Helia Bravo Hollis, la reina de los cactus
La primera bi¨®loga mexicana, conocida por sus alumnos como ¡°maestra Bravo¡±, dedic¨® gran parte de su vida al conocimiento y divulgaci¨®n de la variedad flor¨ªstica de las cact¨¢ceas
Del amor por la naturaleza, gracias a los paseos de ni?a con sus padres los domingos al atardecer, a convertirse en la referencia de la Biolog¨ªa mexicana con el apoyo de buenos maestros que supieron cultivar sus cualidades. As¨ª de mete¨®rica fue la carrera cient¨ªfica de Helia Bravo Hollis, una mujer a la que el estudio de los cactus le proporcion¨® toda la serenidad y pragmatismo necesarios para su trabajo investigador. Y es que se necesita mucha pasi¨®n y amor para dedicarse a esta variedad inh¨®spita, agreste, que crece en secarrales y desiertos y que destaca m¨¢s por sus afiladas espinas que por su belleza de formas.
A nadie hasta entonces se le hab¨ªa ocurrido recorrer palmo a palmo sierras, monta?as y desiertos en busca de todas las variedades de cact¨¢ceas para clasificarlas, nombrarlas y explicarlas para la posteridad. Solo con una paciencia y una dedicaci¨®n extremas era posible un trabajo tan vasto, que la naturaleza le devolvi¨® en forma una lucidez extraordinaria hasta fallecer cuatro d¨ªas antes de cumplir 100 a?os.
A la doctora Helia Bravo Hollis, ¡°maestra Bravo¡± como la conoc¨ªan sus alumnos y a ella le gustaba que la llamaran, nunca le molest¨® ni le preocup¨® ser pionera en una disciplina y en un momento hist¨®rico convulso en la historia mexicana, aunque siempre tuvo una gran preocupaci¨®n por las desigualdades sociales y la situaci¨®n de su pa¨ªs. Su trabajo se define con la palabra vocaci¨®n como demuestran estas palabras suyas, llenas tambi¨¦n de humildad: ¡°Hice mi trabajo con sentido de responsabilidad ante la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico (UNAM), con amor, con pasi¨®n, con coraje; no fue un trabajo con sueldo, fue una grata investigaci¨®n. A pesar de todo, creo que mi trabajo dej¨® mucho que desear, pues el conocimiento de las cact¨¢ceas no est¨¢ acabado, siempre se est¨¢ haciendo¡±.
El reconocimiento, m¨¢s all¨¢ de t¨ªtulos, premios y legado incalculable de su obra est¨¢ en las numerosas especies y subespecies bautizadas con su nombre en su honor, por ejemplo ¡®Heliabravoa chende¡¯, ¡®Airocarpus bravoanus¡¯, ¡®Opuntia bravoanus¡¯, ¡®Opuntia heliabravoana¡¯ y ¡®Opuntia heliae¡¯, entre otras¡
Helia Bravo Hollis naci¨® el 30 de septiembre de 1901, en Villa de Mixoac, actual Ciudad de M¨¦xico. Los paseos dominicales por la naturaleza con sus padres, al atardecer, despertaron en ella ese amor por lo que rodeaba a su localidad natal. Destac¨® en sus estudios de Primera y lo hizo de tal forma que el propio presidente de M¨¦xico, Porfirio D¨ªaz, le hizo llegar un reconocimiento firmado por sus extraordinarias calificaciones.
La situaci¨®n pol¨ªtica de M¨¦xico estuvo, sin embargo, a punto de trastocar la brillante proyecci¨®n de Helia en el conocido como ¡®decenio tr¨¢gico¡¯, ya que en 1914, su padre, fiel ¡®maderista¡¯, fue fusilado tras el asesinato de Francisco Madero un a?o antes. A pesar de todo, la peque?a estudiante termin¨® la Educaci¨®n B¨¢sica y en 1919 comenz¨® el Bachillerato. En la Escuela Nacional Preparatoria tuvo como maestro, entre otros, a Isaac Ochoterena, quien le transmiti¨® el amor por la biolog¨ªa. En este momento, y a pesar de tener clara su dedici¨®n a los seres vivos a trav¨¦s de la Biolog¨ªa, tuvo que empezar a estudiar Medicina, ya que a¨²n no exist¨ªa esa carrera en la Universidad. Sin embargo, Biolog¨ªa comenz¨® sus clases un a?o despu¨¦s en la Escuela de Altos Estudios y Helia Bravo pidi¨® el cambio.
La joven cient¨ªfica public¨® su primer trabajo en la ¡®Revista Mexicana de Biolog¨ªa¡¯ en 1921. La influencia del profesor Ochoterena fue tal, tanto en ella como en sus compa?eros, que no solo les inculc¨® el amor por la biolog¨ªa, sino que adem¨¢s lo hizo por el gusto por la cultura. De hecho, la primera asignatura del profesor Ochoterena inclu¨ªa una actividad que era observar la vida de los protozoarios en un caldo de cultivo a base de paja, y Helia se convirti¨® en una experta en protozoos hasta el punto de publicar ocho obras entre 1921 y 1929 sobre este apartado.
En 1927 Helia Bravo Hollis se convirti¨® en la primera bi¨®loga titulada de M¨¦xico y, cuando en 1929 la Universidad alcanz¨® su autonom¨ªa y Ochoterena fue nombrado encargado del futuro Instituto de Biolog¨ªa, Helia fue la elegida para formar el herbario y tambi¨¦n le encargaron el estudio de las cact¨¢ceas, una de las familias de plantas m¨¢s identificativas de M¨¦xico: cactus, chollas, nopales,¡ y as¨ª m¨¢s de 700 especies que en su mayor¨ªa no existen en ning¨²n otro lugar.
Helia Bravo Hollis comenz¨® as¨ª una etapa de viajes para recabar informaci¨®n, recolectar muestras y fotografiar diferentes tipos de cact¨¢ceas que culmin¨® en 1931 cuando se gradu¨® como Maestra en Ciencias Biol¨®gicas en la Facultad de Filosof¨ªa y Letras de la UNAM con la tesis titulada ¡®Contribuci¨®n al conocimiento de las cact¨¢ceas de Tehuac¨¢n¡¯. A partir de este momento su carrera investigadora result¨® imparable, enfocada a la sistematizaci¨®n de plantas y enfocada en los cactus mexicanos. En 1937 public¨® su libro ¡®Las cact¨¢ceas de M¨¦xico¡¯, que la situ¨® a la vanguardia de ese campo investigador en todo el mundo.
En oto?o de 1951 se fund¨® la Sociedad Mexicana de Cactolog¨ªa con Helia Bravo Hollis como presidenta y con el doctor Meyr¨¢n como editor de la revista ¡®Cact¨¢ceas y Suculentas Mexicanas¡¯, que public¨® su primer n¨²mero en junio de 1955. Sus miembros realizan un intenso trabajo de campo y con todo el material recogido contribuyeron a la fundaci¨®n del que en la actualidad es el Jard¨ªn Bot¨¢nico de la Universidad Nacional Aut¨®noma Mexicana (UNAM). A lo largo de la d¨¦cada de 1960 la doctora Bravo dirigi¨® los jardines con pasi¨®n y fue muy respetada, hasta el punto de que incluso se dice que pag¨® a los trabajadores de su propio bolsillo cuando una huelga los dej¨® sin salario.
A los 90 a?os, con un gran disgusto como ella mismo expres¨®, y en plena lucidez, se jubila: ¡°Me retiran de trabajar en el Instituto de Biolog¨ªa a los 90 a?os, impedida por una dolorosa artritis que me impide caminar¡±.
En total, la doctora Helia Bravo Hollis public¨® casi 170 art¨ªculos, dos libros, describi¨® 60 clasificaciones cient¨ªficas y realiz¨® 59 revisiones de nomenclatura. Recibi¨® numerosos premios y reconocimientos, incluidos el Cactus d¡¯Or de la Organizaci¨®n Internacional de Suculentas, un doctorado honoris causa y un Premio Investigador Em¨¦rito en la UNAM. Sus trabajos recibieron la aclamaci¨®n mundial de colegas bi¨®logos y bot¨¢nicos y en la actualidad seis especies y una subespecie de cactus llevan su nombre.
Asimismo, el Jard¨ªn del Desierto, dentro del Jard¨ªn Bot¨¢nico de la UNAM, lleva su nombre, al igual que un jard¨ªn bot¨¢nico y una colecci¨®n de cactus en Zapotitl¨¢n de las Salinas, en el estado de Puebla. En el a?o 2000 tambi¨¦n se cre¨® una Reserva de la Biosfera en Metztitl¨¢n, en gran parte gracias al trabajo investigador que realiz¨® en esa zona.
En los ¨²ltimos a?os de su vida se dedic¨® a la pintura, y lo hizo reflejar paisajes que recordaba de la infancia ¡°para que ustedes, ya en otro siglo, conozcan c¨®mo fue nuestra preciosa ciudad¡±, aseguraba.
Falleci¨® el 26 de septiembre de 2001, en medio de los preparativos de lo que iba a ser, cuatro d¨ªas despu¨¦s, la celebraci¨®n de su centenario y destacando siempre su lucidez. Su m¨¦rito, adem¨¢s de ser pionera en la Bot¨¢nica mexicana y en el estudio y clasificaci¨®n de los cactus, se extiende a otros campos de la Biolog¨ªa a nivel mundial, ya que tambi¨¦n destacan sus investigaciones en campos de la protozoolog¨ªa, la flora acu¨¢tica, la flora y la vegetaci¨®n de zonas tropicales y ¨¢ridas.
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