George el Solitario desvela c¨®mo vivir 100 a?os sin c¨¢ncer
El genoma de la popular tortuga gigante de las Gal¨¢pagos muestra adaptaciones clave para la longevidad
Tras el descubrimiento de las islas Gal¨¢pagos en 1535 los marinos empezaron a cazar tortugas gigantes vivas como una fuente de comida no perecedera. Tres siglos despu¨¦s, la aniquilaci¨®n de estos animales era patente. Charles Darwin estudi¨® entonces los diferentes caparazones de estas tortugas durante la traves¨ªa del Beagle, lo que le ayud¨® a formular la teor¨ªa de la evoluci¨®n. A George el Solitario, un macho de tortuga gigante de la isla Pinta, lo encontraron a principios de los a?os 70 del siglo pasado y lo trasladaron a un santuario de fauna. En 2012 apareci¨® muerto en su corral. Muri¨® sin descendencia por falta de hembras a una edad que podr¨ªa rondar los 100 a?os. Era el ¨²ltimo de su especie.
Un equipo internacional de cient¨ªficos ha conseguido secuenciar el genoma completo del animal a partir de muestras de sangre extra¨ªdas en 2010. Los resultados, publicados hoy en Nature Ecology and Evolution, abren un valioso cofre de datos gen¨¦ticos que pueden explicar por qu¨¦ ciertos animales consiguen alcanzar edades muy avanzadas sin sufrir enfermedades como el c¨¢ncer.
Se cree que los tumores son muy poco frecuentes en las tortugas, resalta el trabajo. El genoma de este animal tiene 27.200 genes, sensiblemente m¨¢s que un humano, con unos 22.000. ¡°Hemos analizado 500 genes en busca de los que juegan un papel en los nueve factores del envejecimiento conocidos¡±, explica V¨ªctor Quesada, bioqu¨ªmico de la Universidad de Oviedo y primer autor del estudio. ¡°Entre todos ellos hemos detectado 12 genes que contribuyen a seis de esos factores, por lo que a partir de ahora pasan a ser especialmente interesantes en investigaci¨®n¡±, destaca.
Los resultados desvelan interesantes conexiones entre especies especialmente longevas que, sin embargo, est¨¢n separadas por millones de a?os de evoluci¨®n. Por ejemplo, el genoma de George el Solitario muestra un posible papel destacado del gen FGF19, el mismo que tambi¨¦n parece clave en humanos que han vivido 100 a?os o m¨¢s.
Los ancestros de las tortugas gigantes de Gal¨¢pagos (Ecuador) llegaron a las islas desde Am¨¦rica continental hace unos tres millones de a?os. Comparada con los mam¨ªferos, la especie de George (Chelonoidis abingdonii) desarroll¨® copias adicionales de genes relacionados con el sistema inmune, incluidos los que potencian la producci¨®n de linfocitos T encargados de eliminar pat¨®genos y c¨¦lulas cancerosas, resalta el estudio. El genoma de la tortuga tambi¨¦n muestra que otros genes perdieron su capacidad de sintetizar prote¨ªnas. Entre ellos est¨¢ el NLN, cuya desactivaci¨®n en ratones aumenta la absorci¨®n de glucosa y la sensibilidad a la insulina, una protecci¨®n ante la diabetes, otra de las dolencias m¨¢s importantes asociadas a la edad. Comparada con otros vertebrados, la C. abingdonii tambi¨¦n ha desarrollado m¨¢s copias de varios genes que podr¨ªan proteger contra la aparici¨®n de tumores.
La tortuga gigante tambi¨¦n parece haber reforzado los mecanismos naturales de reparaci¨®n del ADN, cuyo desgaste con el tiempo es un conocido marcador del envejecimiento. Estos quelonios han desarrollado copias adicionales de genes relacionados con la prote¨ªna NEIL1, que ha sido hallada en cantidades m¨¢s altas en otras dos especies: los humanos y la asombrosa rata topo calva, el roedor m¨¢s longevo y uno de los mam¨ªferos m¨¢s resistentes al c¨¢ncer.
¡°Las tortugas gigantes de las Gal¨¢pagos son un ejemplo excelente de evoluci¨®n de longevidad debido a las condiciones ¨²nicas y la falta de depredadores¡±, destaca Jo?o Pedro de Magalh?es, investigador de la Universidad de Liverpool y experto en el an¨¢lisis del genoma de mam¨ªferos extraordinariamente longevos como la ballena de Groenlandia, que vive 200 a?os. ¡°No es una sorpresa que este estudio desvele rutas gen¨¦ticas similares a las que encontramos en nuestros estudios pero con genes diferentes, pues creemos que cada especie usa trucos distintos para vivir muchos a?os, y por lo tanto tenemos que aprender cuantos m¨¢s mejor¡±, resalta. Por el momento este tipo de estudios aportan conocimiento fundamental sobre las diferentes adaptaciones en especies muy diversas para conseguir una mayor longevidad, pero en un futuro podr¨ªan tener un impacto positivo para las personas, opina De Magalh?es. ¡°Si descubrimos adaptaciones gen¨¦ticas que aumentan la longevidad y la resistencia al c¨¢ncer en estos animales podr¨ªa ser viable trasladarlas a humanos, por ejemplo con drogas que imiten los efectos de esas mutaciones o aplicando terapia g¨¦nica¡±, aventura el investigador.
El genoma de esta tortuga muestra un papel destacado del gen FGF19, el mismo que tambi¨¦n parece clave en humanos que han vivido 100 a?os o m¨¢s
Aunque la especie de George se ha extinguido, parte de su genoma sigue viviendo en espec¨ªmenes h¨ªbridos, mezcla de tortugas de islas diferentes dentro del archipi¨¦lago de Gal¨¢pagos. La culpa de estos cruces es de nuevo de los marineros, que recog¨ªan tortugas de una isla y las lanzaban por la borda cerca de otras cuando ya no las necesitaban. El equipo de Adalgisa Caccone, investigadora de la Universidad de Yale y coautora del estudio, est¨¢ intentando recuperar las tortugas extintas de la isla Floreana cruzando h¨ªbridos hallados en otras islas. ¡°Respecto a la especie de George, por ahora estamos buscando individuos que descienden de estos cruces que hemos encontrado en la isla Isabela. Si encontramos suficientes podr¨ªamos iniciar un nuevo programa de cr¨ªa¡±, explica.
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