?De qu¨¦ sirve encerrar a un adolescente?
Una encuesta de Unicef en Argentina muestra que los reformatorios son un sistema al que entran casi exclusivamente las clases menos favorecidas, con pocas garant¨ªas, y sin foco en la reinserci¨®n
Ir a la escuela estaba mal visto en el reformatorio donde fue a parar Daniel Fern¨¢ndez con 17 a?os. ?l no cre¨ªa que pudiera aprender nada all¨ª pero, adem¨¢s, acudir supon¨ªa que trataran de robarle sus pertenencias, sufrir agresiones, incluso malas caras ¡ªy a veces m¨¢s que eso¡ª de los guardias de seguridad, que tendr¨ªan que ver perturbada su rutina para llevarlo y traerlo. La supervivencia en aquel lugar era m¨¢s f¨¢cil siendo un camorrista violento que aprendiendo.
Y as¨ª pas¨® los primeros meses en un centro que ¡°se parece demasiado a c¨¢rceles¡±, en palabras de Hern¨¢n Monath especialista en protecci¨®n de Unicef. La agencia para la infancia de la ONU, junto al Centro de Estudios de Poblaci¨®n (Cenep), acaba de publicar una encuesta entre los menores de 18 a?os privados de libertad en Argentina, un ¨¢mbito en el que hay "pocos datos y desfasados". De ella, estas organizaciones extraen varias conclusiones: es un sistema al que entran casi exclusivamente las clases menos favorecidas, con pocas garant¨ªas, donde el maltrato es parte del m¨¦todo pedag¨®gico, que no est¨¢ suficientemente enfocado a la reinserci¨®n y que, m¨¢s que eso, consigue que los chicos entren prematuramente en el sistema penal (ver cuadro abajo).
Los tratados internacionales como la Convenci¨®n sobre Derechos del Ni?o establecen que la privaci¨®n de libertad debe ser aplicada como ¨²ltimo recurso y por el menor tiempo posible. Adem¨¢s deben existir condiciones que respeten su integridad f¨ªsica y su dignidad. En Argentina siete de cada 10 chicos desconocen cu¨¢nto tiempo estar¨¢ encerrado.
El pa¨ªs est¨¢ en pleno debate sobre la reforma del R¨¦gimen Penal Juvenil, una ley aprobada en 1980, en plena dictadura militar, que deja al arbitrio de los jueces privar de libertad a los adolescentes sin haber cometido ning¨²n delito, por riesgo material o moral. ¡°Esto es un eufemismo para pobreza, familias d¨¦biles, situaci¨®n de calle, consumo de estupefacientes¡±, matiza Mari¨¢ngeles Misuraca, oficial de protecci¨®n de Unicef.
El debate no es nuevo. Ha habido en las ¨²ltimas d¨¦cadas decenas de iniciativas para cambiar una regla que todos dan por obsoleta. El principal escollo es que nunca se llega a un acuerdo con respecto a la edad de imputabilidad. Hoy d¨ªa est¨¢ fijada en los 16 a?os (ver mapa sobre situaci¨®n en el mundo) y algunos partidos abogan por rebajarla a los 14, una pol¨¦mica que se reaviva de tiempo en tiempo, especialmente cuando alg¨²n adolescente de esta edad comete un delito grave. La mayor¨ªa de los internos, sin embargo, no lo est¨¢n por este tipo de cr¨ªmenes, sino por otros menores como robos.
Rebajar la edad ser¨ªa ¡°contraproducente¡±, en opini¨®n de los especialistas de la agencia de las Naciones Unidas para la infancia, que abogan en acciones preventivas con los adolescentes, mediaciones que se den sin necesidad, salvo casos excepcionales, de privaci¨®n de libertad. Como ejemplo m¨¢s evidente, el 80% de los m¨¢s de 500 que entrevistaron en centros de todo el pa¨ªs (casi la mitad de todos los que hay) hab¨ªan abandonado los estudios antes de completar la secundaria.
Daniel Fern¨¢ndez, que hoy tiene 24 a?os, estaba en esta situaci¨®n. Entr¨® por primera vez en un centro por robo con 15, regres¨® a su casa y volvi¨® a ser internado con 17 por verse involucrado en un homicidio. Si ha completado sus estudios y se ha reinsertado, no ha sido, seg¨²n cuenta, por las facilidades que le dieron en el lugar donde estuvo recluido. Tras 10 meses encerrado y con la ayuda de una monitora, se puso a reflexionar sobre su vida. Hab¨ªa dejado un hijo fuera, en su casa hab¨ªa problemas y ¨¦l quer¨ªa regresar. Pero el sistema no se lo puso f¨¢cil. ¡°Aunque est¨¢ muy mal visto ir a la escuela, decid¨ª hacerlo. Y pude porque me gan¨¦ el respeto a base de violencia¡±, asegura.
La ley argentina deja al arbitrio de los jueces privar de libertad a los adolescentes sin haber cometido ning¨²n delito
La agresividad es una constante en estos centros. ¡°Es una continua paranoia; est¨¢s pendiente de qui¨¦n y cu¨¢ndo ser¨¢ el pr¨®ximo en hacerte algo. Y no solo por parte de tus compa?eros, tambi¨¦n el personal, que no te suele mirar como a una persona, sino como a un villero [procedente de un barrio marginal] que solo ha causado problemas. Y esto hace que reacciones como tal. Es un c¨ªrculo vicioso dif¨ªcil de cerrar en estos centros¡±, relata.
M¨®nica, esta monitora que le ayud¨® a salir de ¨¦l, ¡°ten¨ªa empat¨ªa¡± e intentaba comprender a los j¨®venes. Pero es solo una pieza en un sistema que no se basa en el objetivo socio-educativo y en la justicia restaurativa, seg¨²n los expertos consultados. Un ejemplo de las carencias es el alt¨ªsimo consumo de estupefacientes entre los internos: casi nueve de cada diez las hab¨ªa tomado antes de entrar. ¡°Esto nos indica que deber¨ªamos tener centros especializados en esos problemas, idealmente antes. Pero cuando los chicos hablan del tratamiento que reciben, no es especializado. Como mucho trata de asegurar una abstinencia dif¨ªcil de llevar sin orientaci¨®n profesional adecuada¡±, explica Misuraca.
Y no es que dentro no haya droga. ¡°Circula mucha. Yo segu¨ª consumiendo hasta que decid¨ª dar un giro a mi vida¡±, cuenta Daniel. ?l fue a la escuela, dio con buenos profesores, comenz¨® a hacer un programa de radio y hoy vive de dar talleres a otros chicos y tratar de evitar que comiencen la vida que ¨¦l llev¨®. Lo consigui¨® tras casi cinco a?os privado de una libertad de la que ahora goza de forma condicional.
El debate en Argentina, sin embargo, no se centra en ver cu¨¢les pueden ser las medidas con estos chicos, c¨®mo reinsertarlos o c¨®mo evitar que vuelvan a delinquir, algo que tampoco parece funcionar muy bien atendiendo a la encuesta de Unicef: la mitad de los chicos eran reincidentes. Despu¨¦s de un asesinato de un adolescente de 15 a?os por parte de otro de la misma edad durante las navidades del a?o pasado, el Gobierno volvi¨® a poner sobre la mesa el asunto. El ministro Germ¨¢n Garavano declar¨® al diario Clar¨ªn que el caso Brian no es un hecho aislado y que la sociedad demanda respuestas. ¡°La realidad demuestra que en el sistema penal tanto las v¨ªctimas como los imputados son mayormente j¨®venes. Nuestro objetivo es que en el futuro haya menos j¨®venes en conflicto con la ley penal; que cada vez sean m¨¢s los que estudien y trabajen y que sean valorados socialmente para lograr una sociedad m¨¢s pac¨ªfica¡±, recoge el peri¨®dico. Sin embargo, la intenci¨®n anunciada es rebajar la edad de imputabilidad, que es donde est¨¢n todos los focos medi¨¢ticos en el pa¨ªs.
Los j¨®venes privados de libertad en Argentina
Las Voces de las y los Adolescentes Privados de Libertad en Argentina es una investigaci¨®n de Unicef y el Centro de Estudios de Poblaci¨®n (Cenep) de Argentina para el que entrevistaron al 40% de los 1.300 menores de 18 a?os privados de libertad en el pa¨ªs. Estas son algunas conclusiones:
- El 97,3% son varones
- Solo la mitad iba a la escuela antes de estar ingresado
- Casi ocho de cada 10 hab¨ªan repetido grado. El mismo porcentaje hab¨ªa abandonado el colegio alguna vez.
- El 77% hab¨ªa trabajado alguna vez en su vida.
- Uno de cada tres hab¨ªa estado en situaci¨®n de calle.
- El 84% hab¨ªa tomado marihuana; el 69%, alcohol; el 57%, pastillas; el 50%, coca¨ªna.
- Casi la mitad son reincidentes.
- Dos de cada tres no sabe cu¨¢nto tiempo va a estar privado de libertad.
- Uno de cada tres sufri¨® maltrato en el centro. De ellos, el 90% no tuvo c¨®mo denunciarlo.
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