Lideresas africanas
Se debe ense?ar a las ni?as en edad escolar a valorarse a s¨ª mismas y como grupo, y que tienen derecho a recibir educaci¨®n, estar sanas y empoderarse
Cuando ten¨ªa ocho a?os, un amigo de la familia le dijo a mi padre que pensaba que estaba destinada al liderazgo. Mi pap¨¢ nunca me dej¨® olvidar esa estimulante observaci¨®n, y como resultado de su aliento constante, aprovech¨¦ cada oportunidad que tuve para hacer realidad la profec¨ªa de nuestro amigo. Debo muchos de mis logros a mi fallecido padre, que siempre crey¨® en m¨ª.
Por desgracia, la mayor¨ªa de las chicas africanas no tienen tanta suerte. A pesar de sus muchas cualidades de liderazgo, existen barreras sociales, pol¨ªticas y econ¨®micas que coartan su potencial. Esta situaci¨®n es especialmente cierta en las ¨¢reas rurales de ?frica, donde la pobreza, los abusos y la tradici¨®n conspiran para limitar las oportunidades.
La triste historia de mi amiga de infancia Chrissie es ilustrativa. Era la alumna estrella del pueblo de Malawi donde crec¨ª, pero tuvo que desertar de la secundaria porque su familia no se pod¨ªa permitir los seis d¨®lares de gastos mensuales. Antes de cumplir los 18 estaba casada y con un hijo, y nunca sali¨® del pueblo donde nacimos.
Su experiencia se repite millones de veces en mi pa¨ªs, en toda ?frica y en el mundo. Hoy, hay m¨¢s de 130 millones de chicas sin acceso a la escuela en todo el planeta, sin que sea su propia responsabilidad. Para cuando muchas chicas africanas cumplen los diez a?os, su destino ya est¨¢ marcado. Algunas son v¨ªctimas de da?inas pr¨¢cticas culturales, como la mutilaci¨®n genital femenina y el matrimonio infantil, mientras otras son incapaces de escapar de la pobreza que afecta a sus familias y comunidades.
El sesgo econ¨®mico es especialmente severo con ellas. Cuando hay escasez de recursos, las familias pobres deben escoger qu¨¦ ni?os enviar a la escuela, y en muchas regiones se ve a los chicos como una inversi¨®n m¨¢s segura. Para las ni?as se suele arreglar un matrimonio, o se las env¨ªa a laborar los campos o a trabajar como asistentas del hogar. Estas decisiones sobre la asignaci¨®n de las oportunidades educacionales limitan gravemente el potencial de liderazgo femenino.
Uno de los objetivos de la Fundaci¨®n Joyce Banda es fortalecer la independencia financiera de las mujeres de Malawi y as¨ª crear las condiciones para el desarrollo y surgimiento de chicas j¨®venes como futuras l¨ªderes. Existe evidencia que demuestra que cuando las mujeres trabajan, invierten el 90% de sus ingresos en sus familias, en comparaci¨®n con el 35% en el caso de los hombres. Es m¨¢s, una vez las mujeres tienen su propia fuente de ingresos, son m¨¢s capaces de participar en los procesos pol¨ªticos.
La ¨²nica manera de cambiar la narrativa africana mis¨®gina es ayudar a que una mayor cantidad de mujeres alcancen los m¨¢s altos niveles de poder
El cambio de las normas culturales end¨¦micas sobre g¨¦nero e identidad (y el desarrollo de m¨¢s l¨ªderes femeninas) comienza en el aula. Se debe ense?ar a las ni?as en edad escolar a valorarse a s¨ª mismas y como grupo, y que tienen derecho a recibir educaci¨®n, estar sanas y empoderarse. En la Escuela de la Fundaci¨®n Joyce Banda en Blantyre, Malawi, los educadores han adoptado un plan de estudios fundado en cuatro componentes b¨¢sicos: valores universales, entendimiento global, servicio a la humanidad y excelencia.
Hay partes de ?frica que avanzan en la direcci¨®n correcta. Hoy, cerca de un cuarto de los parlamentarios de los pa¨ªses subsaharianos son mujeres, mientras que en 1997 la cifra era de solo un 10%. Ruanda posee el m¨¢s alto porcentaje de legisladoras del mundo. Y en toda ?frica han sido electas mujeres en funciones de liderazgo en todos los niveles de gobierno.
De todos modos, queda mucho por hacer. Como dej¨® claro la Fundaci¨®n Bill & Melinda Gates en su informe anual Goalkeepers, es necesario que los gobiernos renueven su compromiso de apoyo al desarrollo de l¨ªderes femeninas mediante la inversi¨®n en su salud y educaci¨®n. Dar acceso a estos servicios a ni?as menores de diez a?os, especialmente en ¨¢reas rurales, es esencial para que ?frica logre una igualdad de g¨¦nero duradera.
A lo largo de mi carrera en Malawi (primero en la sociedad civil, luego como parlamentaria y finalmente como presidenta) me fui convenciendo de que la ¨²nica manera de cambiar la narrativa africana mis¨®gina es ayudar a que una mayor cantidad de mujeres alcancen los m¨¢s altos niveles de poder. Estudios de la India muestran que cuando los gobiernos elevan el porcentaje de mujeres en sus filas, se da una mayor prioridad a problemas sociales como la sanidad, la educaci¨®n y la seguridad alimentaria. Que haya m¨¢s mujeres l¨ªderes nos beneficia a todos.
Los l¨ªderes nacen y tambi¨¦n se hacen, pero cuando nacen en suelo africano no siempre se los reconoce. Para dar a m¨¢s mujeres j¨®venes la oportunidad de desarrollar sus talentos y habilidades, los l¨ªderes de hoy deben preparar el camino para las l¨ªderes mujeres del ma?ana.
Joyce Banda, expresidenta de la Rep¨²blica de Malaui, es la fundadora de la Fundaci¨®n Joyce Banda. Copyright: Project Syndicate, 2018. Traducido del ingl¨¦s por David Mel¨¦ndez Tormen.
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