Frankenstein y los fideos
Mary Shelley, influida por las corrientes cient¨ªficas de la ¨¦poca, ide¨® al monstruo
Hubo una vez un club de caballeros en Birminghan que se reun¨ªan cuando el almanaque anunciaba plenilunio. De esta manera, cada uno de sus miembros pod¨ªa hacer el viaje de vuelta a trav¨¦s de los caminos iluminados por la luz de la luna.
Por tal circunstancia se hac¨ªan llamar la Sociedad Lunar y entre sus fundadores destacaba Erasmus Darwin (1731-1802), abuelo de Charles Darwin y hombre de lo m¨¢s curioso por ser hijo de su tiempo, es decir, de la Ilustraci¨®n y del sentido social de la ciencia llevado a cabo por la Revoluci¨®n Industrial.
M¨¦dico, naturalista, fisi¨®logo y poeta, Erasmus Darwin escribi¨® tratados cient¨ªficos que tuvieron mucha repercusi¨®n, tal y como nos muestra?Mary W. Shelley en el prefacio a su obra Frankenstein, donde la escritora nos cuenta el motivo que dio lugar a su narraci¨®n. El relato de Frankenstein surgi¨® de una conversaci¨®n casual, entre Lord Byron y Percy Bysshe Shelley -marido de Mary W. Shelley- donde ella, seg¨²n sus propias palabras, asisti¨® de ¡°oyente fervorosa y casi muda¡±y donde se habl¨® de los experimentos del doctor Darwin ¡°quien tuvo un fideo en una caja de cristal hasta que por alg¨²n medio empez¨® a moverse debido a un impulso voluntario¡±.
El fideo al que hace alusi¨®n?Mary W. Shelley en el prefacio a su obra, no es un fideo sino un microorganismo denominado vorticella y que Shelley confundi¨® con la pasta vermicelli, que en italiano significa algo as¨ª como ¡°peque?os gusanos¡±. La vorticella o animal de la rueda, se encuentra en el agua de lluvia y seg¨²n Erasmus Darwin podr¨ªa revivir en un medio acuoso tras haber pasado tiempo en la m¨¢s absoluta sequedad. Al ser llevado de nuevo al agua -y en poco menos de media hora- el microorganismo asume la forma de un gusano vivo.
Tal confusi¨®n de Mary W. Shelley llevar¨ªa a Mel Brooks a introducir la agudeza de un di¨¢logo en su pel¨ªcula El jovencito Frankenstein, haciendo referencia al equ¨ªvoco cuando un estudiante pregunta al Doctor Frederick Frankenstein -interpretado por Gene Wilder- si es cierto que Darwin preserv¨® un trozo de vermicelli en una urna de cristal, a lo que el doctor le responde ¡°?Est¨¢ usted hablando del gusano o del spaguetti?¡±.
Siguiendo con el prefacio y despu¨¦s de hacer alusi¨®n al fideo, Mary W. Shelley menciona tambi¨¦n el galvanismo como inspiraci¨®n para su obra por ser la teor¨ªa del m¨¦dico italiano Luigi Galvani-contempor¨¢neo de Erasmus Darwin- la que explica que se puede reanimar un cad¨¢ver a partir de la electricidad. Seg¨²n Galvani, la electricidad estimulaba los m¨²sculos por la existencia de una electricidad animal. Para ello, Galvani experiment¨® con una rana muerta, aplicando corriente el¨¦ctrica a la m¨¦dula espinal del cad¨¢ver, llegando la rana a saltar igual que si estuviera viva.
Sin ir m¨¢s lejos, el f¨ªsico italiano y sobrino de Galvani, de nombre Giovanni Aldini, viajar¨ªa por Europa realizando espect¨¢culos ambulantes. Su espect¨¢culo m¨¢s nombrado tuvo lugar el 17 de enero de 1803 en Londres, en el Royal College of Surgeons donde el cad¨¢ver de George Forster, ahorcado por el asesinato de su esposa y su hijo, fue ¡°resucitado¡± por unos momentos cuando Aldini aplic¨®, en la boca y oreja del cad¨¢ver, los polos de una bater¨ªa con placas de cobre y zinc. Fue entonces cuando la mand¨ªbula de Forster empez¨® a casta?etear y uno de los ojos se le abri¨®.
En los experimentos de Aldini se inspirar¨ªa el m¨¦dico escoc¨¦s Andrew Ure quien, en 1818, hizo su demostraci¨®n en Glasgow con un cad¨¢ver al que le aplic¨® corriente el¨¦ctrica en la frente y en el tal¨®n, hasta que surgieron muecas en la cara del muerto que, dicho sea de paso, provocaron pavor entre los asistentes. Con todo, aquellos movimientos no dejaban de ser impulsos involuntarios.
El galvanismo tuvo mucho predicamento a principios del siglo XIX, cuando?la pareja formada por Percy Bysshe y Mary W. Shelley lleg¨® de visita a Suiza para juntarse con Lord Byron y Polidori durante un verano, el de 1816, que resulto lluvioso. Obligados por el recogimiento se pusieron a inventar historias de terror. La historia m¨¢s exitosa, sin duda, fue la creada por Mary w. Shelley, dando origen a uno de los relatos fant¨¢sticos m¨¢s universales de la literatura y donde Shelley combina fantas¨ªa y ciencia a partes iguales.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
El a?o sin verano
La erupci¨®n volc¨¢nica del Tambora, en la isla indonesia de Sumbawa, fue lo que desencaden¨® la disminuci¨®n de la temperatura mundial que asolar¨ªa el verano de 1816. Bien mirado, si no llega a ser por este suceso, el relato de Frankenstein no hubiera existido.
Porque cuando la pareja formada por Percy y Mary W. Shelley viajaron a Suiza, lo ¨²ltimo que pod¨ªan imaginar es que terminar¨ªan recluidos debido a las inclemencias de un verano h¨²medo y riguroso. Para matar el rato, se pusieron a idear historias de fantasmas con un siniestro prop¨®sito: que la presencia del terror recorriera sus cuerpos.
Mary W. Shelley contaba con diecinueve a?os de edad cuando dio a luz a su creaci¨®n, un monstruo armado con distintas partes de diferentes cad¨¢veres y que, seg¨²n cuenta ella en la introducci¨®n a la obra, vino a visitar su almohada la noche de un verano que nunca existi¨®.
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