¡±. Pepe Pedraz, especialista en aprendizaje basado en juegos, lo resume as¨ª de bien: ¡°Es sencillo. Al final todo se reduce a estar o no estar¡±. Vamos, que est¨¢ muy bien jugar con los peques, siempre que el tiempo que se les dedica sea de calidad y no se comparta con otras actividades, ni laborales ni dom¨¦sticas ni sociales.
La felicidad y el refuerzo del v¨ªnculo no son lo ¨²nico que se ve favorecido por los ratos de juego conjunto. El otro gran beneficio es el aprendizaje. Los peque?os, para empezar, y no es ninguna tonter¨ªa, aprenden a divertirse. De paso, desarrollan habilidades sociales. Pedraz: ¡°Desde desarrollar una tolerancia sana a la frustraci¨®n, hasta mejorar su capacidad de comunicaci¨®n, empat¨ªa, respeto, capacidad de an¨¢lisis, reflexi¨®n, desarrollo de estrategias m¨²ltiples, mejora de la concentraci¨®n¡¡±. Todo esto lo hacen de manera sencilla y natural, como explica ?lava: ¡°Eligiendo a qu¨¦ jugar (cada vez elije uno y as¨ª se aprende a ceder); siguiendo las normas (si no, no querr¨¢n jugar contigo); aprendiendo a perder (por eso no es bueno dejarles ganar siempre: en la vida a veces se gana y a veces se pierde)¡¡±. De paso aprenden valores como la convivencia, el respeto, la gratitud y se favorece la atenci¨®n.
Atenci¨®n: los padres y las madres tambi¨¦n aprenden. Y mucho. Sobre todo a conocer a sus hijos: ¡°?Qu¨¦ gustos tienen?; ?qu¨¦ tipo de juegos son sus preferidos?; ?les cuesta relacionarse con otros ni?os?; ?prefieren juegos de agilidad y manipulaci¨®n o de estrategia y competici¨®n?¡±, enumera Pedraz. Y contin¨²a: ¡°El concepto de juego libre y el hecho de jugar siempre nos acompa?a y nos permite observar a los jugadores dentro de un entorno seguro (lo que se conoce como ¡®el c¨ªrculo m¨¢gico¡¯)¡±. Eso s¨ª, la premisa para que se establezca esta magia es que ¡°el juego sea voluntario. Y en los ni?os, adem¨¢s, espont¨¢neo. Se puede inducir y proponer por parte de los padres y madres, pero lo que no se puede dictaminar unilateralmente¡±.
No es buena idea, por tanto, que se establezca la obligaci¨®n de jugar un d¨ªa a la semana o en un momento concreto. Aunque s¨ª, una vez exista la rutina se puede llegar a una decisi¨®n conjunta para jugar, por ejemplo, los s¨¢bados tarde. ¡°Pero esto ya son acuerdos entre adultos y ni?os, para afianzar o dar mayor vistosidad a algo que debe (o deber¨ªa) trabajarse todos los d¨ªas¡±. Silvia ?lava incide en la idea de tratar de jugar a diario, a ser posible. Aunque sea solo un ratito. ¡°Aunque hay que ser realista (no es planteable jugar todos los d¨ªas al Monopoli o al parch¨ªs, que llevan bastante tiempo), es conveniente dedicarles 10 minutos de juego con una intensidad emocional muy alta¡±. Para hacerles cosquillas apenas se requiere m¨¢s tiempo.
Ya tenemos claro que jugar revierte en la felicidad y la armon¨ªa de todos los miembros de la familia y que hay que fomentarlo pero no obligar a ello. Ahora solo falta saber elegir el juego. Aqu¨ª aparece un posible elemento de separaci¨®n generacional. Es posible que los peque?os prefieran el juego digital. La doctora Elena Hoicka, profesora de Psicolog¨ªa en Educaci¨®n en la Universidad de Bristol, y una de las autoras del estudio de Lego, dice: ¡°Aunque muchos padres sienten que la preferencia de sus hijos por el juego digital se interpone en actividades m¨¢s tradicionales que consideran mejores, la verdad es que ninguna tiene que ser mutuamente excluyente. A diferencia de las generaciones anteriores, los ni?os de hoy ven el mundo digital y el mundo real como parte de un gran espacio de juego interconectado. Para aprovechar al m¨¢ximo su tiempo jugando juntos, los padres tambi¨¦n deben adoptar esta mentalidad¡±.
Esta idea no choca con la de Pepe Pedraz, para quien el problema no est¨¢ en el juego ni en el entorno on line, sino ¡°en la falta de acompa?amiento y conocimiento por nuestra parte como tutores. En nuestra mano como padres est¨¢ el conocer y acompa?ar a nuestros hijos con cada juego, en explorar qu¨¦ tipo de comunidad se crea alrededor del mismo y oye, tambi¨¦n existe la posibilidad de participar activamente¡±. Si aun as¨ª no es la idea que m¨¢s seduce a los padres, siempre pueden recurrir a los juegos de mesa. Pedraz se declara fan: ¡°Desde los cl¨¢sicos hasta los modernos, son fant¨¢sticos para compartir tiempo de calidad con nuestros seres queridos de manera presencial. Existen multitud de blogs y espacios de divulgaci¨®n que ense?an de una manera clara y n¨ªtida cientos de ellos¡±. Solo hay que pensar que elegir el juego es ya parte del mismo.
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