Anna Wintour celebra 30 a?os en el trono de la moda
La directora de la edici¨®n estadounidense de 'Vogue' se reafirma en el cargo indefinidamente y consolida as¨ª su relevancia en la industria textil y en el periodismo
"Es probable que a Anna no le guste lo que voy a decir, pero es una persona realmente simp¨¢tica". A Kerby-Jean Raymond le bastaron 30 segundos para derribar el mito que a la moda le ha costado 30 a?os construir. Sucedi¨® la semana pasada, cuando el joven haitianoamericano recogi¨® el premio CFDA/Vogue Fashion Fund que lo acredita como mejor dise?ador emergente de 2018 en Estados Unidos. Su discurso de agradecimiento no tuvo desperdicio: "Gracias por respetarme, defenderme y compartir tus contactos". Anna, claro, solo pod¨ªa ser Anna Wintour. La periodista que rige los designios del negocio indumentario como directora de la edici¨®n original de Vogue. Tres d¨¦cadas cumple este mes en el cargo y no, pese a los continuos rumores, no tiene pensado abdicar.
Como ganador del concurso, Raymond viene a validar no solo el proverbial ojo cl¨ªnico de la que todav¨ªa es su jurado m¨¢s prominente, sino tambi¨¦n su relevancia en tiempos revueltos: se trata de un creador que, a trav¨¦s de su firma Pyer Moss, hace activismo sociopol¨ªtico afrodescendiente en uno de los mayores escaparates de la supremac¨ªa blanca. Si sus a¨²n calientes palabras como galardonado ponen en entredicho la legendaria frialdad de la directora del Vogue?estadounidense, las acciones de la periodista hace tiempo que han dado al traste con su sambenito de clasista, desapegada de la realidad en su burbuja de fama y lujo.
Nacida en el muy intelectual y bohemio barrio londinense de Hampstead, en 1949, Wintour ya aconsejaba a su progenitor, Charles Wintour, sobre moda juvenil cuando el tambi¨¦n periodista dirig¨ªa el?Evening Standard. De su ¨¦poca mod?en pleno Swinging London?conserva esa caracter¨ªstica media melena de paje que pasa por peluquer¨ªa dos veces al d¨ªa, pero tambi¨¦n la energ¨ªa, la curiosidad y, sobre todo, el instinto nato para decodificar la sociedad del momento. "Hay un nuevo tipo de mujer a la que le interesan los negocios y el dinero. No tiene tiempo para ir de compras, y lo que quiere es saber qu¨¦, por qu¨¦, d¨®nde y c¨®mo", revelaba al diario de su padre cuando se hizo cargo de la edici¨®n brit¨¢nica de?Vogue, en 1985.
Aquel fue su primer ¨®rdago editorial, tras ir rebotando de revista en revista, de Londres a Nueva York, una educaci¨®n que tuvo tanto de laboral como de sentimental. De entonces son sus primeros alias, Sexy Anna?y Nuclear Wintour, ganado tras poner patas arriba la redacci¨®n del Vogue UK,?desterrando la excentricidad en favor de una visi¨®n comercial a la americana (y despidiendo a media plantilla en el proceso). Una labor que le vali¨® su regreso a la casa madre de Cond¨¦ Nast en Estados Unidos para ocupar, apenas diez meses despu¨¦s, la direcci¨®n de?Vogue, un cargo al que ya aspiraba: "Quiero tu puesto", cuenta la leyenda que le espet¨® a Grace Mirabella, su directa antecesora, aquella vez que le pregunt¨® qu¨¦ le gustar¨ªa hacer en la revista durante una entrevista.
"Su contribuci¨®n en estos 30 a?os es incalculable. Ha aupado a una generaci¨®n de dise?adores estadounidenses y ha contribuido a convertir Vogue?en una marca de inter¨¦s global que trasciende su propio ¨¢mbito", reflexiona Eugenia de la Torriente, actual directora de la edici¨®n espa?ola, que este a?o tambi¨¦n celebra su trig¨¦simo aniversario. "Aunque nada ejemplifica tanto esta nueva dimensi¨®n como la exposici¨®n anual del Instituto del Traje del Museo Metropolitano de Nueva York que lleva su nombre: bate r¨¦cords de visitantes y su gala se ha convertido en una acontecimiento cultural y social de primer orden", contin¨²a. "Todo ello ha incrementado la relevancia de la moda en la sociedad actual".
Puede que Marc Jacobs, John Galliano, Alexander Wang o Proenza Schouler le deban sus carreras (igual que Stefano Pilati, dicen, su ca¨ªda). Que las modelos, de aquella Michaela Bercu de su primera portada en noviembre de 1988 a las actuales y ubicuas Gigi Hadid o Kendall Jenner, tengan oportunidad de fortuna. O que la celebridad haya terminado definiendo el contenido editorial. Pero no hay que olvidar que, en realidad, todo el poder que se le atribuye no emana sino de ese mill¨®n largo de lectores a los que se debe cada mes. Esto es, un mill¨®n de potenciales consumidores, de ah¨ª que los principales agentes del sector no duden en aceptar sus consejos, ya sea para cambiar los tejidos de una colecci¨®n, fichar a un dise?ador o alterar el calendario de desfiles.
Convertida en directora art¨ªstica de Cond¨¦ Nast en 2013, una posici¨®n que le ha permitido expandir su influencia incluso en pol¨ªtica (v¨¦ase su activismo en favor del Partido Dem¨®crata), la hegemon¨ªa de Anna Wintour parece garantiza "indefinidamente", seg¨²n el comunicado con el que Cond¨¦ Nast pon¨ªa fin a las especulaciones sobre su marcha, hace un mes. "Como figura, es posible que pertenezca a una ¨¦poca que ya no volver¨¢. Pero los que estamos en el mundo de la moda, y m¨¢s quienes lo hemos trabajado desde el periodismo, solo podemos dale las gracias", concluye Charo Izquierdo, directora de Mercedes Benz Fashion Week Madrid y de las ferias de moda y belleza de Ifema, que recuerda la expectaci¨®n que caus¨® su paso por Espa?a, en 2015, para reunirse con los dise?adores de ACME. "Admiro esa forma directa de actuar, tan americana, su capacidad de trabajo y la labor que ha desarrollado en todo este tiempo. Por ponerle un pero, es una l¨¢stima que no haya descubierto cu¨¢nto le favorece la sonrisa. Nunca un diablo fue tan angelical para la industria de la moda. Y nunca una periodista de moda ha alcanzado tanta relevancia internacional".?
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