Escuelas infantiles nocturnas: ?una ayuda a la conciliaci¨®n?
Quienes trabajan en el comercio, el sector servicios o con guardias o turnos de noche lo tienen m¨¢s dif¨ªcil vincular positivamente el trabajo y la crianza
Las exigencias del mercado laboral, los nuevos modelos familiares y las jornadas extensas o a turnos rotativos no han encontrado una respuesta competente para que las familias puedan afrontar la crianza sin necesidad de un aprendizaje concienzudo en malabares imposibles. O sin la institucionalizaci¨®n de los ni?os a edades muy tempranas ¨C y en horarios quiz¨¢s no deseables¨C. Quienes trabajan en el comercio, el sector servicios o con guardias o turnos nocturnos lo tienen a¨²n m¨¢s dif¨ªcil para cazar a esa criatura mitol¨®gica llamada conciliaci¨®n. Sobre todo si no hay red ni paraguas familiar. En Espa?a, la oferta de servicios de cuidados nocturnos es muy limitada: no hay demanda, salvo para ocasiones puntuales. Y, aunque hubiera una demanda mayor, ?ser¨ªa ¨¦sta la soluci¨®n?
Guarder¨ªas 24 horas
Hoy m¨¢s de 30.000 ni?os en Jap¨®n son atendidos en guarder¨ªas que ofrecen servicio nocturno. Lo muestra el documental japon¨¦s Nurseries Open Even at Night, en el que se resalta el importante papel que cumplen los cuidadores en este tipo de centros y la problem¨¢tica de las familias, sobre todo monoparentales, que s¨®lo pueden permitirse esta opci¨®n. Tambi¨¦n en Estados Unidos y algunos pa¨ªses de Am¨¦rica latina y Europa hace a?os que aparecieron estos recursos. En Suecia, por ejemplo, las primeras guarder¨ªas nocturnas se establecieron hace m¨¢s de dos d¨¦cadas para quienes, debido al trabajo, necesitan cuidado de los ni?os por las tardes, noches y fines de semana. Las pueden solicitar desde el a?o hasta el mes de julio en el que los hijos cumplen los 13 y est¨¢n financiadas por el Estado.
En Espa?a, la escuela infantil Hospital de Fuenlabrada fue pionera en abrir hasta las 10 de la noche en el a?o 2006. Lo hac¨ªa para dar servicio a los hijos de trabajadores del hospital de la localidad madrile?a, aunque hoy tambi¨¦n pueden hacer uso de este recurso personas ajenas al hospital. Muchas escuelas infantiles han ampliado a lo largo de los ¨²ltimos a?os sus horarios por delante y por detr¨¢s de la jornada lectiva para adaptarse a los horarios laborales de las familias. La escuela infantil Casal de Legan¨¦s (Madrid) abre 24 horas bajo demanda, pero reconocen por tel¨¦fono que en este momento no tienen a ning¨²n ni?o por las noches. ¡°No hay demanda de este servicio pero si lo hubiera, lo ofrecemos sin problema¡±. Lo mismo ocurre en la escuela infantil Abeiro. Fue la primera en Galicia en prestar un servicio nocturno de 21.30 a 7.30 h. para ni?os de 0 a 6 a?os. ¡°Lo curioso es que fue un servicio creado y pensado para los padres que trabajan de noche, pero la experiencia nos va diciendo que el uso es m¨¢s por disfrute de tiempo libre de los papis los fines de semana, que tambi¨¦n lo merecen¡±, dice Carmen Cabezas, su propietaria, que abr¨ªa la escuela en 2008. El precio es de 30 euros la noche, incluyendo la cena, y se paga por noche suelta. Si hubiese alg¨²n caso de forma continua, a la familia se le adaptar¨ªa la tarifa mensual.
Ese es el escenario m¨¢s habitual: actividades del tipo ¡°noche de padres¡± o ¡°fiesta de pijamas¡± enmarcadas como un servicio m¨¢s de la escuela infantil diurna. En el barrio de Vic¨¢lvaro, la escuela infantil Mu?ecos organiza de vez en cuando una de esas noches pensadas para que los padres puedan ir al teatro, a cenar o al cine. ¡°Lo hacemos cuando tenemos un grupito m¨ªnimo de padres que se animan y que lo solicitan porque si no, no sale rentable¡±, explica Rosana P¨¦rez, propietaria del centro. Desde las 20.30 hasta las 02.00, los beb¨¦s y ni?os ¨Cque pueden acudir con sus hermanos de hasta 12 a?os¨C cenan y juegan hasta que se duermen. Cuenta Rosana que no se han planteado ofrecer un servicio nocturno fijo porque, como Carmen Cabezas, considera que no hay demanda. Lo mismo estiman desde la escuela infantil Mam¨¢ Oca, ubicada en el barrio madrile?o de Conde Orgaz, donde s¨®lo ofrecen un servicio de guarder¨ªa nocturna para algunos fines de semana; eso s¨ª, aqu¨ª, como en Abeiro, toda la noche.
Familia, cuidadoras y redes de apoyo
En el otro lado est¨¢ Natalia Ayala, periodista y madre de una ni?a de dos a?os, que cuando se qued¨® embarazada ten¨ªa un turno intensivo de fines de semana y nocturno. Pens¨® que cuando tuviera que incorporarse de nuevo tras la baja de maternidad encontrar¨ªa c¨®mo organizarse las dos noches a la semana que trabajaba pero lo cierto es que no encontr¨® ninguna soluci¨®n f¨¢cil. ¡°Me planteaba la idea de seguir en ese turno porque me permit¨ªa pasar cuatro d¨ªas enteros a la semana con mi hija, adem¨¢s de las tardes de viernes, s¨¢bado y domingo, pero mi gozo en un pozo. No hay oferta para personas como yo¡±, explica esta vallisoletana residente en Madrid. Ella es madre soltera por elecci¨®n, y buscaba ese tipo de recursos por no poder asumir sola el desembolso que supone una cuidadora particular. Pens¨® entonces en alternar la ayuda de su familia con la de una cuidadora. Finalmente su peque?a nac¨ªa con tan s¨®lo 27 semanas de vida y desde entonces ha dispuesto de un permiso especial. Se incorporar¨¢ en breve, pero en un turno de d¨ªa, m¨¢s vinculado a los horarios de la ni?a.
En Noruega las familias con situaciones especiales como la de Natalia pueden solicitar una ayuda para pagar una canguro. Lo explica Lidia Monfort, catalana afincada en el pa¨ªs n¨®rdico desde 2013 y madre de dos hijos, que especifica que este tipo de ayuda ¡°es para padres separados o sin pareja y que tienen una convivencia con sus hijos de a partir del 60% del tiempo total¡±. Adem¨¢s, se?ala que todos los padres con hijos menores de 18 a?os reciben una prestaci¨®n mensual de alrededor de 90 euros por hijo. Ese ser¨ªa el escenario ideal tambi¨¦n para Patricia Gonz¨¢lez, enfermera del SUMMA 112, que cumplidos los 38 a?os sinti¨® que el tiempo para poder ser madre se le agotaba. Su pareja no quer¨ªa tener hijos, pero ella no quiso renunciar a la maternidad: se separ¨® y acudi¨® a la Asociaci¨®n de Madres Solteras por Elecci¨®n (AMSPE), donde encontr¨® apoyo en su decisi¨®n e informaci¨®n de los pasos a seguir.
Una de sus inquietudes, antes incluso de quedarse embarazada, era qui¨¦n cuidar¨ªa de su beb¨¦ cuando ella trabajase: ¡°No quer¨ªa responsabilizar a mi familia, pod¨ªa contar con ellos puntualmente pero no de manera habitual. Sin embargo, no encontr¨¦ nada ya antes de quedarme embarazada que cubriese mis necesidades como trabajadora en un servicio de urgencias. Busqu¨¦ en la Comunidad de Madrid guarder¨ªas y s¨®lo encontr¨¦ algunas cosas en la periferia. Me sorprendi¨® mucho que no hubiera nada en Madrid capital¡±. Finalmente opt¨® por una cuidadora que fuera a casa, pero tard¨® m¨¢s de seis meses en encontrarla tras muchas entrevistas: ¡°Es mucho m¨¢s caro que si le hubiera llevado seguramente a cualquier otro sitio, pero prefer¨ªa su bienestar¡±.
Seg¨²n explica Carolina de Dobrzynski, miembro de la junta directiva de la Asociaci¨®n de Madres Solteras por Elecci¨®n (AMSPE), tambi¨¦n ocurre otra situaci¨®n: las madres que cr¨ªan solas, la mayor¨ªa de las veces no pueden elegir qui¨¦n cuida a sus hijos. ¡°En el mejor de los casos les toca arreglarse con abuelos que tienen una edad muy avanzada o con amistades, vecinos o conocidos que probablemente no hubieran elegido, pero de los que no tienen m¨¢s remedio que tirar¡±, dice. A?ade que lo que s¨ª est¨¢ observando es una tendencia creciente de familias monoparentales que comparten piso. Es su salvavidas para poder afrontar el desorbitado gasto que supone la vivienda y recibir un sost¨¦n mutuo de los cuidados.
Isabel Hidalgo, desde la Fundaci¨®n M¨¢sfamilia, opina que el hecho de vivir en un mundo cambiante y cada d¨ªa m¨¢s globalizado, con clientes 365 d¨ªas a 24 horas en cualquier lugar del mundo, ¡°implica que puedan darse infinidad de horarios y situaciones¡±. Sin embargo, aunque sabe que existen tantas realidades como personas y se debe dar respuesta a las necesidades individuales, recuerda que desde la fundaci¨®n siempre insisten en dar prioridad al bienestar de los ni?os.
En esa l¨ªnea, Lourdes Gait¨¢n, soci¨®loga y socia fundadora del Grupo de Sociolog¨ªa de la Infancia y la Adolescencia (GSIA), recuerda la temprana institucionalizaci¨®n de la infancia y lo que supone esto como sociedad. ¡°Sobre todo en el ¨²ltimo tercio del siglo XX, los ni?os tienen contacto cada vez antes con instituciones tales como las escuelas infantiles. La contrapartida a este temprano alejamiento de su familia es que empiezan pronto a contar por s¨ª mismos, y ya no s¨®lo como ap¨¦ndice de un grupo familiar. Esto encaja dentro de la din¨¢mica de la posmodernidad, una de cuyas caracter¨ªsticas es el individualismo¡±, explica.
Sobre c¨®mo est¨¢n afectando todos estos cambios a nuestra sociedad escrib¨ªa Carolina del Olmo en D¨®nde est¨¢ mi tribu (Clave intelectual, 2013). A trav¨¦s de su ensayo repasa, entre otros, la situaci¨®n de las personas cuidadas y de sus cuidadores, poniendo el foco en lo urgente que es cambiar nuestro sistema econ¨®mico y pol¨ªtico para poder satisfacer sus necesidades. ¡°El problema no son nuestros hijos, pero tampoco somos nosotros. El problema es una sociedad cuyas exigencias son radicalmente incompatibles con las necesidades de los beb¨¦s y tambi¨¦n con las de quienes cuidan de ellos¡±, dec¨ªa en el prefacio.
La cuesti¨®n para Lourdes Gait¨¢n estar¨ªa en plantearnos como sociedad si queremos seguir en la rueda de la producci¨®n o si, en realidad, lo m¨¢s adecuado es empezar desde abajo y reconocer socialmente la utilidad de la maternidad, de la paternidad, de la crianza, de los cuidados, y que esto tenga una protecci¨®n de tal modo que no se llegue por obligaci¨®n a este tipo de institucionalizaci¨®n temprana. ¡°Una sociedad en la que todo est¨¢ mercantilizado, ?tambi¨¦n tiene que mercantilizar el cuidado o hay que cuidar el cuidado de tal forma que no se den este tipo de situaciones en las que una familia se vea obligada a hacer uso de estos servicios nocturnos?¡±, concluye.
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