El visible agente invisible
El caso Villarejo es la posibilidad del caso Villarejo. ?C¨®mo es posible que, durante d¨¦cadas, no reventasen de verg¨¹enza las alarmas?
EL CASO VILLAREJO? no es el caso Villarejo. Es el caso del Poder Oscuro, en una Espa?a de ¨¦lites que prefieren mirar para otro lado. El caso Villarejo podr¨ªa arrancar en el a?o 1983 cuando el excomisario toma su primera excedencia para convertirse en un aut¨¦ntico emprendedor, disculpen el eufemismo, y se prolonga durante m¨¢s de tres d¨¦cadas hasta que consigue la excelencia con el grado de presidiario, en noviembre de 2017.
Villarejo hab¨ªa vuelto a la actividad policial en 1993 y, en paralelo al portentoso emprendimiento, fue convirti¨¦ndose en un ostensible Hombre Invisible empotrado en el Estado. Se hace multimillonario, maneja un emporio de 46 empresas, igual aparece en una dentadura de Vitaldent que de tema en el parque tem¨¢tico de Almansur. Y m¨¢s que inmobiliaria, lo suyo parece una sociedad geogr¨¢fica. Como agente secreto no tiene p¨¦rdida. No sigue rastros, es el rastro. Est¨¢ en el perejil del Peque?o Nicol¨¢s, en la salsa de la Operaci¨®n Catalunya, en la pomada del caso Pinto, en el ajo de la Operaci¨®n T¨¢ndem.
?Cu¨¢l es el poder secreto de este personaje? Desde luego, ser due?o de secretos. Pero, sobre todo, conseguir representar el papel de secreto. Es decir, ser un secreto a voces. Villarejo no graba. ?l es la grabadora. Saben que sabe lo que sabe e incluso lo que no sabe. Por eso en Interior, siendo ministro el socialista Corcuera, particip¨® en la elaboraci¨®n del Informe Veritas. Es decir, lo inveros¨ªmil. Y por eso, mucho tiempo despu¨¦s, siendo ministro el derechista Fern¨¢ndez D¨ªaz, aparece su sombra en la Operaci¨®n Catalunya como miembro de la llamada ¡°brigada pol¨ªtica¡±. Otra fabricaci¨®n de verdaderas mentiras que pueden durar toda la vida.
Pero el caso Villarejo no es el caso Villarejo. Hay algo m¨¢s. Mucho m¨¢s. La f¨®rmula JFK dec¨ªa: ¡°No te preguntes lo que tu pa¨ªs puede hacer por ti, sino lo que t¨² puedes hacer por tu pa¨ªs¡±. En la reciente historia de Espa?a, mucha gente con poder e influencia adapt¨® la declaraci¨®n patri¨®tica al estilo perdulario del Pollo de los Brillantes: ¡°No te preguntes lo que t¨² puedes hacer por tu pa¨ªs, sino lo que tu pa¨ªs puede hacer por ti¡±. Villarejo es un paradigma, un buen pollo, si se quiere, pero no es el caso. El caso Villarejo es la posibilidad del caso Villarejo. ?C¨®mo es posible que, durante d¨¦cadas, no reventasen de verg¨¹enza las alarmas? ?Cu¨¢ntos pollos brillantes utilizaron los servicios del invisible visible Villarejo?
El Pollo de los Brillantes es un personaje de La Corte de los Milagros al que Valle-Incl¨¢n incluye en un c¨ªrculo que describe as¨ª: ¡°Era una trinca apicarada y donosa, con ajadas plumas calderonianas, un eco de arrogancias y estocadas, recogido en aire de j¨¢cara matona¡±. ?Eso s¨ª que es un Informe Veritas! De qu¨¦ manera persevera en el escenario esa ¡°trinca apicarada¡±. No hay que forzar la imaginaci¨®n para escuchar en tiempo presente la ¡°j¨¢cara matona¡± de aquellos personajes. Ah¨ª est¨¢n, ?no los oyen? Adem¨¢s del Pollo de los Brillantes, To?ete Bringas, el bar¨®n de Bonifaz, el coronel Z¨¢rate, el cura Regalado, don Joselito¡ La misma falta de escr¨²pulos. Las arrogancias. Las estocadas. La ¨²nica novedad es la grabadora.
No es Espa?a, pero ese c¨ªrculo de ¡°trinca apicarada¡± y ¡°j¨¢cara matona¡± siempre ha querido apropi¨¢rsela. Y lo ha conseguido por demasiado tiempo. Si se les dejase, los corruptos se quedar¨ªan hasta con la l¨ªnea del horizonte. Pero, s¨ª, hay una Espa?a progresista. Ya s¨¦ que la palabra y la idea est¨¢n desgastadas. Pero Progreso existe.
Lo he podido conocer, a Progreso, gracias a un libro que no sueltas porque tiene el acento de la verdad y donde cada l¨ªnea tiene horizonte: Palabras mayores. Un viaje por la memoria rural, de Emilio Gancedo.
En Lanteira, en la cara norte de Sierra Nevada, Emilio Gancedo conversa con un pastor, Francisco Checa, conocido como Progreso. El padre, minero, quiso llamarle as¨ª. El cura se neg¨®, pero la gente mantuvo el nombre: ¡°Y Progreso soy¡±.
¡°¡ª?C¨®mo era aquella casa, Progreso?
¡ªEra una casa mu gran, mu grande, mu grande; mira si era grande que mi hermano, mi padre y yo dorm¨ªamos juntos en la misma cama, y mi hermana en la otra.
¡ª?Ten¨ªais luz en aquella casa, Progreso?
¡ªS¨ª, hab¨ªa luz¡ cuando era de d¨ªa se ve¨ªa estupendamente.
¡ª?Y hab¨ªa escuela, Progreso?
¡ªEscuela s¨ª hab¨ªa, pa los ni?os¡ pa los ni?os que iban a ella.
¡ª?Matabais alg¨²n marrano en casa, Progreso?
¡ª¡ Nosotros es que no ten¨ªamos esa costumbre¡±.
Y eso es el progreso. El acento de la verdad.?
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