S¨¢nchez se reinventa
El transformismo del presidente y el divorcio con el soberanismo apuntan a elecciones anticipadas
?Escupi¨® o no escupi¨® el diputado Salvador (ERC) a Josep Borell (PSOE)? Las im¨¢genes del VAR no aclaran las dudas, pero la mera hip¨®tesis del escupitajo y las bravuconadas de Gabriel Rufi¨¢n en la sesi¨®n de control del mi¨¦rcoles demuestran la inviabilidad de un acuerdo presupuestario.
Se ha roto el encantamiento y la ficci¨®n, no ya porque Rufi¨¢n exigi¨® la dimisi¨®n de Borrell vincul¨¢ndolo a la extrema derecha, sino porque la ovaci¨®n de la bancada socialista al compa?ero maltratado implicaba un escarmiento a los aliados soberanistas de la moci¨®n de censura.
El episodio va a permitir a Pedro S¨¢nchez demostrar a partidarios y detractores que nunca se ha concedido al chantaje. Y no es del todo verdad. El Gobierno, por ejemplo, ha cuestionado la prisi¨®n preventiva a los art¨ªfices del 1-0 y ha suspendido el delito de rebeli¨®n con el instrumento de la Abogac¨ªa de Estado, incluso ha demostrado ambig¨¹edad con la carambola del indulto.
Era una estrategia de seducci¨®n que subestimaba la voracidad del soberanismo. Y que aspiraba a rehabilitar la misma cohesi¨®n parlamentaria que apuntill¨® al marianismo. El desenga?o requiere una maniobra de escapismo que ya ha empezado a definirse: el Gobierno no tiene Presupuestos porque no cede al independentismo. Se trata de estimular la sensibilidad del electorado nacional. Y de cambiar sobre la marcha de paradigma: las urnas ser¨ªan el camino para conquistar los esca?os que requiere la transformaci¨®n de Espa?a en una d¨¦cada de fecundidad.
Pedro S¨¢nchez gobierna con astucia, cinismo y amnesia. Se permite desmentirse a s¨ª mismo como si tuviera la memoria olvidadiza de los peces, pero es un escualo pol¨ªtico provisto de la acci¨®n mutante: se transforma con el h¨¢bitat, se mimetiza en los golpes de escena.
El ¨¦nfasis con que se compromet¨ªa a gobernar con unos Presupuestos sociales tanto le ha valido para adaptarse a los de Rajoy. Y la promesa de unas elecciones a corto plazo no ha contradicho la ambici¨®n de extralimitarse por decreto hasta 2020. S¨¢nchez se reinventa.
Su estabilidad es el cambio. Y su capacidad de adaptaci¨®n explica que la expectativa predominante, tan provisional o interina como las anteriores, consista en acudir a las urnas, no s¨®lo aprovechando el viento de cola de la victoria en Andaluc¨ªa, sino convirtiendo el divorcio del soberanismo en un ejercicio de pedagog¨ªa pol¨ªtico y electoral: S¨¢nchez vela por la Constituci¨®n y la unidad de Espa?a, recela de los mismos aliados a los que hab¨ªa acudido para coronar los Presupuestos.
El Gobierno es fr¨¢gil, pero S¨¢nchez no tanto. Partiendo de una evidencia biogr¨¢fica: si fue capaz de adaptarse a la derrota, al oprobio, a la marginalidad, m¨¢s sencillo va a resultarle adaptarse al poder y a la Moncloa.
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