Andaluc¨ªa: 40 a?os esperando a Godot
El PP deber¨ªa dejar de preguntarse ?por qu¨¦ no hay alternancia? y cambiar a ?por qu¨¦ no somos capaces de la alternancia?
La alternancia es un s¨ªntoma de salud democr¨¢tica. Aceptemos el axioma b¨¢sico. Claro que la alternancia tiene un requisito: para que un partido pierda el poder, otro debe ganar las elecciones. Y esta semana se ha vuelto a constatar que el PP se empe?a en fracasar. Una vez m¨¢s afrontan la campa?a con ruido bien aprovechado por los socialistas para airear el desprecio supremacista de la derecha. Aunque Tejerina no buscase una caricatura ofensiva, pec¨® de miop¨ªa o biso?ez, porque llueve sobre mojado. El PP ha incurrido ya en muchos casos ¡ªAguirre, Mato, Oreja, Aparicio, S¨¢nchez Camacho¡¡ª y siempre atacando el nivel cultural, la educaci¨®n o el habla. Hay un evidente supremacismo arraigado ah¨ª. La caricatura era Ana Mato hablando de ni?os analfabetos dando clase en el suelo. Una y otra vez lo ponen f¨¢cil, y tanto m¨¢s si su portacoz Garc¨ªa Egea se suma al debate proclamando que Andaluc¨ªa gasta m¨¢s en putas que en escuelas. Esa barrabasada es combustible de primera para la maquinaria de propaganda de Su Susan¨ªsima.
Contra la hip¨®tesis de no ganar en Andaluc¨ªa por incapacidad, el PP culpa al clientelismo. Es un debate interesante. ?Hay clientelismo en Andaluc¨ªa? Sin duda, mucho. En realidad, en todas las autonom¨ªas, pues son administraciones de gasto. Los presupuestos han abonado clientelarmente el pujolismo, el fraguismo o el esplendor del chavismo, cuyos esc¨¢ndalos se juzgan ahora, como tantos otros ismos. Eso explica que haya alternancia en Moncloa en una de cada tres elecciones, pero en las auton¨®micas cae del 10%. Castilla y Le¨®n, chez Tejerina, lleva m¨¢s de tres d¨¦cadas ininterrumpidamente gobernada por el PP. ?Ah¨ª no hay que denunciar falta de alternancia? No se lo oir¨¢n ni al PP ni a sus palmeros. En realidad, salvo Arag¨®n y Cantabria, y tambi¨¦n Baleares o Navarra, la falta de alternancia es la norma. En Euskadi solo una vez ha dejado de gobernar el PNV; y lo mismo los convergentes en Catalu?a, aunque por dos legislaturas. En Madrid, una sola vez y ya van para XXV A?os de Paz con el PP. En Valencia permaneci¨® 20 a?os incluso con el cenagal. Al menos en 13 comunidades ha habido dominios de dos d¨¦cadas. Andaluc¨ªa no es un hito excepcional; s¨®lo m¨¢s excepcional.
El PP reclama la alternancia como si fuera un derecho, y por tanto como si el PSOE usurpara el poder. Esa es una tentaci¨®n peligrosa por contraproducente: nutre precisamente el imaginario que ya les hace perder. Cuando lleg¨® el PSOE, Andaluc¨ªa era, como titulaba Burgos, el tercer mundo. La gente no se compara con el norte, porque saben de d¨®nde vienen, sobre todo en el interior m¨¢s agraviado hist¨®ricamente por la desigualdad. De ah¨ª la paradoja de la satisfacci¨®n: ser ¨²ltimos en las estad¨ªsticas no les impide valorar el cambio. El PP nunca ha logrado romper eso. Desde luego Juanma Moreno ha trabajado mejor que nunca, de ah¨ª su desolaci¨®n con el ruido. Pero en todo caso el PP deber¨ªa dejar de preguntarse ?por qu¨¦ no hay alternancia? y cambiar a ?por qu¨¦ no somos capaces de traer la alternancia? Llevamos d¨¦cadas esper¨¢ndolos como quien espera a Godot.
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