Un laboratorio para transformar la basura espacial
El artista holand¨¦s Daan Roosegaarde presenta su proyecto de convertir en productos sostenibles los restos de sat¨¦lites y cohetes en ¨®rbita alrededor de la Tierra
Hay una escena en la pel¨ªcula Gravity (2013), de Alfonso Cuar¨®n, que describe el problema de la basura espacial, formada en su mayor¨ªa por restos de cohetes y sat¨¦lites viejos que orbitan alrededor de la Tierra. En la cinta, la destrucci¨®n de uno de estos veh¨ªculos inservible, por parte de Rusia, provoca una reacci¨®n en cadena y una nube de desechos golpea el transbordador espacial Explorer. All¨ª viajan los protagonistas, interpretados por los actores Sandra Bullock y George Clooney. Es ciencia ficci¨®n, pero tiene una base real: en estos momentos, hay 8.100 toneladas de objetos en la ¨®rbita terrestre que pueden entorpecer nuestras comunicaciones. Y nadie sabe bien qu¨¦ hacer con ellos. El artista holand¨¦s Daan Roosegaarde ha abierto un Laboratorio de Basura Espacial para buscar, con apoyo de la Agencia Espacial Europea (ESA) y asesor¨ªa de la NASA, la forma de convertirla en productos sostenibles.
El estreno mundial del Laboratorio tuvo lugar ayer por la noche en Almere, la capital de Flevoland, la provincia m¨¢s joven de Holanda, creada a partir de 1975 en el centro del pa¨ªs sobre un p¨®lder, el terreno ganado al mar. Roosegaarde estudi¨® arte y arquitectura, y eligi¨® la mejor m¨²sica para mostrar su proyecto: los primeros compases del poema sinf¨®nico As¨ª habl¨® Zaratustra, del compositor alem¨¢n Richard Strauss, incluidos en la pel¨ªcula 2001: Una odisea del espacio (1968) del director estadounidense Stanley Kubrick. Despu¨¦s, cuando cay¨® la noche, ilumin¨® el cielo con haces de luz LED de alta densidad, que se?alaban la basura espacial situada a una altitud entre 200 y 20.000 kil¨®metros. Parec¨ªa una instalaci¨®n al aire libre, pero las verticales de color verde segu¨ªan en tiempo real la chatarra que flota alrededor de la Tierra. Los ingenieros de ESA se hab¨ªan encargado de que los c¨¢lculos encajaran para localizarla y se?alarla a su paso por la ciudad.
El espect¨¢culo era hermoso y sorprendente, y Franco Ongaro, director de Tecnolog¨ªa e Ingenier¨ªa de ESA/ESTEC, el Centro Europeo de Investigaci¨®n y Tecnolog¨ªa Espacial, hizo una comparaci¨®n. ¡°Es como si el mar estuviera lleno de barcos que nunca regresan a puerto. Al final, la navegaci¨®n mundial quedar¨ªa paralizada. De no limpiarla, la basura espacial puede acabar taponando las ¨®rbitas necesarias para lanzar nuevos sat¨¦lites. Hay unos 4.700 en el espacio, de los cuales funcionan cerca de 1.800. Sin olvidar los escombros que caen a la Tierra, y los meteoritos naturales¡±, dijo, poco despu¨¦s de admirar el trabajo conjunto realizado por sus expertos y el artista holand¨¦s. ESA cifra en 29.000 los objetos de 10 cent¨ªmetros. Hay 750.000 entre 1 y 10 cent¨ªmetros, y 166 millones entre 1 mil¨ªmetro y 1 cent¨ªmetro.
ESTEC tiene su sede en la ciudad de Noordwijk, al oeste del pa¨ªs, y es el primer proveedor mundial de datos de los sat¨¦lites que miden el cambio clim¨¢tico. ¡°Se puede imaginar lo preocupados que estamos. Queremos una Tierra limpia, pero necesitamos tambi¨¦n un espacio limpio. Los desechos de cohetes y sat¨¦lites flotantes son un problema global, que puede crear el denominado S¨ªndrome de Kessler". Se trata de una hip¨®tesis propuesta por el astrof¨ªsico de la NASA Donald J. Kessler. Calcul¨® que el volumen de basura espacial en ¨®rbita alrededor de la Tierra ser¨¢ tan alto, que puede haber un efecto en cascada con choques frecuentes que generar¨ªan a¨²n m¨¢s residuos, y con ellos mayor riesgo de nuevos impactos. ¡°El reto es doble: arrastrar y destruir las basuras actuales, a ser posible como los meteoritos, que se pulverizan al entrar en contacto con la atm¨®sfera, y construir nuevos sat¨¦lites con materiales distintos al titanio, que no se destruye as¨ª¡±.
Hay 8.100 toneladas de objetos en la ¨®rbita terrestre que pueden entorpecer nuestras comunicaciones
Ongaro se mostr¨® encantado de la colaboraci¨®n con Roosegaarde, ¡°porque en el arte hay ideas que no se nos ocurren a nosotros, y se llega a mucha m¨¢s gente¡±. ?Se podr¨ªa elaborar una Convenci¨®n internacional sobre sat¨¦lites y cohetes que los regulara? ¡°Hay un Tratado del Mar, y un Reglamento de Radiocomunicaciones, que coordina las bandas de frecuencia. En ESA trabajamos ya en este campo, y Naciones Unidas empieza a moverse en el aspecto legal. Pero necesitamos pactos mundiales, como ocurre con el clima¡±, apunta. Daan Roosegaarde, entretanto, ha abierto el Laboratorio de Basura Espacial a expertos de ESA y NASA, miles de estudiantes de Ciencias y el gran p¨²blico, ¡°porque dise?ar sat¨¦lites con materiales que, para entendernos, podr¨ªamos llamar naturales, llevar¨¢ tiempo¡±. ¡°Que pasen los controles de seguridad costar¨¢ a?os, as¨ª que debemos innovar. Quiero hacer algo, no ser solo un consumidor. Por eso nos fijamos en las posibilidades de estos desechos. Tal vez se puedan usar para construir casas en 3D en la Luna¡±.
No es tan aventurado como puede parecer. Hay otro visionario que ha conseguido hacer realidad sus planes. Es Boyan Slat, el emprendedor holand¨¦s empe?ado en limpiar la Sopa de Pl¨¢stico, el basurero flotante del Pac¨ªfico Norte. Su barrera de 600 metros, para que los vientos y las corrientes lleven all¨ª los residuos, se despleg¨® el pasado 8 de septiembre en la bah¨ªa de San Francisco. Dise?ada por The Ocean Cleanup, estaba en periodo de pruebas, porque su objetivo es atrapar casi 70.000 kilos de pl¨¢stico durante el primer a?o de uso. ¡°Es tecnolog¨ªa, dise?o e imaginaci¨®n. Y creo que as¨ª empieza la innovaci¨®n. Necesitamos la aportaci¨®n de todos¡±, asegura Roosegaarde. El Laboratorio de Basura Espacial presentar¨¢ sus conclusiones el 19 de enero de 2019 en un simposio.
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