El impacto de la falta de sue?o en los ni?os
La ausencia de suficientes horas de sue?o en ni?os y adolescentes podr¨ªa estar detr¨¢s de numerosos diagn¨®sticos del Trastorno por D¨¦ficit de Atenci¨®n e Hiperactividad
Acaba de comenzar el nuevo curso escolar, los padres de Mateo ya han sido llamados por la tutora en su escuela: Mateo no entrega los deberes o los entrega incompletos, interrumpe a los profesores durante las explicaciones, no escucha cuando le hablan y ya ha perdido tres veces el jersey del uniforme. No es nada nuevo. Ya han sido convocados a reuniones como esta en a?os anteriores. Mateo tiene un Trastorno por D¨¦ficit de Atenci¨®n e Hiperactividad (TDAH).
Seg¨²n la Federaci¨®n Espa?ola de Asociaciones de Ayuda al D¨¦ficit de Atenci¨®n e Hiperactividad, este trastorno es una patolog¨ªa psiqui¨¢trica que padece entre un 2 y un 5% de la poblaci¨®n infantil. Se trata de uno de los trastornos cr¨®nicos que m¨¢s afecta a ni?os y j¨®venes y en mayor medida a los ni?os que a las ni?as, en una proporci¨®n de 4 a 1. Comienza a revelarse antes de los 7 a?os y, de acuerdo con esta misma asociaci¨®n, tiende a ser infra-diagnosticado y tratado insuficientemente, sobre todo teniendo en cuenta que se estima que el 80% de los ni?os con este trastorno continuar¨¢n presentando problemas en la adolescencia y, entre el 30 y el 65%, en la edad adulta. La Asociaci¨®n Americana de Psiquiatr¨ªa, por su parte, asegura que el 5 % de los ni?os estadounidenses padece TDAH y numerosos estudios indican que el porcentaje de ni?os afectados no deja de crecer: 7,8% en 2003, 9,5% en 2007 y 11% en 2011-2012, lo que ha hecho sonar las alarmas.
Sin embargo, aumenta el n¨²mero de quienes piensan que el TDAH puede estar ¨ªntimamente ligado al horario, duraci¨®n y calidad del sue?o. Al parecer, hay creciente evidencia de que un importante n¨²mero de ni?os con este trastorno puede haber sido diagnosticado err¨®neamente y de que lo que padecen, realmente, es sue?o insuficiente, insomnio, problemas respiratorios u otros des¨®rdenes que afectan la calidad del descanso. Y, lo m¨¢s provocador de todo, es la idea de que el TDAH pueda ser, en s¨ª mismo, un desorden del sue?o, seg¨²n la teor¨ªa de la que se hace eco un art¨ªculo publicado en The Washington Post.
La Academia Americana de Pediatr¨ªa de Estados Unidos se?ala que en los primeros dos a?os de vida los beb¨¦s deben dormir de 11 a 14 horas diarias; entre los 3 y los 5 a?os el tiempo de sue?o pasa a ser de 10 a 13 horas; entre los 6 y los 12 a?os, de 9 a 12 horas diarias y entre los 13 y los 18 han de dormirse de 8 a 10 horas. Los menores de todas las edades se benefician f¨ªsica, mental y emocionalmente de una cantidad adecuada de horas de sue?o.
Sin embargo, son cada vez menos los ni?os que duermen esa cantidad de horas. El Instituto del Sue?o asegura que el 60% de los ni?os espa?oles no duerme las horas recomendadas y eso, adem¨¢s de predisponer a la diabetes y a la obesidad, afecta en muchas esferas del desarrollo infantil, como la conducta, el desarrollo escolar y el rendimiento. Al dormir menos horas durante el d¨ªa, el ni?o est¨¢ m¨¢s ¡°disperso¡±, aprende ¡°peor¡±, es m¨¢s ¡°irritable¡± y experimenta dificultades a la hora de relacionarse con los dem¨¢s, s¨ªntomas, todos ellos, indicativos de un posible diagn¨®stico de TDAH.
Para evitar estos s¨ªntomas, es fundamental seguir una higiene del sue?o que s¨®lo se consigue a trav¨¦s de buenos h¨¢bitos. Acostarse y levantarse a la misma hora es la m¨¢s b¨¢sica pero hay otras igualmente fundamentales, como que se apaguen ordenadores y pantallas como m¨ªnimo media hora antes de irse a dormir y no permitir que los hijos tengan esos aparatos en los dormitorios, reemplazando pantallas por cuentos o canciones y un momento m¨¢s ¨ªntimo entre padres e hijos. Asimismo, utilizar luz natural en la medida de lo posible, apagar las luces innecesarias y evitar focos de luz en los ojos favorece la secreci¨®n de melatonina, una sustancia que se libera en el cerebro y que fomenta el sue?o. Y por supuesto, que no termine el d¨ªa sin que los ni?os hayan jugado y las aventuras de sus actividades f¨ªsicas se cuelen entre sus sue?os.
Andrea Proa?o es consultora de comunicaciones en el Banco Interamericano de Desarrollo.
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