As¨ª nace una nueva generaci¨®n de feministas
Un grupo de adolescentes latinoamericanas cuenta por qu¨¦ comenzaron en la lucha por la igualdad de g¨¦nero


¡°Yo no sab¨ªa que era feminista¡±. Esta respuesta se repite una y otra vez entre varias j¨®venes latinoamericanas que luchan por la igualdad de derechos de hombres y mujeres. Al llegar a la adolescencia se dieron cuenta de que las trataban de manera distinta por ser chicas y comenzaron a protestar y movilizarse para cambiar la situaci¨®n. Lo hac¨ªan sin una etiqueta, pero ahora se han dado cuenta de que eso por lo que trabajan se llama feminismo. Y est¨¢n encantadas.
Son una veintena de menores de 20 a?os que, convocadas por Unicef, se reunieron a principios de octubre en Antigua Guatemala con otras lideresas veteranas en un encuentro intergeneracional que abord¨® los problemas de igualdad en Am¨¦rica Latina. All¨ª han descubierto que eso de que no les dejen jugar al f¨²tbol con chicos, que las acosen por la calle o que tengan que abandonar los estudios por quedarse embarazadas es algo que ni solamente sucede en sus comunidades ni en su generaci¨®n. Es algo que ocurre en todo el mundo y por lo que mujeres 10, 20, 40 a?os mayores, llevan d¨¦cadas trabajando.
As¨ª ven el desaf¨ªo feminista y as¨ª comenzaron en el movimiento cinco de estas chicas.
Evelyn Poveda, 15 a?os (Costa Rica)
Esta costarricense de Alhajuela comenz¨® a sentirse discriminada por ser mujer, como muchas de sus compa?eras, por el deporte. ¡°A m¨ª me gusta patinar, el skate, pero todos me dec¨ªan que eso era cosa de hombres, que yo deb¨ªa andar en bicicleta porque soy ni?a¡±, explica. Lleva toda la adolescencia oyendo que no es femenina, que se comporta como un var¨®n. ¡°Yo no me considero menos mujer porque digan que no soy femenina¡±, reclama.
Locuaz y sin un gramo de timidez, un 11 de abril, el d¨ªa de su pa¨ªs, dio un discurso que se hizo viral. A partir de ah¨ª la invitaron a participar en la campa?a He for she y a entrar en el movimiento feminista sin siquiera saber muy bien qu¨¦ quer¨ªa decir eso. Su mentalidad no siempre encaja en su entorno, pero afirma orgullosa que ha conseguido cambiar ideas a su alrededor, tanto de hombres como de mujeres porque, en sus palabras, ¡°ellas tambi¨¦n son machistas a veces¡±.
Roxana Mamani Quispe, 16 a?os
Boliviana de El Alto, durante toda su vida escuch¨® en su familia y en su comunidad un discurso machista que se neg¨® a interiorizar. ¡°Asumen que una mujer sin un hombre no puede sobrevivir, pero yo estoy estudiando para eso, para no depender de nadie¡±. Tiene las ideas claras: primero quiere graduarse en magisterio para conseguir trabajo de profesora y contar con un sustento y, a partir de ah¨ª, su intenci¨®n es seguir estudiando psicolog¨ªa o derecho, carreras que considera les ser¨¢n ¨²tiles para continuar con su activismo. De momento, ya consigue que su familia, tradicional y humilde, abra la mente y entienda de qu¨¦ habla: ¡°Al principio me dec¨ªan que con estas ideas mi marido me iba a botar. Pues para eso yo no me caso¡±.
En el encuentro con otras mujeres se ha dado cuenta de que el cambio est¨¢ ah¨ª, pero que ¡°todav¨ªa falta¡±. ¡°Es sorprendente ver a tantas mujeres de mente abierta, que no quieren ser sometidas. En El Alto es dif¨ªcil encontrar esta mentalidad, las chicas piensan en estudiar y casarse. Pero vamos a cambiar eso¡±, asegura.
Mar¨ªa Camila Vanegas Ram¨ªrez, 15 a?os (Colombia)
Mar¨ªa Camila mam¨® el feminismo de su madre. Cuenta que en su casa, como en la mayor¨ªa de los hogares en el municipio de P¨¢ez, en el interior del Cauca (Colombia), la idiosincrasia era muy machista. Pero su madre ¡°abri¨® los ojos¡± con una publicidad en Internet sobre empoderamiento de las mujeres en el hogar. ¡°Ella empez¨® a leer y a cambiar las cosas y a m¨ª se me peg¨®¡±, dice.
Empez¨® a tomar parte en la vida comunitaria en la mesa de participaci¨®n de ni?as, ni?os y adolescentes de su ciudad. Para ella el feminismo es continuar con esa idea de pelear por lo que es justo. En particular, reclama los derechos de los ind¨ªgenas, especialmente las mujeres, que son las olvidadas entre las olvidadas.
Gilda Paulina Menchu Tzun, 18 a?os (Guatemala)
Igual que no sab¨ªa bien qu¨¦ era el feminismo, tampoco conoc¨ªa el concepto de abuso sexual. Esta joven guatemalteca los sufri¨® a partir de los 10 a?os. Por medio de la escuela se concienci¨® de que ella no era culpable de eso y que ten¨ªa que denunciarlo sin el miedo al qu¨¦ dir¨¢n. ¡°Haciendo aflorar estos casos nos podemos entender con otras chicas que han sufrido lo mismo¡±, explica. Su lucha es por los derechos sexuales y reclama espacios amigables con la adolescencia donde las chicas que han pasado por lo mismo que ella puedan acudir sin miedo. ¡°Soy la voz de aquellas que han muerto y jam¨¢s lo intentaron¡±, proclama.
Ana Rosa Cardenas Mozombite, 16 a?os (Per¨²)
¡°Yo no sab¨ªa qu¨¦ hac¨ªa a una persona feminista, no conoc¨ªa el concepto hasta que entr¨¦ en la asociaci¨®n Flora Trist¨¢n¡±, explica esta joven peruana. A su alrededor no paraba de ver casos de chicas que se quedaban embarazadas a edad temprana y dejaban por ello los estudios, y as¨ª empez¨® a fomentar la informaci¨®n sobre salud sexual y reproductiva. A partir de ah¨ª vio nuevos problemas: ¡°En Per¨² vivimos gran ola de violencia, feminicidios, ni?as de meses violadas por sus padres, chicas de 10 a?os embarazadas por sus abuelos, vivimos vulneradas por acoso callejero. A m¨ª me pasa todos los d¨ªas. Me hablan al o¨ªdo, me dicen mamacita rica, pasan roz¨¢ndote por el autob¨²s. Tenemos una ley contra el acoso callejero, pero es complicado abordarlo, se trata de una estructura cultural¡±.
En el encuentro intergeneracional ha conocido la realidad de otros pa¨ªses y ha concluido que aunque es bueno que el feminismo est¨¦ en la calle, ¡°hay que meter a las mujeres en la pol¨ªtica¡±. Ella est¨¢ dispuesta a hacerlo: ¡°De una u otra forma te tienes que implicar¡±.
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