El efecto Coolidge
La aparici¨®n de nuevos individuos receptivos incrementa la disposici¨®n al apareamiento en los mam¨ªferos
Por incre¨ªble que parezca, un pelot¨®n de soldados marchando al paso pod¨ªa llegar a provocar el derrumbamiento de un puente, si la estructura del mismo vibraba con una frecuencia tal que cada golpe de pies pod¨ªa aumentar ligeramente la amplitud de la oscilaci¨®n hasta, por un efecto acumulativo, provocar la fragmentaci¨®n en alg¨²n punto, lo cual justificaba la ordenanza militar mencionada la semana pasada. Actualmente, las estructuras de acero, los nuevos materiales y los sistemas de amortiguaci¨®n hacen pr¨¢cticamente imposible tal efecto (aunque sea un puente de Calatrava); pero lo que no es imposible, y de hecho sucede a veces, es que se produzcan vibraciones indeseadas, capaces de dificultar la marcha de los viandantes.
Nuestra comentarista habitual Lorem Ipsum mencion¨® el caso del puente Milenium de Londres, que hubo que cerrar al p¨²blico el mismo d¨ªa de su inauguraci¨®n por el efecto de ¡°vibraci¨®n lateral sincronizada¡± que se produc¨ªa al cruzarlo una multitud (ver comentario 3 de la semana pasada). Al adaptar su paso a las vibraciones del puente, quienes lo cruzaban acababan sincronizando su marcha y aumentando el efecto hasta hacer dif¨ªcil mantener el equilibrio, por lo que hubo que reforzar considerablemente el sistema de amortiguaci¨®n de la estructura antes de reabrir el puente al p¨²blico.
Cuando la oferta estimula la demanda
En las ¨²ltimas semanas hemos hablado del efecto Venturi, el efecto Magnus, el efecto Doppler y el efecto de resonancia (del que habr¨¢ que volver a hablar en su acepci¨®n qu¨ªmica). Hay muchos m¨¢s ¡°efectos¡± interesantes, y su n¨²mero se ampl¨ªa considerablemente si no nos limitamos al campo de la f¨ªsica. Y uno de los m¨¢s curiosos, al menos por lo que respecta al origen de su nombre, es el efecto Coolidge.
En todas las especies de mam¨ªferos (incluidos los humanos), los machos, y tambi¨¦n las hembras, aunque en menor medida, muestran una mayor disposici¨®n al apareamiento ante la presencia de nuevos individuos receptivos. Este fen¨®meno se conoce como ¡°efecto Coolidge¡± en honor de Calvin Coolidge, trig¨¦simo presidente de Estados Unidos, que en los a?os veinte del siglo pasado protagoniz¨® una divertida an¨¦cdota en relaci¨®n con el efecto que nos ocupa.
Carlo Frabetti?es escritor y matem¨¢tico, miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York. Ha publicado m¨¢s de 50 obras de divulgaci¨®n cient¨ªfica para adultos, ni?os y j¨®venes, entre ellos?Maldita f¨ªsica,?Malditas matem¨¢ticas?o?El gran juego. Fue guionista de?La bola de cristal
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