Ausencias y presencias de Am¨¦rica Latina
Los perfiles pol¨ªticos del mexicano Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador y del brasile?o Jair Bolsonaro presentan parad¨®jicas similitudes y evidentes contradicciones que auguran un futuro plagado de sobresaltos
En este mes de noviembre van a tener lugar en Am¨¦rica Latina dos importantes reuniones internacionales sin la presencia de los nuevos presidentes de las dos econom¨ªas m¨¢s poderosas de la zona: Brasil y M¨¦xico. Me refiero a la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno a celebrar en Antigua (Guatemala) y al encuentro de los pa¨ªses del G-20 cuyo pa¨ªs anfitri¨®n ser¨¢ Argentina. La ausencia en ambos casos de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador (AMLO), que tomar¨¢ posesi¨®n el 1 de diciembre, y de Jair Bolsonaro, que ha de hacerlo el primero de enero, debilita las expectativas respecto a los beneficios que puedan tener ambos encuentros para esta zona del mundo, en la que est¨¢n depositados amplios intereses de las empresas espa?olas. En la actualidad, Espa?a es el segundo pa¨ªs en inversi¨®n directa en los mercados brasile?o y mexicano, y las cuentas de las principales empresas del Ibex, singularmente las financieras y las de energ¨ªa, dependen en gran medida de lo que suceda al otro lado del Atl¨¢ntico.
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Los perfiles pol¨ªticos de L¨®pez Obrador y Bolsonaro presentan parad¨®jicas similitudes y evidentes contradicciones que auguran un futuro plagado de sobresaltos. Tildados ambos de populistas, han obtenido una mayor¨ªa arrolladora de votos en su elecci¨®n. Los dos basaron sus campa?as en las promesas de una lucha sin cuartel contra la corrupci¨®n, end¨¦mica en sus respectivos pa¨ªses, aunque no peor que la que padecen los vecinos. Sin embargo, mientras el pr¨®ximo presidente mexicano goza de mayor¨ªa absoluta en el Parlamento, con lo que acumula un poder de decisi¨®n inimaginable en M¨¦xico desde los d¨ªas de la dictadura de Plutarco El¨ªas Calles, el fan¨¢tico ultraderechista que ha de hacerse cargo del pa¨ªs de la samba tendr¨¢ que enfrentarse a un congreso fragmentado, habituado a la compraventa de votos entre diputados, a fin de lograr coaliciones que den estabilidad al gobierno de turno.
Ambos dirigentes han buscado el apoyo de las clases medias, cuyo poder adquisitivo result¨® erosionado por la crisis, pero mientras AMLO apelaba a los desheredados y excluidos, enfrent¨¢ndose a los grandes empresarios que conspiraron activa y abiertamente contra ¨¦l, el presidente brasile?o parece comportarse como un empleado de los grandes fondos de inversi¨®n, ¨¢vidos de acudir al programa de privatizaciones que el ultraliberal futuro ministro de Finanzas, Paulo Guedes, ha prometido. De modo que, al tiempo que este declara enf¨¢tico que la socialdemocracia conduce a la ruina, e incluso pone en duda su propio car¨¢cter democr¨¢tico, los aliados m¨¢s moderados de L¨®pez Obrador esperan y desean que su programa, satanizado por algunos como de extrema izquierda, pueda en efecto inscribirse en las pol¨ªticas socialdemocr¨¢ticas que contribuyeron a la prosperidad y la paz de la Europa de posguerra.
Existen por lo dem¨¢s preocupantes similitudes entre ambos procesos. No son las menores la presencia relevante del poder del ej¨¦rcito y su utilizaci¨®n en la lucha contra el crimen organizado; tambi¨¦n un cierto sentimiento aislacionista en la pol¨ªtica exterior y una fundamental dependencia de las econom¨ªas de los dos pa¨ªses respecto al tipo de cambio, cuya eventual evoluci¨®n a la baja les har¨ªa extremadamente vulnerables frente a las decisiones de los mercados. Esos son los verdaderos poderes f¨¢cticos detr¨¢s del espejo, aunque en el caso de Brasil hay varios militares delante de ¨¦l, y habr¨ªa que a?adir adem¨¢s la influencia de los evangelistas, financiada en gran medida por sus hermanos de Estados Unidos.
La Cumbre Iberoamericana y la del G-20 ver¨¢n debilitadas sus expectativas por la ausencia de ambos presidentes
La nominaci¨®n como ministro de Justicia del juez Moro, directo responsable del enjuiciamiento y prisi¨®n de Lula da Silva, lo que le impidi¨® concurrir a los comicios, a?ade adem¨¢s argumentos a quienes denuncian que el actual relato brasile?o comenz¨® con una especie de golpe de Estado blando a partir del impeachment contra Dilma Rousseff. Las irregularidades contables por las que fue expulsada del Gobierno no constitu¨ªan delito y son frecuentes en los cierres presupuestarios de muchos pa¨ªses. Las perspectivas de que acabara su mandato, culminando diecis¨¦is a?os ininterrumpidos de poder del PT, y diera paso a una elecci¨®n en la que nuevamente aparec¨ªa como favorito Lula, encresp¨® los ¨¢nimos de la burgues¨ªa paulista y las fuerzas conservadoras. El expresidente hoy encarcelado hab¨ªa logrado no obstante incorporar a las clases consumidoras cerca de treinta millones de ciudadanos, mejor¨® el comportamiento econ¨®mico del pa¨ªs, y fue un freno a la expansi¨®n ideol¨®gica propiciada por Ch¨¢vez desde Venezuela. Aun con apoyos diferentes y guardando sus considerables distancias pol¨ªticas y personales, el Brasil de Lula continu¨® la senda de desarrollo y modernizaci¨®n iniciada por Fernando Henrique Cardoso, que inclu¨ªa una creciente apertura al exterior en un pa¨ªs acostumbrado como pocos a mirarse al ombligo y cuyos poderes econ¨®micos se han enriquecido secularmente mediante pr¨¢cticas proteccionistas y olig¨¢rquicas. Dilma fracas¨® en su etapa final, dejando una situaci¨®n social herida por el desempleo y aterrada por la inseguridad ciudadana, lo que ha propiciado el odio electoral contra el PT pero tambi¨¦n la casi desaparici¨®n del partido moderadamente progresista de Cardoso. Ahora, las descalificaciones de la socialdemocracia por parte de Guedes, sus declaraciones contra el Mercosur por las que ha tenido que disculparse inmediatamente despu¨¦s de pronunciarlas, y la admiraci¨®n que profesa por las pol¨ªticas ejecutadas en Chile bajo el patrocinio de Pinochet, son indicadores fiables del retroceso democr¨¢tico que amenaza al Brasil. Un retroceso consentido e incluso amparado por los agentes econ¨®micos internacionales mientras la pol¨ªtica financiera no se aparte de la ortodoxia ultraliberal. La lucha contra la desigualdad ha perdido prestigio entre los capitalistas, lo mismo que la defensa de los derechos humanos por parte de los Gobiernos occidentales tiene su l¨ªmite en la geopol¨ªtica.
Espa?a es considerada por China y otras potencias un puente natural hacia Am¨¦rica Latina de lo que recela EE?UU
L¨®pez Obrador parece querer orientarse por la filosof¨ªa de Lula que empuj¨® los cambios en Brasil, a comenzar por su programa de hambre cero. Sus repetidos intentos de tranquilizar al empresariado y a los inversores extranjeros muestran la espectacular bandera del nombramiento de Alfonso Romo como jefe de gabinete, al frente de la econom¨ªa. Romo es persona apreciada en los mercados internacionales y cuenta con excelentes relaciones con financieros y responsables econ¨®micos de todo el mundo. Tendr¨¢ que luchar no obstante contra los frecuentes tics demag¨®gicos del l¨ªder, el ¨²ltimo de los cuales ha sido la convocatoria de una consulta para decidir el cambio del nuevo aeropuerto de Ciudad de M¨¦xico por voluntad popular. El resultado llevar¨¢ a paralizar las obras en curso desde hace a?os, en las que est¨¢n presentes importantes empresas espa?olas. Y entre otras medidas que castigar¨¢n a los inversores aspiran a moderar la repatriaci¨®n de dividendos por parte de las multinacionales, incit¨¢ndolas a reinvertir en su pa¨ªs una parte de los beneficios en ¨¦l obtenidos, a fin de no comportarse ¨²nicamente como industrias extractivas y casi neocoloniales.
La influencia pol¨ªtica espa?ola en Am¨¦rica Latina ha sido declinante en las ¨²ltimas d¨¦cadas, independientemente del signo ideol¨®gico de los Gobiernos a uno y otro lado del Atl¨¢ntico. Esa ausencia se vio compensada por el empuje de las empresas, la extensi¨®n de la diplomacia cultural gracias a la existencia de una lengua com¨²n, y el apoyo muchas veces en solitario de la Corona. Tambi¨¦n, como es obvio, por la infinidad de lazos personales y familiares que nos unen. Espa?a es considerada por China y otras potencias un puente natural hacia Am¨¦rica Latina, de lo que recela Estados Unidos, acostumbrado como est¨¢ a concebir ese ¨¢rea como el patio trasero de su imperio. La Hispanidad, recientemente reivindicada por Mario Vargas Llosa en estas mismas p¨¢ginas, tiene su mejor expresi¨®n en el mundo iberoamericano. Un continente virtual poblado por los hablantes del espa?ol y el portugu¨¦s que puede y debe ser el mejor socio de Europa. No lo descuidemos.
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