Ingenuidad

Escribir implica posicionarse frente la realidad, pero la realidad no siempre devuelve el guante. Los acontecimientos pueden desarrollarse en una direcci¨®n tan imprevista que muchas de mis columnas, con el tiempo, me parecen tontas, err¨®neas o ingenuas. La de hoy es distinta. Hoy soy consciente de que escribo desde la ingenuidad pero, a lo peor, no tendr¨¦ m¨¢s oportunidades. A estas alturas, parece evidente que los independentistas catalanes no aprecian nuestra compa?¨ªa. La de quienes, fuera de Catalu?a, pedimos un refer¨¦ndum legal, criticamos las cargas del 1-O y la aplicaci¨®n del 155, nos manifestamos a favor de la libertad provisional de los l¨ªderes presos, recibimos la formaci¨®n del Gobierno de S¨¢nchez como una buena noticia tambi¨¦n para el conflicto catal¨¢n. Eso fue antes de Eslovenia, de la irrupci¨®n de Vox, de la llamada a las barricadas de los CDR. Ahora hemos aprendido que lo que nos parec¨ªa una locura ¡ªque un porcentaje considerable de la poblaci¨®n respondiera al discurso patriotero de las banderas¡ª era una carga de profundidad destinada a estallar con ¨¦xito. En eso tambi¨¦n fuimos demasiado ingenuos. Tal vez el exceso de ingenuidad se acumula en el aparato digestivo de las personas para pudrirse lentamente y convertirse en otra cosa. Tal vez eso explique la transformaci¨®n que se ha operado dentro de m¨ª para provocar una reacci¨®n que no me gusta, pero existe sin mi permiso. No s¨¦ si los independistas catalanes creen que les conviene el hartazgo de quienes m¨¢s se han esforzado por comprenderles. No s¨¦ si piensan que van a llegar m¨¢s lejos poniendo en peligro a un Gobierno progresista y favoreciendo el retorno de la derecha al poder. Ni siquiera s¨¦ si se han dado cuenta de que cada d¨ªa nos caen m¨¢s gordos.