?Vuelve, Nelson Mandela!
Trump y la extrema derecha europea proponen, en realidad, una ¨²nica y misma cosa: institucionalizar una sociedad de apartheid
La carrera trumpista hacia la conformaci¨®n de una Am¨¦rica blanca, antihisp¨¢nica y xen¨®foba sigue su curso. Ahora, el inquilino de la Casa Blanca quiere eliminar del derecho norteamericano el ius soli. Es decir, impedir a los hijos de inmigrantes nacidos en suelo americano conseguir autom¨¢ticamente la nacionalidad americana.
Se recuerda que Trump, nada m¨¢s ser elegido, design¨® un chivo expiatorio ideal al proponer prohibir la entrada en el pa¨ªs a los musulmanes. Frente a la indignaci¨®n mundial, tuvo que retroceder y limitar la medida a oriundos de pa¨ªses devastados por las guerras en Oriente Medio (en las que EE?UU tienen responsabilidad directa o indirecta). Pero esta vez el intento de abolir el ius soli es algo mucho m¨¢s grave. Ni m¨¢s ni menos que desestabilizar la inmigraci¨®n mayoritaria, hisp¨¢nica, legalmente asentada, pues los ni?os no podr¨¢n conseguir la nacionalidad y, aunque nacidos en el pa¨ªs, ser¨¢n de hecho considerados extranjeros. Es decir, plagar un infierno de escollos jur¨ªdicos para las familias.
En realidad, desde hace tres d¨¦cadas, este discurso de cierre de las fronteras y de limitaci¨®n de la inmigraci¨®n principalmente hisp¨¢nica viene urdi¨¦ndose subterr¨¢neamente en diversos c¨ªrculos pol¨ªticos de la extrema derecha americana, hasta verse legitimado en libros de ¨¦xito: basta con recordar el ensayo de Samuel Huntington titulado ?Qui¨¦nes somos? All¨ª se dice claramente que la Am¨¦rica blanca, protestante o neoprotestante est¨¢ culturalmente amenazada por el catolicismo tra¨ªdo por la inmigraci¨®n hisp¨¢nica y se proclama esa alarma. El mismo autor hab¨ªa, unos a?os antes, escrito el famoso El choque de civilizaciones, en el que enfocaba a las ¡°civilizaciones isl¨¢micas y chinas¡± como enemigas de Occidente.
Esta propuesta de Trump est¨¢ claramente premeditada para movilizar a los sectores que lo han votado ¡ªpuede perder ma?ana¡ª, utiliza la inmigraci¨®n como chivo expiatorio para desviar la atenci¨®n de otros temas pocos relucientes del balance de su mandato presidencial y se articula perfectamente con su discurso en torno al eje populista: los enemigos del pa¨ªs son las ¨¦lites medi¨¢ticas, los peri¨®dicos, Hollywood y la burgues¨ªa cosmopolita a lo Hillary Clinton (recordemos que quer¨ªa meterla en la c¨¢rcel), aliados, por supuesto, a los inmigrantes ilegales y a los intelectuales liberales subversivos. Todas fuerzas que confluyen en un mero proyecto: vender Am¨¦rica al extranjero y destruir su poder¡
Sin embargo, los juristas norteamericanos no creen mucho en la factibilidad de la idea de Trump. Quiere imponerla por decreto pero el ius solis est¨¢ en la Constituci¨®n y nadie se atrever¨¢ a tocar este texto sagrado (bien leg¨ªtimamente) sin pensarlo mil veces, ya que el fracaso estar¨ªa casi asegurado. Pero el mero hecho de lanzar esta infamia en el debate electoral da idea de la peligrosidad de los ide¨®logos en el poder en EE?UU. Le Pen padre la utiliz¨® en Francia en 1984 y casi todos los movimientos de extrema derecha en Europa la defienden. Porque todos proponen, en realidad, una ¨²nica y misma cosa: institucionalizar una sociedad de apartheid. ?Socorro, vuelve con nosotros, Nelson Mandela!
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