Qu¨¦ hacer cuando tu diccionario se llama VOX (o tus padres te han puesto de nombre Isis)
La queja de la editorial de las c¨¦lebres gu¨ªas escolares pone de nuevo sobre la mesa la pregunta: ?qu¨¦ sucede cuando tu nombre se vuelve enormemente impopular de la noche a la ma?ana?
Cuando a los editores de los diccionarios VOX, parte del paisaje estudiantil desde hace d¨¦cadas y presentes en los pupitres de varias generaciones de espa?oles, les preguntaron qu¨¦ les parec¨ªa que un partido de extrema derecha que acababa de llegar a las instituciones llevase su nombre, estos respondieron de una manera poco enciclop¨¦dica. Dijeron (seg¨²n Europa Press) que les ¡°toca las narices¡±. En realidad, el comentario fue ortodoxo: ¡°tocarle a alguien las narices¡± es una locuci¨®n verbal coloquial reconocida por la RAE que equivale a "molestar o fastidiar¡±.
Una brit¨¢nica llamada Isis Blackwell cuenta que en su trabajo, donde luce una chapa con su nombre, muchos compa?eros le sugirieron cambi¨¢rselo. Y por si eso no fuera poco, a comienzos de 2016 Facebook bloque¨® su cuenta por tener un "nombre ofensivo"
Ha molestado que un partido de ultraderecha lleve el mismo nombre de una empresa editorial con un ¡°s¨®lido trabajo de investigaci¨®n b¨¢sica en lexicograf¨ªa¡± (no deja de tener guasa que varias figuras p¨²blicas que apoyan a Vox lo hagan con llamativas faltas de ortograf¨ªa en sus tuits, como es el caso de Fran Rivera o Carmen Lomana) y que se define como ¡°multicultural porque trabajamos con las lenguas y detr¨¢s de cada lengua hay una cultura¡± (Vox, el partido, no solo no ha triunfado gracias a ignorar datos hist¨®ricos, sino por condenar la multiculturalidad).
Y no es la ¨²nica marca llamada Vox. El medio de comunicaci¨®n Vox.com (que dirige Ezra Klein, excolumnista del Washington Post) es una de las referencias del periodismo liberal y progresista en Estados Unidos. Los distribuidores del vodka Vox, elaborado en los Pa¨ªses Bajos y presente en Espa?a desde 2009, no se han pronunciado a¨²n. Tal vez conf¨ªen en que aquellos que ven con desolaci¨®n el panorama pol¨ªtico que se impone en Espa?a se den a la bebida.
Los diccionarios VOX (editorial catalana integrada en Anaya) son noticia estos d¨ªas, pero que una empresa o una persona vea c¨®mo su nombre pasa a ser, en cuesti¨®n de horas, algo asociado con una marca vilipendiada o un evento tr¨¢gico es algo que existe casi desde que existe el nombre y desde que existe la tragedia. El ejemplo m¨¢s paradigm¨¢tico es el del apellido considerado un¨¢nimemente el m¨¢s maligno del siglo XX: Hitler. Hay gente que se apellida as¨ª, todav¨ªa, pese a que ese apellido nunca fue muy com¨²n en Austria ni en Alemania (el que se considera abuelo de Hitler, aunque no biol¨®gico, se apellidaba en realidad Hiedler) y que sus tres descendientes vivos, sobrinos nietos hoy residentes en Long Island (Nueva York), han cambiado sus nombres y no han tenido descendencia.
Sin embargo, hay m¨¢s Hitlers en el mundo. El documental Meet the Hitlers (Conozca a los Hitler), del director Matt Ogens y estrenado en 2014, cuenta la historia de muchos de ellos. En ¨¦l aparece un octogenario llamado Jean Hitler que llev¨® una vida feliz, tuvo hijas y nietos y siempre mantuvo que su apellido familiar era anterior al dictador y no ten¨ªa por qu¨¦ cambiarlo. Muy diferente (pero no del todo) es el caso de Emily Hittler, con 16 a?os cuando se estren¨® el documental, que no parece muy afectada por su apellido porque de Hitler hab¨ªa o¨ªdo hablar m¨¢s bien poco. ?Puede que los nombres y su legado maldito tengan fecha de caducidad? Una pregunta que lanza el documental es m¨¢s interesante: ?afectar¨¢ a Emily su apellido cuando se vaya a la Universidad o busque un trabajo? ?Querr¨¢ una empresa a una Hitler en sus filas?
Trailer del documental 'Meet the Hitlers'
En la India no pareci¨® importar que un negocio se llamase Hitler hasta 2012. Exist¨ªa una tienda de moda llamada Hitler en el estado costero de Gujarat. Seg¨²n el Washington Post, desde Israel se pidi¨® que cambiase su nombre por respeto a las v¨ªctimas del Holocausto y su due?o no lo hizo hasta septiembre de ese a?o y a rega?adientes, aduciendo que con ese nombre las ventas hab¨ªan ido ¡°muy bien¡±. Tambi¨¦n se defendieron aduciendo ante la BBC que no sab¨ªan qui¨¦n era Adolf Hitler cuando abrieron la tienda.
Pero casi m¨¢s llamativo fue el nombre que en ?msterdam, mucho m¨¢s cerca de donde el Holocausto se llev¨® millones de vida por delante (seg¨²n los c¨¢lculos y fuentes, entre seis y veinte), a alguien se le ocurri¨® poner a un horno (?un hor-no!) de pan: Anne & Frank. "Me pareci¨® un nombre bonito", dijo su due?o (llamado Roberto) a los medios holandeses. La panader¨ªa estaba a unos 100 metros de la casa museo de Anna Frank. Parec¨ªa una buena idea sobre el papel. Solo sobre el papel: este pasado septiembre cambi¨® su nombre.
Elke vorm van schaamte en fatsoen voorbij. Een bakkerij om de hoek van het @annefrankhuis om toeristen te trekken. Zelfs al heten de eigenaars Anne en Frank dan is het nog stuitend. @AnneFrankCenter pic.twitter.com/zjLEFp7thZ
— Drukke Toestand (@DrukkeToestand) August 25, 2018
Ya en 2014, cuando ISIS sembraba el terror en Siria y su nombre se hizo desgraciadamente popular al aparecer un v¨ªdeo en el que se decapitaba al fotoperiodista estadounidense James Foley, muchas empresas tuvieron que defender el hecho de que compart¨ªan nombre con una organizaci¨®n criminal (y una diosa egipcia de la fertilidad) que estaba invadiendo regiones de su pa¨ªs. Sin ir m¨¢s lejos de Madrid podemos encontrar una tienda cercana a la Plaza Mayor y un hotel cercano al r¨ªo Manzanares que se llaman Isis. Y en 2014 entonces no hab¨ªamos visto todav¨ªa nada: llegar¨ªan despu¨¦s las matanzas en la playa de T¨²nez, en la redacci¨®n de Charlie Hebdo, en la sala Bataclan, en Niza, en Londres, en Barcelona...
En 2016 The Guardian habl¨® con varias mujeres brit¨¢nicas llamadas Isis. Una ni?a de once a?os que vive en Kent relat¨® el acoso escolar que empez¨® a sufrir cuando el autodenominado Estado Isl¨¢mico empez¨® a ser noticia: "La gente me llama terrorista y me pregunta d¨®nde est¨¢ mi pistola". Otra mujer llamada Isis Blackwell cuenta que en su trabajo, donde luce una chapa con su nombre, muchos compa?eros le sugirieron cambi¨¢rselo. Y por si eso no fuera poco, a comienzos de 2016 Facebook bloque¨® su cuenta por tener un "nombre ofensivo".
Un vistazo a Facebook nos devuelve a varios hombres llamados Antonio Angl¨¦s. Tambi¨¦n a cientos de Charles Manson. De hecho, llamarse Charles Manson lleg¨® a ser noticia en Estados Unidos: Inside Edition, programa informativo de la cadena CBS, dedic¨® un espacio a entrevistar no a un Charles Manson, sino a tres
No olvidemos que Alaska y Dinarama tienen en su repertorio una canci¨®n (una de sus mejores creaciones, probablemente) llamada Isis. Al final del puente, la letra dice: "Llega la bestia./ Se acerca el juicio final". En un pa¨ªs anglosaj¨®n, probablemente Alaska y Nacho Canut tendr¨ªan una orden de alguien importante para no volver a cantarla. Bob Dylan tambi¨¦n tiene una canci¨®n llamada Isis, por cierto, pero es una balada de amor aparentemente inofensiva.
La lista no acaba. Un vistazo a Facebook nos devuelve a varios hombres llamados Antonio Angl¨¦s, autor del triple crimen de Alc¨¤sser. Tambi¨¦n a cientos de Charles Manson. De hecho, llamarse Charles Manson lleg¨® a ser noticia en Estados Unidos: Inside Edition, programa informativo de la cadena CBS, dedic¨® un espacio a entrevistar no a un Charles Manson, sino a tres. Uno de los momentos m¨¢s tragic¨®micos del segmento se produce cuando uno de ellos llama a un restaurante para reservar mesa para seis. "S¨ª, a nombre de Charles Manson". "?C¨®mo?", se escucha al otro lado de la l¨ªnea. "Charles Manson". Despu¨¦s, silencio.
?C¨®mo se llama usted? ?C¨®mo se llama su empresa? ?C¨®mo se llaman sus hijos? Mientras lee estas l¨ªneas, algo que le representa de forma tan personal y profunda como su nombre y apellidos puede estar manch¨¢ndose para siempre. La buena noticia es que se lo puede cambiar. La mala, que su nuevo nombre podr¨ªa estar condenado tambi¨¦n.
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