Refugiados bajo la alfombra de Europa

El desv¨ªo de la crisis migratoria desde el Mediterr¨¢neo oriental al central y el Estrecho ha confinado a decenas de miles de refugiados en un limbo de olvido y desamparo en el sureste de Europa. De las islas del Egeo a Bosnia, en Chipre, Serbia o la frontera turco-b¨²lgara, el cansancio informativo tras un trienio de intensos flujos migratorios ha obrado una suerte de incuria, acrecentada por la impotencia, cuando no negligencia, de los respectivos Gobiernos al gestionar el destino de estos "condenados de la guerra", por parafrasear la definici¨®n de Frantz Fanon, el ide¨®logo de tantas revoluciones en potencia. Refugiados que huyen de conflictos b¨¦licos, o de una miseria impert¨¦rrita, se hacinan en 'hotspots' de Lesbos o almacenes abandonados en la frontera de Bosnia y Croacia al albur de la suerte; ocultos como mugre bajo la alfombra de Europa.

Decir que sobreviven ser¨ªa un exceso. Porque tambi¨¦n mueren ahogados en la frontera greco-turca del r¨ªo Evros, el paso clandestino que ha sustituido la traves¨ªa del Egeo; en peleas por la tensi¨®n generada por la sobrepoblaci¨®n en campamentos como el de Malakasa (Grecia), donde hace d¨ªas muri¨® un refugiado sirio y ocho resultaron heridos. A veces, rendidos, se cuelgan de un poste en Moria, el centro de Lesbos s¨ªmbolo del oprobio del acuerdo UE-Turqu¨ªa, que subcontrat¨® la miseria a Ankara. En las tiendas de lona levantadas en Bihac y Velika Kladusa, entre Bosnia y Croacia, afrontan la brutalidad policial a uno y otro lado de la frontera.

Una huelga del personal de Moria para denunciar las s¨®rdidas condiciones del centro, con tres veces m¨¢s internos que plazas y "riesgo de epidemias, muertes, suicidios o motines", ha devuelto a la actualidad este drama olvidado. El Gobierno griego ha acelerado el traslado de migrantes a otros centros del continente para aliviar la presi¨®n, pero la medida no deja de ser un parche en un sistema de vasos comunicantes, como el que funciona en la ribera meridional de Europa: al cerrarse el grifo de salidas por el Egeo, se disparan los cruces a Italia, luego a Espa?a, y 'da capo'.

En una coyuntura de repliegue identitario y ruindades fronterizas, con reflejos racistas como los del Gobierno italiano o el grupo de Visegrado, cabe ir pregunt¨¢ndose por la factura pol¨ªtica de esta inopia. En Grecia, por ejemplo, donde las pr¨®ximas elecciones determinar¨¢n cu¨¢nto r¨¦dito sacan los neonazis del confinamiento de decenas de miles de migrantes en el pa¨ªs. En Bosnia, donde el fen¨®meno migratorio es una cu?a en el delicado equilibrio del Estado. O ante la cita europea de mayo, frente al riesgo de una deriva xen¨®foba flagrante, a cara de perro, de la Euroc¨¢mara. Porque ante los refugiados no caben soluciones de externalizaci¨®n: ya est¨¢n entre nosotros, aun invisibles a los ojos de Europa.