Una explosi¨®n da?¨® las naves donde se custodian las colecciones del Museo Nacional de Ciencias Naturales
El director de la instituci¨®n reclama una sede m¨¢s amplia para albergar los fondos que hoy se guardan en un pol¨ªgono industrial
La explosi¨®n en una planta industrial de residuos peligrosos en un pol¨ªgono de la localidad madrile?a de Arganda del Rey, el 4 de mayo de 2017, da?¨® las naves vecinas en las que se custodian buena parte de los fondos del Museo Nacional de Ciencias Naturales, seg¨²n explica el director de la entidad, Santiago Merino, en una entrevista con este diario. La onda expansiva revent¨® varias ventanas de los almacenes, situados a 750 metros en l¨ªnea recta, y los cristales ca¨ªdos en su interior rompieron vitrinas vac¨ªas de exposiciones anteriores. El incidente, que no se hab¨ªa dado a conocer hasta ahora, pone sobre la mesa las condiciones en las que se encuentran las colecciones de la instituci¨®n, un mes despu¨¦s de que un incendio redujera a cenizas el Museo Nacional de Brasil, con m¨¢s de 20 millones de piezas, entre ellas el esqueleto m¨¢s antiguo hallado en Am¨¦rica.
El Museo Nacional de Ciencias Naturales cuenta con unos 10 millones de piezas, desde el esqueleto de un diplodocus a una selecci¨®n de meteoritos ca¨ªdos en Espa?a, pero solo exhibe al p¨²blico un 2% en los apenas 4.000 metros cuadrados dedicados a exposici¨®n en su sede en Madrid. El 60% de las colecciones de aves y mam¨ªferos, por ejemplo, se almacena en las naves de Arganda del Rey, situadas en el kil¨®metro 24 de la antigua carretera Madrid-Valencia. Entre estas piezas ocultas se encuentran espectaculares ejemplares naturalizados hace un siglo por los hermanos Jos¨¦ Mar¨ªa y Luis Benedito, autores de obras maestras de la taxidermia.
El incendio y las posteriores explosiones registradas en la empresa Requimsa hirieron a 35 personas, tres de ellas de gravedad. Ninguna colecci¨®n cient¨ªfica result¨® da?ada. Hace 11 a?os, un reportaje publicado en El Pa¨ªs Semanal, titulado ¡°El museo de los horrores¡±, provoc¨® la reforma de las naves de la instituci¨®n en Arganda del Rey, al mostrar las condiciones en las que se apilaban las piezas. ¡°El esqueleto de un jabal¨ª de 1768 sale del retrete y se abre paso entre cientos de gigantescos huesos de ballenas apilados en desorden en los lavabos¡±, relat¨® el periodista Javier Rico.
El director del museo cree que el monumental palacio que ocupa el Ministerio de Agricultura ser¨ªa "una ubicaci¨®n perfecta"
¡°La situaci¨®n ha cambiado radicalmente, quiz¨¢s en parte gracias a ese reportaje. Las condiciones en Arganda no son las mejores, no son las id¨®neas para tener un almac¨¦n de un museo nacional, sin ninguna duda, pero se han mejorado much¨ªsimo¡±, se?ala Merino, en el cargo desde 2013. ¡°El problema m¨¢s grave y acuciante [de las colecciones del Museo Nacional de Ciencias Naturales] es la falta de espacio y asignaci¨®n econ¨®mica, conserv¨¢ndose la gran mayor¨ªa de los ejemplares en unos almacenes en Arganda del Rey que no re¨²nen las condiciones medioambientales id¨®neas para su salvaguarda, por lo que siguen deterior¨¢ndose a pesar de haber sido restaurados. Actualmente varios de estos ejemplares requieren operaciones de recuperaci¨®n¡±, alert¨® en 2016 la restauradora Rita Gil Macarr¨®n en una tesis doctoral dedicada a los protocolos de conservaci¨®n de las colecciones de aves y mam¨ªferos del museo.
El director de la instituci¨®n urge a las autoridades a ampliar su sede con una construcci¨®n anexa o a trasladarla a un edificio m¨¢s grande, como el monumental palacio que ocupa actualmente el Ministerio de Agricultura, situado en la glorieta de Atocha, al lado del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sof¨ªa. ¡°Tendr¨ªamos juntos el Museo Nacional de Ciencias Naturales, el Real Observatorio, el Jard¨ªn Bot¨¢nico y el Museo Nacional de Antropolog¨ªa. Y en el eje muse¨ªstico de Madrid. Para nosotros ser¨ªa una ubicaci¨®n perfecta¡±, sostiene Merino. En sus or¨ªgenes, en 1885, el palacio del Ministerio de Agricultura iba a ser la Facultad de Ciencias de Madrid.
El edificio del Museo del Prado fue dise?ado en 1785 por orden del rey Carlos III para albergar el Real Gabinete de Historia Natural, que se fund¨® en 1771 y por entonces compart¨ªa sede con la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en la c¨¦ntrica calle Alcal¨¢ de Madrid. Finalmente, el espacio se dedic¨® a la pintura y a la escultura. En 1895, las colecciones de historia natural fueron transportadas desde la calle Alcal¨¢ a los s¨®tanos de la actual Biblioteca Nacional. Los majestuosos ejemplares naturalizados del museo desfilaron por las calles madrile?as pese a las quejas de eminencias cient¨ªficas como Santiago Ram¨®n y Cajal. En 1910, la instituci¨®n fue trasladada a su actual sede en el Palacio de las Artes y la Industria de Madrid, cerca de los Nuevos Ministerios y lejos del eje muse¨ªstico de la capital.
"Es bastante lamentable que un museo que ser¨ªa el orgullo de muchas grandes capitales europeas est¨¦ en una situaci¨®n como esta", lamenta Santiago Merino
El museo comparte sede desde hace m¨¢s de un siglo con la Escuela de Ingenieros Industriales, que ocupa dos tercios del edificio y divide las exposiciones en dos. ¡°Para nosotros es una desgracia, porque si alguien viene a visitar el museo tiene que entrar en un ala, ver las salas, salir a la calle, rodear el edificio y volver a entrar por el otro extremo. No se puede visitar todo el museo sin salir a la calle. Es bastante lamentable que un museo tan antiguo y con tanta solera como este, que ser¨ªa el orgullo de muchas grandes capitales europeas, est¨¦ en una situaci¨®n como esta, arrinconado en dos extremos de un edificio y con falta de espacio¡±, argumenta el director. La instituci¨®n recibe unos 300.000 visitantes al a?o, seg¨²n sus cifras.
¡°En invierno los visitantes tienen que hacer colas en la calle, porque la entrada es muy peque?ita y casi no puede albergar gente. Eso es un desastre. Tampoco tenemos sitio para una cafeter¨ªa. El edificio se nos ha quedado peque?o desde hace tiempo, incluso para albergar colecciones¡±, lamenta Merino. ¡°Somos un museo muy visitado por escolares, con lo cual tenemos un papel bastante importante a nivel social, de generar nuevas vocaciones, de explicar la ciencia a los ciudadanos. Yo creo que no hay excusas para que el museo no tenga una sede propia y en condiciones¡±, zanja el director.
El 25 de junio, pocas semanas despu¨¦s de llegar al cargo, el ministro de Ciencia, Pedro Duque, visit¨® el Museo Nacional de Ciencias Naturales. Santiago Merino le mostr¨® una maqueta del proyecto para construir un edificio anexo para las colecciones. ¡°El Ministerio de Ciencia tiene muchas cosas a las que atender pero, si tienes un museo que podr¨ªa ser uno de los grandes museos europeos en ciencias naturales, creo que deber¨ªas prestarle m¨¢s atenci¨®n. No deber¨ªa ser tan dif¨ªcil encontrar una soluci¨®n¡±, afirma el director.
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