Bolsonaro no es la soluci¨®n

Ma?ana se celebra en Brasil la segunda ronda de unas elecciones presidenciales en las que el ultraderechista Jair Bolsonaro parte como claro favorito. Con una rotunda victoria del 46% de los sufragios en la primera vuelta, Bolsonaro aventaj¨® en 17 puntos a su principal rival, Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT), y todo parece indicar que el pa¨ªs m¨¢s grande de Latinoam¨¦rica puede convertir en presidente a un candidato que no ha dudado en mostrar un claro desprecio por las reglas del juego democr¨¢tico. El que puede convertirse en el trigesimoctavo presidente del pa¨ªs ha colocado a sus conciudadanos frente a una decisi¨®n radical: mantener el sistema democr¨¢tico o decantarse de facto por una alternativa autoritaria. Esta es, de hecho, la caracter¨ªstica fundamental de la contienda electoral, una convocatoria ante la que no caben posiciones intermedias frente al riesgo cierto de iniciar un retroceso democr¨¢tico. La separaci¨®n de poderes y los derechos y libertades de los ciudadanos son componentes imprescindibles de la democracia y el Estado de derecho, y resulta parad¨®jico que el voto pueda ponerlos en riesgo optando por un programa pol¨ªtico como el presentado por Bolsonaro.

A lo largo del ¨²ltimo mes, este exmilitar nost¨¢lgico de la dictadura no solo se ha dedicado a demonizar peligrosamente a sus adversarios pol¨ªticos tild¨¢ndoles de ¡°delincuentes rojos¡±, prometiendo que ¡°van a ser barridos del pa¨ªs¡± y amenaz¨¢ndolos con ¡°la c¨¢rcel y el exilio¡±. Bolsonaro no ha dudado en promover un discurso de odio contra mujeres y minor¨ªas, las cuales constituyen la mitad de la poblaci¨®n, reabriendo una brecha de corte racial en un pa¨ªs con uno de los ¨ªndices de violencia m¨¢s altos de la regi¨®n, un problema que ha llamado a combatir con m¨¢s violencia: ¡°Si un bandido tiene una pistola, nosotros tenemos que tener un fusil¡±, se?al¨® en una de sus intervenciones de campa?a. Todo ello convierte al candidato independiente en un verdadero peligro de incalculables consecuencias para la regi¨®n. La elecci¨®n de un candidato que expresa abiertamente su desprecio por los m¨ªnimos c¨¢nones de calidad democr¨¢tica compromete seriamente el presente y el futuro de una de las econom¨ªas emergentes m¨¢s relevantes del planeta y de un pa¨ªs que parec¨ªa llamado a desempe?ar un papel protagonista en el siglo XXI.

Resulta comprensible que una parte del pueblo brasile?o quiera mostrar su hartazgo ante la corrupci¨®n, y que la ciudadan¨ªa sienta y exprese su leg¨ªtima ansiedad tras sufrir una lacerante crisis econ¨®mica que ha gestionado p¨¦simamente el PT, incrementado de nuevo los ¨ªndices de desigualdad. Pero Bolsonaro no es la soluci¨®n. Si la corrupci¨®n, el deterioro institucional y una clase media empobrecida representan los problemas estructurales que atraviesan al gigante latinoamericano, la concentraci¨®n de poder en manos de un militar autoritario en un pa¨ªs ya de por s¨ª debilitado institucionalmente solo ayudar¨ªa a precipitar la salida de Brasil de los esquemas democr¨¢ticos para convertirlo, muy probablemente, en una dictadura electoral. El leg¨ªtimo impulso por purgar un sistema y castigar a sus ¨¦lites extractivas no puede implicar la elecci¨®n de un candidato que pone en entredicho la supervivencia misma de la democracia.