Asalto ultra a la Euroc¨¢mara
Hoy, los ultraderechistas solo tienen 35 de los 750 esca?os del Parlamento Europeo. En mayo, la sorpresa puede ser muy desagradable
Est¨¢ claro a estas alturas que uno de los sustos del pr¨®ximo curso ser¨¢ la irrupci¨®n a gran escala del neofascismo en la Euroc¨¢mara tras las elecciones europeas de mayo. Y que la xenofobia es el alimento que engorda a ese monstruo por casi toda Europa. Avanza el peligro mientras se desmorona el principal muro de contenci¨®n, el de Emmanuel Macron y sus escasos aliados. Pese a ello, los mandatarios de la UE aceleran la deriva con su incapacidad para aplicar una pol¨ªtica migratoria com¨²n.
Agosto ha confirmado esa tendencia con las exitosas concentraciones de ultraderechistas en Alemania. La primera potencia de la UE se ha convertido en el gran laboratorio de esa trampa en la que ha ca¨ªdo Europa. Debilitada por la acogida de un mill¨®n de migrantes en 2015, Merkel prefiere ahora eludir el problema y no enfrentarse ni a la ascendente ultraderecha ni a sus aliados m¨¢s conservadores de la CSU, empezando por su ministro del Interior, Horst Seehofer.
El embrollo solo puede agravarse con la cercan¨ªa de las elecciones de octubre en Baviera, el feudo del radical ministro, y del pr¨®ximo a?o en Sajonia, el foco de la actual revuelta xen¨®foba.
En paralelo, los l¨ªderes de la antiEuropa tejen su alianza, como acaban de hacerlo en Mil¨¢n el col¨¦rico Matteo Salvini y el intransigente primer ministro h¨²ngaro, Viktor Orb¨¢n, para quien el italiano es ¡°un h¨¦roe compa?ero de ruta¡±.
No han saltado las alarmas por ese contubernio. Al contrario, solo han reaccionado los potenciales socios del eje antiextranjero para saludar una iniciativa en la que conf¨ªa la neofascista Marine Le Pen para recuperar fuerzas gracias al ¡°partido hermano¡± de Salvini, la Liga.
Y mientras los xen¨®fobos nacionalistas se rearman, el desgaste de Macron se acelera en casa, donde su ministro estrella de Transici¨®n Ecol¨®gica le acaba de dar una pu?alada con su traicionera dimisi¨®n, y en el exterior, donde apenas suma apoyos m¨¢s all¨¢ de valiosos gestos como el de Espa?a con el Aquarius.
La pasividad, cuando no desidia, de los mandatarios ante el drama que se avecina no tiene explicaci¨®n. Merkel y Macron est¨¢n obligados a reaccionar con los socios que quieran sumarse. No puede revertirse la tendencia cuando, con su ausencia de acuerdos hasta para repartirse unas decenas de migrantes en un barco, los l¨ªderes estigmatizan a quienes huyen de la guerra y la miseria, y contribuyen as¨ª a que m¨¢s y m¨¢s ciudadanos europeos den la espalda a los extranjeros.
No es casual que en Holanda no se escuche protesta alguna ante el rechazo masivo de solicitudes de asilo a refugiados sirios, que tienen derecho a protecci¨®n en Europa. O que el Partido Popular Europeo (PPE) no se plantee expulsar de sus filas a la formaci¨®n de Orb¨¢n (Fidesz).
Hoy, los ultraderechistas solo tienen 35 de los 750 esca?os del Parlamento Europeo. En mayo, la sorpresa puede ser muy desagradable. Y quiz¨¢s sea demasiado tarde.
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