La derecha despechada
El panorama pol¨ªtico de la derecha ha dado un vuelco con un sofocante integrismo con que deplora la acci¨®n de gobierno. Puede que le sea favorable, pero falta ver si es conyuntural o un cambio program¨¢tico
Con viento de cola culpable y marejadilla de mala conciencia, confieso que a m¨ª tambi¨¦n me va tirando al monte esta nueva derecha con sus ¨²ltimos empujones. El vuelco que ha dado el panorama desde la izquierda no es nada con el que ha dado el macizo de la derecha. Est¨¢ tan contagiosamente encendida que igual ha conseguido el viraje ¨ªntimo de decenas de miles de cr¨¦dulos ciudadanos, incautos ilusos y progres entumecidos. Quiz¨¢ son ya centenares de miles quienes creen que los socialistas han llegado para cumplir con el fraude previsible de anta?o como clones de un pasado aborrecido. Antes Felipe Gonz¨¢lez, despu¨¦s Rodr¨ªguez Zapatero, hoy Pedro S¨¢nchez: una indivisa e infausta conspiraci¨®n contra Espa?a de socialismo montaraz y oportunista.
Muchos hab¨ªan cre¨ªdo que este Gobierno funcionar¨ªa como corrector lento y pragm¨¢tico de la peor herencia de Rajoy, de Cospedal, de Wert, de Montoro; creyeron que valdr¨ªa como bal¨®n de ox¨ªgeno contra el clima de asfixia en Catalu?a; creyeron que encarnar¨ªa el reconocimiento a las reglas de una democracia del siglo XXI y sabr¨ªa escoger tanto a mujeres como a hombres con atributos intelectuales y solvencia profesional para mitigar las crisis en que seguimos. De hecho, llegaron a creer que el lenguaje p¨²blico mutar¨ªa y los ministros hablar¨ªan como ministros competentes, y cuando hubiese errores, rectificar¨ªan, y cuando hubiese dificultades, las contar¨ªan, y cuando hubiese limitaciones imbatibles, las confesar¨ªan. No llegaron quiz¨¢ a imaginar que pactar¨ªan con vistas al futuro con Podemos, pero tambi¨¦n lo han hecho, y encima con medidas reformistas y pulcramente socialdem¨®cratas.
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Quiz¨¢ le haya ca¨ªdo a gran parte de la ciudadan¨ªa la venda de los ojos y vivan ya desenga?ados por completo y deslumbrados con la fe y el aura de Pablo Casado y Albert Rivera, ambos vehemente y radicalmente espa?oles. El sofocante integrismo con que deploran la acci¨®n de gobierno puede que les sea favorable. Quiz¨¢ hoy ven en la aluminosis de Rajoy, tan cauto, tan quieto, tan muermo, a una derecha que no parec¨ªa de derechas, o una derecha zombi sin brillo ni intensidad. Quiz¨¢ sienten que con Pablo Casado y Albert Rivera los puntos han vuelto sobre las ¨ªes descabaladas para que nadie discuta que la inacci¨®n de Rajoy ocultaba su sumisa entrega al independentismo, puro pr¨®logo a la claudicaci¨®n socialista. Hoy redimen a la esencia hist¨®rica de Espa?a ¡ªen himnos de amor y haza?as gloriosas¡ª con argumentos como mazas de piedra: de la horchata de Rajoy al garrotazo rejuvenecedor. La promesa de aplicar cuanto antes ¡°un 155 duro¡± toca sensiblemente las zonas er¨®genas de la ciudadan¨ªa, por lo visto, y hasta coquetea con cuero y tachuelas sado. Lo mejor que puede hacer Carolina Punset es cambiar de siglas si de golpe se ha hecho progre y socialdem¨®crata. Ciudadanos, desde luego, no.
Hoy redimen a la esencia hist¨®rica de Espa?a con argumentos como mazas de piedra
Todav¨ªa est¨¢ todo en barbecho, pero la derecha ha salido del armario con las viejas ideas sincronizadas a la armon¨ªa celestial de Twitter: las cuentas del Gobierno son falsas, la recesi¨®n es segura, Europa est¨¢ en la inopia y a Espa?a la tumba S¨¢nchez, S¨¢nchez es un plagiario y un farsante, adem¨¢s de un fraude, la democracia espa?ola bombea subversi¨®n y desde la c¨¢rcel Junqueras es el puto amo, y no Pablo Iglesias, como crey¨® Ma¨ªllo en un ataque de debilidad a micr¨®fono caliente. El jefe de la tribu y del tinglado es Junqueras. Por su culpa les robar¨¢n los ordenadores a los ni?os andaluces y los instalar¨¢n en las aulas del burgu¨¦s barrio de Sarri¨¤, y gracias a su jefatura S¨¢nchez culminar¨¢ el inconfesado sue?o de la independencia de Catalu?a: va a romper Espa?a por las buenas y porque s¨ª. A Urkullu le espera una respetable traves¨ªa del desierto y a Juan Rosell no le quedan m¨¢s que unos pocos telediarios despu¨¦s de tanto bisbiseo con Junqueras, como si esto fuese un problema pol¨ªtico y no el apocalipsis sacr¨ªlego de nuestra inmaculada Hispanidad. ?Alguien lo ha dicho ya? ?Alguien ha propuesto que sea por fin el 12 de octubre la diada espa?ola de Catalu?a? Si no lo hacen estos chantajeados pol¨ªticos socialistas, lo har¨¢ por fin la calle populosa y saludable, sin complejos y arrebatadamente espa?ola. Ya iba siendo hora de hacer sonar en nuevos himnos las viejas prosapias de ¨ªnclitas razas ub¨¦rrimas contra el desm¨¢n de un socialismo podemizado, extremista, antiespa?ol e independentista.
Espero que sepan lo que hacen y que les sirva de algo; espero que no se desvele al cabo de nada toda esta alucinada melopea como mera estrategia electoralista proyectada sobre el electorado andaluz y lanzada hacia las municipales de mayo.
Por culpa de Junqueras robar¨¢n los ordenadores a los ni?os andaluces y los instalar¨¢n en Sarri¨¤
Si este escaparate de sobreactuaciones despechadas termina en cuatro d¨ªas, o es solo una estrategia para ara?ar unos pocos votos, la indigencia pol¨ªtica de esta derecha pasar¨¢ a engrosar la lista de actuaciones hist¨®ricas m¨¢s deplorables de la democracia. Lo hicieron ya con un despliegue de medios abrumador cuando pactaron el sindicato del crimen con Camilo Jos¨¦ Cela como proa simb¨®lica y con Luis Mar¨ªa Anson como delator p¨®stumo de la operaci¨®n para derribar a cualquier precio a Felipe Gonz¨¢lez entre 1993 y 1996; lo hicieron con menos aparato, pero equivalente instinto predador con Rodr¨ªguez Zapatero desde la primer¨ªsima hora de una derrota imprevista en 2004. La diferencia hoy est¨¢ en la legitimidad que buscan en los vientos g¨¦lidos de Trump y sus emisarios europeos, mientras ceban un resucitado fervor espa?olista y activan la descalificaci¨®n irreflexiva y discrecional de cuanto haga el Gobierno.
Pero puede que estos hoscos tintes de la derecha de hoy no se disipen a golpe de verg¨¹enza, de decoro y de bochorno.
Entonces no estar¨ªamos tanto ante una reca¨ªda coyuntural en viejas pr¨¢cticas como ante un cambio de coyuntura program¨¢tica. Quiz¨¢ habr¨ªa que hacer la ola a Pablo Iglesias y pedirles, como hizo ¨¦l, que sigan as¨ª. Pero no, tampoco es buena idea, ni siquiera como iron¨ªa: si este subid¨®n fren¨¦tico de hoy tiene la forma de una rabia pasajera, el descr¨¦dito ser¨ªa olvidable y reversible. Si fabrica desde hoy el paisaje de fondo para una nueva mayor¨ªa contagiada del peor populismo global ¡ªque es el de la derecha y ha sido el hist¨®ricamente m¨¢s da?ino en el siglo XX¡ª, el efecto puede ser mucho m¨¢s letal y corrosivo. Habr¨¢ que o¨ªrles mandando a callar a los catalanes de una vez, aunque sean cinco millones y medio de electores llenos de diferencias entre ellos, y expulsando a Podemos del corro democr¨¢trico para que deje de hacerse el cordero y exhiba su rabillo diab¨®lico. Conf¨ªo en que no hayamos de arrepentirnos todos del despecho de una derecha desacomplejada. Parece solo el espasmo descarnado y feroz de una reciente derrota traum¨¢tica, pero podr¨ªa llevar dentro una reca¨ªda en trasnochadas pendencias peligrosamente vintage.
Jordi Gracia es profesor y ensayista.
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