Una ginec¨®loga contra la prueba de los dos dedos
Tamana Asey asesora a abogados, fiscales, m¨¦dicos y familias en Afganist¨¢n sobre la injusticia e inutilidad del test de la virginidad, que a¨²n se practica en 20 pa¨ªses y que muchas mujeres definen como "tortura"
Desnudarte de cintura para abajo frente a un mont¨®n de desconocidos, que te hurguen en la entrepierna y con solo tres palabras decidan tu destino. En Afganist¨¢n muchas mujeres siguen teniendo que pasar por la humillante prueba de la virginidad. En muchos casos cuando a¨²n son ni?as. En una sala atestada de m¨¦dicos, enfermeras y matronas, varios doctores analizan la forma y el tama?o de su himen y en base a la morfolog¨ªa, los profesionales dictaminar¨¢n si ha mantenido relaciones sexuales o no. Unos minutos eternos en los que ellos dan su opini¨®n y debaten frente a una muchacha medio desnuda. Si deciden que no es virgen, la chica est¨¢ condenada al ostracismo, el rechazo de su esposo o futuro marido, el estigma social e incluso la c¨¢rcel, si es sospechosa de adulterio.
La ginec¨®loga y obstetra Tamana Asey (Kabul, 1992) fue testigo de algunas de estas pruebas hasta que se hart¨®. "He visto a un m¨¦dico decir: 'Nunca he visto esta forma, as¨ª que no puede ser virgen'. Ella lloraba desconsolada mientras la madre gritaba nerviosa que c¨®mo era posible, que ni siquiera hab¨ªa dejado a su hija salir de casa para ir a la escuela". Asey combate con ciencia esta pr¨¢ctica, que se sigue permitiendo en muchas zonas de Afganist¨¢n y en otros pa¨ªses.
"Primero realizamos un estudio que demostr¨® que el 90% de los casos analizados de mujeres en la c¨¢rcel lo estaban por un delito de honor relacionado con esta prueba, y despu¨¦s elaboramos una gu¨ªa pr¨¢ctica sobre por qu¨¦ es inv¨¢lida m¨¦dicamente". Con estas armas, asesora a abogados, jueces, fiscales, l¨ªderes de la comunidad, familias y activistas para conseguir erradicar esta especie de prueba del pa?uelo de una vez por todas.
Hace solo unos meses se logr¨® que estas pruebas solo est¨¦n permitidas legalmente con una orden judicial, pero la realidad es que en muchas zonas rurales se sigue realizando sin ella. Afganist¨¢n sigue siendo uno de los pa¨ªses con la tasa de matrimonio infantil m¨¢s altas, el 35% de las ni?as se casan antes de los 18 a?os, seg¨²n los ¨²ltimos datos de Unicef y casi una d¨¦cima parte de las adolescentes afganas (de 15 a 19 a?os) dan a luz cada a?o como consecuencia del matrimonio prematuro y la falta de acceso a informaci¨®n y servicios de salud reproductiva.
Asey pertenece a la asociaci¨®n Physicians for Human Rights (M¨¦dicos por los Derechos Humanos), una agrupaci¨®n mundial de profesionales sanitarios fundada en Boston en 1986, y a la Organizaci¨®n de Ciencias Forenses de su pa¨ªs. "Nuestro objetivo es que esta pr¨¢ctica, que no tiene ninguna base cient¨ªfica, legal ni humanitaria, desaparezca", asevera la especialista que ha participado en el encuentro de j¨®venes l¨ªderes mundiales One Young World, celebrado en La Haya (Holanda) a mediados de octubre.
La OMS ya exigi¨® el fin de esta pr¨¢ctica hace cuatro a?os y el pasado 17 de octubre varias agencias de la ONU (Mujeres, de nuevo la OMS y la de Derechos Humanos) reclamaron la prohibici¨®n de estos ex¨¢menes por completo. Seg¨²n un comunicado hecho p¨²blico en el ¨²ltimo Congreso Mundial de Ginecolog¨ªa y Obstetricia celebrado en R¨ªo de Janeiro: ¡°Dado que estos procedimientos son innecesarios y potencialmente da?inos, no es ¨¦tico que los m¨¦dicos u otros profesionales de salud los realicen. Nunca debe llevarse a cabo". Las agencias de la ONU han constatado que esta pr¨¢ctica se sigue realizando en 20 pa¨ªses.
Normalmente es el esposo o la suegra los que solicitan la prueba, especialmente si la chica no sangra en la noche de bodas
"Hay una segunda parte, si durante el matrimonio el esposo la acusa de adulterio, los m¨¦dicos comprobar¨¢n si en su vagina hay semen o no. No realizan pruebas gen¨¦ticas al semen para comprobar si es del marido o no, basta con que ¨¦l sostenga que no es suyo para condenarla", explica la ginec¨®loga. Una mujer se enfrenta a entre cinco y 15 a?os de prisi¨®n por cr¨ªmenes de honor. "Normalmente, es el esposo o la suegra los que solicitan la prueba, especialmente si la chica no sangra en la noche de bodas. A veces, la madre de la ni?a la lleva antes de la boda al ginec¨®logo para comprobar que todo est¨¦ bien", apunta.
En 2017, dos investigadores de la universidad de Minessota y de la OMS publicaron el mayor estudio hasta la fecha sobre la utilidad de esta prueba, tambi¨¦n conocida como "la de los dos dedos". Esta fue su conclusi¨®n: "A pesar de la falta de evidencia de utilidad m¨¦dica y los da?os potenciales, los profesionales de la salud en m¨²ltiples entornos contin¨²an practicando pruebas de virginidad, incluso al evaluar la agresi¨®n sexual. Los especialistas deben estar mejor informados y deben actualizarse para reflejar el conocimiento m¨¦dico actual. Los pa¨ªses deber¨ªan revisar sus pol¨ªticas y avanzar hacia una prohibici¨®n de las pruebas de virginidad".
35 m¨¦dicos forenses independientes provenientes de 18 pa¨ªses firmaron una declaraci¨®n in¨¦dita en 2015 en la que afirmaron que estos ex¨¢menes "son intr¨ªnsecamente discriminatorios y, en casi todos los casos, cuando se realizan por la fuerza, dan como resultado un dolor y sufrimiento f¨ªsico y mental significativo, lo que constituye un trato cruel, inhumano y degradante y una tortura".
Cualquier activista sabe a lo que se enfrenta por luchar por los derechos humanos en Afganist¨¢n: "Cualquier ambiente inseguro es una amenaza para un activista, nosotros tratamos un tema especialmente delicado, as¨ª que claro que sentimos miedo, pero seguiremos con ello".
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