Instrucci¨®n 14
No se haga preguntas. Sienta que tiene derecho a todo lo que pueda tomar
Hace seis a?os que usted est¨¢ con ¨¦l y tienen una vida pl¨¢cida. Trabajan mucho, tienen un perro, aprendieron meditaci¨®n en un templo budista. Saben de vinos, de aceites de oliva. Tomaron una hipoteca ¡ªmuy conveniente¡ª y as¨ª han logrado mudarse a un departamento en el que cada uno tiene su estudio. Cocinan juntos por la noche. Se duermen abrazados. Usted nunca crey¨® que la felicidad fuera eso ¡ªesa ternura¡ª, pero lo es. O lo fue hasta ahora. Empieza en una cena con amigos. Alguien a quien usted conoce desde hace tiempo la mira como si no la hubiera visto nunca, por sobre las conversaciones y los restos del postre, y usted siente ese antiguo tironeo, esa groser¨ªa, algo parecido a un superpoder. Despu¨¦s de la cena, y antes de dormir, planifique todo con frialdad, como lo hac¨ªa antes, cuando ten¨ªa aquella vida de la que estaba harta y que ha empezado a a?orar con un latido que comienza a desquiciarla. Al d¨ªa siguiente, ll¨¢melo por tel¨¦fono ¡ªes un amigo com¨²n, no va a asombrarse¡ª y arregle una cita. Ambos saben de qu¨¦ est¨¢n hablando, aunque no digan nada. Al colgar, sepa todo lo que va a suceder. Piense en el fest¨ªn del cuerpo ajeno. En el cuerpo propio, por primera vez en a?os frente a ojos distintos. El d¨ªa de la cita llega y sucede todo lo que usted quer¨ªa que sucediera. Regrese a su casa euf¨®rica. R¨ªase, si¨¦ntase ungida por un optimismo exultante. Desde entonces, como si hubiera roto una compuerta, no pueda detenerse. Tiene que durar siempre muy poco: un par de semanas, un mes. En ocasiones empezar¨¢ a parecerse al amor y entonces usted lo arrancar¨¢ de ra¨ªz. Cada vez que regrese a su departamento, a la cena juntos, al sof¨¢ y el perro, sepa que siempre va a volver a ¨¦l. No se haga preguntas. Sienta que tiene derecho a todo lo que pueda tomar. Recuerde este verso de Fabi¨¢n Casas: ¡°Parece una ley: todo lo que se pudre forma una familia¡±.
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