Hacia un mundo de ¡®trols¡¯ y duendes
Estamos en los albores de la guerra virtual que, en teor¨ªa, es la pol¨ªtica por otros medios cuando esta ¨²ltiman se agota. Pero es posible que esta nueva forma de guerra se est¨¦ convirtiendo en la pol¨ªtica a secas
Hacia finales de 2014, un grupo de ciudadanos lituanos comenz¨® a coordinarse para contrarrestar la propaganda del Kremlin en las redes, orientada en aquel pa¨ªs a desacreditar al Gobierno y promover un cambio de r¨¦gimen por medios democr¨¢ticos o con la ayuda de un ej¨¦rcito vecino amigo, explica el periodista Michael Weiss. Frente al ej¨¦rcito de trols que presuntamente contaminaba la opini¨®n p¨²blica lituana, surgi¨® este autodenominado colectivo de elfosque fue creciendo hasta alcanzar cientos de ciudadanos. Su eficacia termin¨® por captar la atenci¨®n de las Fuerzas Armadas lituanas, que definieron a estos activistas virtuales como una nueva estirpe de guerrilleros, y, posteriormente, de la OTAN. ¡°Elfos b¨¢lticos batallan contra trolsrusos¡±, resume uno de los titulares que recogen este fen¨®meno del que se han hecho eco los medios en los ¨²ltimos a?os.
Otros art¨ªculos de la autora
No estamos inmersos en Mundo de Warcraft u otro videojuego en l¨ªnea, pero pocos discuten ya que las guerras ¡ªya sea entre pa¨ªses o en su seno¡ª se desarrollar¨¢n cada vez menos sobre el terreno y m¨¢s en el espacio virtual. Los nuevos ej¨¦rcitos, compuestos de trols, apoyados por bots (trols automatizados), tienen el cometido de inundar las redes con informaci¨®n t¨®xica destinada a formar ciertos patrones de comportamiento afectivo y cognitivo en la poblaci¨®n que la lleven a actuar de una manera determinada. Para lograr que la poblaci¨®n se movilice a favor de los objetivos deseados es necesario saber ¡°comunicar con ¨¦xito lo que es correcto como incorrecto y lo que es incorrecto como correcto¡±, explica el exmilitar y analista estadounidense Stefan J. Banach. Hay que ser capaz, contin¨²a, de ¡°generar desequilibrio a nivel individual y social¡ cegar las mentes del adversario a trav¨¦s de la propagaci¨®n de elementos de ambig¨¹edad que atacan, enga?an y confunden a las personas y producen distracciones masivas de manera tanto f¨ªsica como no f¨ªsica¡±. El objetivo de la guerra virtual no es otro que el control social, ¡°someter al enemigo sin darle batalla¡±, resume Banach, evocando la milenaria cita de Sun Tzu en El arte de la guerra.
Los trols financiados por Gobiernos o actores no estatales reciben inestimable ayuda de los odiadores o haters espont¨¢neos de la Red que, adem¨¢s de difundir informaci¨®n t¨®xica, acosan a periodistas, pol¨ªticos y otras personas con presencia p¨²blica y medi¨¢tica. A diferencia de los trols mercenarios, sus motivaciones pueden ser diversas, pero el fin ¨²ltimo de sus amenazas, se entiende, es impedir que sus v¨ªctimas desarrollen su actividad con libertad. Delatar a los trols u odiadores que est¨¢n detr¨¢s de incidentes sistem¨¢ticos de acoso en Internet es el objetivo del programa de televisi¨®n sueco Trollj?garna (¡°Los cazadores de trols¡±), emitido en 2014 y 2015 y con una nueva entrega en 2018. El veterano periodista Robert Aschberg se re¨²ne en cada episodio con varias personas ¡ªdesde periodistas hasta ciudadanos an¨®nimos¡ª que han sido v¨ªctimas de trols y sale despu¨¦s a la caza de los individuos que est¨¢n detr¨¢s de las identidades virtuales acosadoras. Una vez localizados los trols f¨ªsicamente, los confronta para que expliquen por qu¨¦ han acosado a su v¨ªctima y, en su caso, les anuncia la repercusi¨®n legal de su acci¨®n.
Los nuevos ej¨¦rcitos, de ¡®trols¡¯, apoyados por bots, tienen el cometido de inundar las redes con informaci¨®n t¨®xica
Al otro lado del B¨¢ltico, el fundador del Grupo de Elfos Lituanos insiste en que, en la lucha contra los ej¨¦rcitos de trols no se trata de contrarrestar propaganda con propaganda alternativa, sino con informaci¨®n lo m¨¢s completa, fehaciente y matizada posible y tambi¨¦n rastrear la identidad de los trols. El reto es respetar escrupulosamente los principios y valores democr¨¢ticos ¡ªdesde la libertad de expresi¨®n hasta el derecho a la privacidad de los usuarios de las redes¡ª a la par que lograr neutralizar eficazmente los efectos t¨®xicos de la desinformaci¨®n y el odio virtual. Un equilibrio dif¨ªcil de mantener, tal y como demuestran las cr¨ªticas que recibi¨® Aschberg a su programa cuando uno de los odiadores a los que expuso (y cuya identidad era p¨²blica) comenz¨®, a su vez, a ser objeto de acoso en la Red. Aschberg responde que ello no hace sino demostrar la envergadura del problema y la necesidad de abordarlo.
Odiadores que son a su vez odiados, trols que se convierten en duendes, y a la inversa¡ No es dif¨ªcil argumentar que la Red es tan l¨ªquida, l¨²dica y perversa a la vez ¡ªtan ambivalente, en suma¡ª que escapa a la l¨®gica de la predictibilidad institucional que ordena nuestras instituciones democr¨¢ticas en la actualidad. Pero tambi¨¦n, sostienen algunos cr¨ªticos, puede que se est¨¦ dando un uso excesivamente laxo del concepto trolear. De ser una identidad subcultural a principios y mediados de los 2000, explican Gabriella Coleman y otros autores, en la ¨²ltima d¨¦cada, ¡°el t¨¦rmino se ha aplicado a tantos tipos de comportamiento en tantos contextos diferentes que lo grande y lo peque?o, lo da?ino y lo inofensivo, lo progresista y lo reaccionario acaban aplanados en una categor¨ªa resbaladiza que sugiere vagamente algo que perturba. Reenviar opiniones odiosas y acusar al presidente [de Estados Unidos] de hipocres¨ªa. Exponer la solidaridad feminista y exponer la misoginia violenta. Todo, de alg¨²n modo, se vuelve lo mismo¡±. Coleman ejemplifica esta laxitud conceptual con el caso de Anonymous.
Quiz¨¢ el mejor ant¨ªdoto contra el odio, adem¨¢s de una educaci¨®n cr¨ªtica y amplia de miras, sea desconectarse
El movimiento, en su origen, se caracterizaba por hacer gamberradas en la Red sin otra intenci¨®n que re¨ªrse alto y fuerte (laugh out loud, LOL). Seguidamente, pas¨® a desempe?ar un papel clave en reivindicaciones democr¨¢ticas y de justicia social como las primaveras ¨¢rabes y Occupy Wall Street. En los ¨²ltimos a?os, p¨¢ginas web an¨®nimas muy frecuentadas como 4chan, que usa tambi¨¦n Anonymous, han servido de altavoz para la derecha alternativa (alt-right), generando la impresi¨®n de que los Anons siempre actuaron desde ese lado del espectro pol¨ªtico. Ciertamente, en el t¨¦rmino trol se confunden dos acepciones, como explic¨® ?lex Grijelmo en este diario: la escandinava, en la que troll hace referencia a un ser maligno que habita los bosques; y el verbo ingl¨¦s to troll, que designa una t¨¦cnica de pesca consistente en arrastrar lentamente varias l¨ªneas con cebos coloridos. La potencia de los trols virtuales se basa, pues, en que lanzan vistosos cebos en los que los internautas pican.
Estamos en los albores de la guerra virtual que, en teor¨ªa, no es otra cosa que la pol¨ªtica por otros medios cuando esta se agota. Pero es posible que esta nueva forma de guerra se est¨¦ convirtiendo en la pol¨ªtica a secas. Ser¨ªa interesante saber qu¨¦ pensar¨ªa hoy Jean Baudrillard sobre el fen¨®meno. El autor de La guerra del Golfo no tuvo lugar mantuvo en 1991 que la guerra del Golfo hab¨ªa sido vivida como un simulacro de conflicto por parte de la poblaci¨®n occidental que en sus pantallas solo ve¨ªa estilizadas tomas a¨¦reas de los bombardeos estadounidenses y no los muertos y la destrucci¨®n causados por las bombas. Intu¨ªa ya Baudrillard que el simulacro o la realidad virtual pod¨ªa terminar convirti¨¦ndose en la realidad dominante.
Aunque los medios tecnol¨®gicos hayan evolucionado exponencialmente, incluso el conocimiento neurocient¨ªfico, es bueno recordar que la manipulaci¨®n y la propaganda son tan viejas como la humanidad. Los rumores siempre sirvieron para condicionar, humillar y destruir a individuos y colectivos. Quiz¨¢ el mejor ant¨ªdoto contra la informaci¨®n t¨®xica y el odio, adem¨¢s de una educaci¨®n cr¨ªtica y amplia de miras, es desconectarse de la Red y, mientras sea posible, observar la realidad con nuestros propios ojos.
Olivia Mu?oz-Rojas es doctora en Sociolog¨ªa por la London School of Economics e investigadora independiente.
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