El vientre de la ballena de Malm
El vientre de la ballena de Malm se acondicion¨® con butacas, mesas, alfombras y tapices, dando como resultado una rara mezcla de taxidermia, arquitectura y decoraci¨®n de interiores
Hubo una vez una pareja de enamorados que fue pillada practicando el coito dentro de una ballena azul. De la pareja nunca m¨¢s se supo y a la ballena la podemos encontrar hoy expuesta en el Museo de?Historia Natural de Gotemburgo, ciudad portuaria de Suecia. Vamos a contar su historia.
Todo comenz¨® el 29 de octubre de 1865, cuando la ballena apareci¨® varada entre las rocas de la bah¨ªa de Askim, en la provincia de ?stfold, Noruega. Los pescadores del pueblo decidieron arponearla hasta que la ballena muri¨® desangrada. Se trataba de una ballena azul (Balaenoptera musculus) de 25 toneladas de peso y unos 16 metros que, al final, fue adquirida por un adinerado comerciante de origen escoces establecido en Gotemburgo, un tal James Dickson.
El citado comerciante encargar¨ªa disecarla a August Wilhem Malm, taxidermista y conservador del museo de Historia Natural de Gotemburgo, un hombre barbudo y exc¨¦ntrico cuyos conocimientos sobre fauna mar¨ªtima llamaron la atenci¨®n del mism¨ªsimo Darwin que entrar¨ªa en contacto con ¨¦l para un estudio acerca del rodaballo. Pues bien, una vez que August Wilheim Malm aceptase hacerse cargo del ejemplar de ballena varado en la bah¨ªa de Askim, se pondr¨ªa en marcha una aparatosa operaci¨®n que culmin¨® con el traslado de la ballena en barco de vapor hasta el astillero de Lindholmen, donde ser¨ªa descuartizada por los carniceros. Las v¨ªsceras se conservaron dentro de barriles de alcohol en el patio del museo y su piel fue curtida durante semanas mientras el esqueleto era hervido y limpiado. Por otro lado, la carne ser¨ªa asada y repartida entre los miles de curiosos que se congregaron ante el cad¨¢ver.
Antes de proceder al despiece, el taxidermista August Wilhem Malm se subi¨® al volumen inerte y resbaladizo del cuerpo de la ballena, situ¨¢ndose en la cabeza de la misma desde donde dio una conferencia acerca de bal¨¦nidos y otros colosos marinos. Al d¨ªa siguiente, atendiendo a sus directrices, se tomaron las medidas para construir una estructura de madera con la misma forma de la ballena y donde se estirar¨ªa su piel una vez curtida, para despu¨¦s fijarla al bastidor con ayuda de tachuelas, igual a las que usan los tapiceros para los sof¨¢s.
Todo esto se completar¨ªa con el detalle final que consisti¨® en el montaje de la mand¨ªbula con bisagras, por donde los visitantes pudieron acceder hasta el vientre del animal; una galer¨ªa equipada con butacas, mesas, alfombras y tapices. En marzo de 1866 se dar¨ªa por concluida la obra, una rara mezcla de taxidermia, arquitectura y decoraci¨®n de interiores que, antes de ubicarse para siempre en el Museo de Historia Natural de Gotemburgo, pasar¨ªa dos a?os viajando por Europa. De esta manera, los curiosos iban a tener la oportunidad de experimentar el destino b¨ªblico de Jon¨¢s.
Fue en la d¨¦cada de los 30 cuando una pareja de enamorados decidi¨® llegar al vientre de la ballena. Dispuestos a transformarse en unidad, la pareja de enamorados descendi¨® hasta un espacio mitol¨®gico donde no s¨®lo tiene lugar la digesti¨®n sino donde tambi¨¦n se origina la energ¨ªa nueva. Dice el mit¨®grafo Joseph Campbell en la obra?El poder del mito?(Capit¨¢n Swing) que, psicologicamente, la ballena representa el poder de la vida apresado en el inconsciente. ¡°De igual manera que el agua se identifica con el inconsciente, la ballena se identifica con la vida, con la energ¨ªa del inconsciente que ha abrumado a la personalidad consciente y que, por lo mismo, ha de ser vencida y dominada¡±.
Tal vez por algo as¨ª, tal vez por un instinto de origen mitol¨®gico, a la pareja de enamorados les excit¨® la idea y decidieron liberar su tensi¨®n sexual poni¨¦ndose a la labor dentro de una ballena hasta dominar la energ¨ªa abrumadora del inconsciente.
Despu¨¦s de conocerse el hecho amoroso, el museo tom¨® la determinaci¨®n de cerrar al p¨²blico la boca de la ballena, aunque reconociendo en un comunicado su agrado no exento de cierto nacionalismo: "Debemos contentarnos con el hecho de que fueron dos ciudadanos de nuestra propia ciudad los que disfrutaron de este privilegio".
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