Blaise Bellville, el brit¨¢nico que lleva la m¨²sica electr¨®nica a tu casa
Con solo 25 a?os, Blaise Bellville tuvo una idea: colocar una webcam para retransmitir en directo sesiones de m¨²sica electr¨®nica. Su experimento, Boiler Room, es ahora un fen¨®meno global que genera millones de visualizaciones en todo el mundo.
LAS OFICINAS de Boiler Room, en el barrio londinense de Shoreditch, podr¨ªan pasar por las de una startup tecnol¨®gica: las bicis se agolpan en la entrada y los jovenc¨ªsimos empleados se re¨²nen en la terraza o en torno a una mesa de billar. Sin embargo, all¨ª no se crean???ni se trabaja con c¨®digo; all¨ª se organizan fiestas.
Lo que comenz¨® como un divertimento, con un grupo de personas que se reun¨ªa para bailar m¨²sica electr¨®nica, se ha convertido en una plataforma online que retransmite m¨²sica en directo en cualquier punto del planeta. Desde Ciudad del Cabo a Los ?ngeles, de Tokio a Lagos, pasando por Valencia, ciudad que ha acogido recientemente la gira Boiler Room x Ballantine¡¯s True Music. Tambi¨¦n, en un negocio que no para de crecer y que atrae a marcas de todo tipo, deseosas de llegar a un p¨²blico joven y cosmopolita.
Si no fuese por sus casi dos metros de altura y su aire desgarbado, Blaise Bellville, de 33 a?os, no destacar¨ªa entre los m¨¢s de setenta trabajadores de la empresa, pero este londinense es el culpable de que la marca Boiler Room sea venerada dentro de la comunidad electr¨®nica global. De familia con ra¨ªces nobiliarias, a los 18 a?os Bellville se embarc¨® en distintos proyectos relacionados con la m¨²sica. Organiz¨® conciertos para menores de edad, ejerci¨® de DJ y fund¨® la revista online Platform.
Un d¨ªa de 2010, investigando un almac¨¦n abandonado que pretend¨ªa convertir en estudio de grabaci¨®n, descubri¨® una boiler room, una sala de calderas. El lugar le pareci¨® fascinante y decidi¨® organizar all¨ª fiestas de m¨²sica electr¨®nica con sus amigos. Como divertimento, coloc¨® una webcam para retransmitirlo todo a trav¨¦s de Internet. Sin saberlo, hab¨ªa dado con lo que estaba buscando.
¡°Boiler Room empez¨® como un experimento, como un hobby¡±, recuerda mientras estira sus interminables piernas sentado en un sill¨®n de su oficina. ¡°Todos los que particip¨¢bamos ten¨ªamos otros trabajos, pero pronto vimos que generaba una respuesta extraordinaria en todo el mundo¡±.
Seis meses despu¨¦s de comenzar sus retransmisiones decidieron celebrar una de sus sesiones en Berl¨ªn, meca la escena electr¨®nica europea. ¡°Era un lugar muy peque?o, pero se presentaron mil personas¡±. Estaba claro que aquello ya no era un pasatiempo, aunque nadie supiese muy bien qu¨¦ era exactamente. ¡°No ten¨ªamos un modelo que seguir¡±, admite. ¡°No somos una emisora de radio, ni un canal de TV, ni una revista, as¨ª que tuvimos que ir invent¨¢ndonos la manera de actuar sobre la marcha¡±.
La simplicidad de la propuesta de Boiler Room, una simple c¨¢mara que muestra un plano fijo, sin artificios, pas¨® de simple necesidad a se?a de identidad. ¡°No hay producci¨®n, no hay guion, ni edici¨®n¡ Lo que ves es gente real en clubs, al mismo nivel que los artistas¡±, resume Bellville. Para solventar el tedio de ver tan solo a un DJ durante casi una hora decidieron mostrar el p¨²blico a su alrededor, convirtiendo a los asistentes en parte del espect¨¢culo.
Y funcion¨®: el atractivo de sus v¨ªdeos reside en buena parte en nuestra condici¨®n intr¨ªnseca de voyeurs. ¡°Boiler Room es como mirar a trav¨¦s de una cerradura, sientes que podr¨ªas formar parte de ese lugar, de mezclarte con esa gente, aunque est¨¦n en Montreal o Sao Paulo¡±.
Ocho a?os despu¨¦s de su primera emisi¨®n, Boiler Room contin¨²a creciendo. Ha retransmitido m¨¢s de 4.000 directos en 150 ciudades, y su canal de YouTube cuenta reproducciones por millones. Entre sesi¨®n y sesi¨®n, tambi¨¦n han ampliado su foco, produciendo documentales y organizando conferencias y charlas.
¡°En los ¨²ltimos diez a?os la m¨²sica electr¨®nica se ha convertido en un fen¨®meno global, y Boiler Room es la marca que representa este fen¨®meno¡±, asegura su fundador. ¡°Ahora, un chico que crece en mitad de la nada puede tener las mismas referencias que uno que vive en Londres". Porque su criatura es, en definitiva, hija de su tiempo. Como resumen el propio Belleville, ¡°despu¨¦s de Internet, el paisaje de la creaci¨®n musical ha cambiado para siempre¡±. Tambi¨¦n, podr¨ªa a?adir, la manera de disfrutarla.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.