?Existe la adicci¨®n a los alimentos?
La ciencia no ha alcanzado un consenso y, a pesar de los titulares, este trastorno no est¨¢ establecido
?Qu¨¦ alimento es adictivo para ti? ?El chocolate, las patatas fritas, las galletas saladas?
Ya has pensado alguno, ?verdad? Pues la pregunta tiene trampa.
Porque la ciencia no tiene claro (ni de lejos) que pueda haber alimentos adictivos, y tampoco que exista la ¡°adicci¨®n a la comida¡±.
Es cierto que en nuestro lenguaje coloquial usamos t¨¦rminos como ¡°adicci¨®n¡±, que en el ¨¢mbito cient¨ªfico tienen un significado m¨¢s complejo. Nos sirve para describir una situaci¨®n que nadie interpreta literalmente. No hay mayor problema.
En las adicciones conocidas, la sustancia o el comportamiento adictivo son prescindibles y pueden evitarse, pero los alimentos son indispensables para sobrevivir
El conflicto aparece cuando se sigue la direcci¨®n contraria, y la ciencia toma el argot para determinar que existe una nueva patolog¨ªa: la adicci¨®n a la comida.
Seamos claros: si la adicci¨®n a la comida existe, es un trastorno mental que va a afectar a la calidad de vida de los enfermos. Que les va a provocar sufrimiento y que interferir¨¢ en sus tareas cotidianas. Razones m¨¢s que suficientes para no hablar a la ligera.
?Existe la adicci¨®n a la comida?
Partimos de una idea b¨¢sica: nadie quiere sufrir una patolog¨ªa.
Pero sucede algo curioso: cuando hablamos de determinados patrones de comportamiento que consideramos negativos, los definimos casi instintivamente como adicci¨®n.
Adicci¨®n al sexo, a las redes sociales, a internet¡ o a la comida.
Incluso algunas personas no solo se identifican, sino que se definen a s¨ª mismas como adictos al m¨®vil, al az¨²car o al chocolate. Pero suele hacerse desde una perspectiva trivial, como una forma de expresar lo mucho que les gusta algo, sin pretender comunicar un verdadero problema.
Porque cuando la adicci¨®n es real, suele ir acompa?ada de estigma social y sentimientos de verg¨¹enza (como sucede con todas las enfermedades mentales, lamentablemente).
Si no hay patolog¨ªa, se exhibe. Si hay enfermedad, se oculta.
No es casual que existan asociaciones como Alcoh¨®licos An¨®nimos, Jugadores An¨®nimos o Comedores Compulsivos An¨®nimos: no suele hacerse gala de padecer alcoholismo o ludopat¨ªa o de tener un problema real con la comida.
Pero, mientras que la adicci¨®n a sustancias como el alcohol, la nicotina y otras drogas s¨ª que est¨¢ perfectamente caracterizada y puede diagnosticarse, sobre la existencia de la adicci¨®n a la comida, la comunidad cient¨ªfica no ha llegado a un consenso.
Instintivamente, casi sin lugar a dudas, dir¨ªamos que algunos alimentos desencadenan conductas alimentarias compulsivas, y que estas se parecen mucho a comportamientos adictivos.
Si la adicci¨®n a la comida existe, es un trastorno mental que va a afectar a la calidad de vida de los enfermos y que les va a provocar sufrimiento
Algo que, lejos de esconderse, ha sido incluso utilizado como reclamo publicitario. ¡°Intenta comer solo una¡± o ¡°?A qu¨¦ no puedes comer solo una?¡± son las frases que han acompa?ado a algunos snacks desde hace m¨¢s de 30 a?os, y que aluden sin tapujos a la p¨¦rdida de control.
?Por qu¨¦ no hablar entonces abiertamente de adicci¨®n a la comida? ?Por qu¨¦ resulta controvertido y hay desacuerdos?
Una parte de la comunidad cient¨ªfica considera que hay evidencias suficientes como para afirmar que existe la adicci¨®n a la comida, e incluso se han desarrollado herramientas para evaluar esta dependencia [Food Craving Questionnaire, Dutch Eating Behavior Questionnaire, Three Factor Eating Questionnaire, Power of Food Scale y, la m¨¢s espec¨ªfica, la Yale Food Addiction Scale (y su actualizaci¨®n)].
Varias razones apuntan a que, efectivamente, la adicci¨®n a los alimentos puede ser una patolog¨ªa nueva, ya que presenta similitudes con otras adicciones:
Cambios biol¨®gicos basados principalmente en modificaciones del circuito de recompensa cerebral. Los alimentos muy palatables, como los ultraprocesados (y s¨ª, algunos compuestos como el az¨²car), parece que juegan un papel protagonista en este fen¨®meno y un estudio ya ha empleado un test que mide la abstinencia que producen los ultraprocesados (aunque es un campo de investigaci¨®n prematuro). Las alteraciones del circuito de recompensa se est¨¢n estudiando en personas con obesidad porque son m¨¢s sensibles y tienen una mayor prevalencia de adicci¨®n medida con YFAS. Es importante porque podr¨ªamos estar ante un nuevo enfoque para su tratamiento.
Cambios de comportamiento: reca¨ªdas o incapacidad para parar de comer.
Cambios psicol¨®gicos: p¨¦rdida de control, preocupaci¨®n por la comida.
Sin embargo, no est¨¢ tan claro que sea una enfermedad nueva, porque varias de estas caracter¨ªsticas se presentan en algunos trastornos de la conducta alimentaria menos conocidos que la anorexia y la bulimia, pero perfectamente caracterizados e incluidos en los manuales de diagn¨®stico m¨¢s empleados: el ICD-11 de la OMS y el DSM-5 de la American Psychiatric Association.
Es el caso del trastorno por atrac¨®n, el s¨ªndrome de ingesti¨®n nocturna de alimentos o la hiperfagia en alteraciones psicol¨®gicas, en los que pueden reconocerse patrones an¨®malos de ingesta que cumplir¨ªan con algunos de los criterios de las adicciones: episodios recurrentes de alimentaci¨®n compulsiva en cantidades elevadas, p¨¦rdida de control, malestar posterior, ingestas excesivas en respuesta al estr¨¦s¡
La ciencia debe decidir, en base a la evidencia m¨¢s s¨®lida disponible, si la adicci¨®n a la comida es realmente una enfermedad nueva que no puede encuadrarse en alguna de las que ya est¨¢n descritas.
Es prematuro considerarla una nueva patolog¨ªa, aunque la evidencia sugiere que algunos alimentos, especialmente los ultraprocesados, tienen mayor potencial adictivo
Lo que nos dice la ciencia
El t¨¦rmino ¡°adicci¨®n a la comida¡± apareci¨® por primera vez en la literatura cient¨ªfica en 1956, pero desde 2009 las publicaciones sobre el tema han crecido exponencialmente.
Las revisiones sistem¨¢ticas m¨¢s recientes est¨¢n de acuerdo en que no hay acuerdo: el concepto de ¡°adicci¨®n a la comida¡± no est¨¢ establecido todav¨ªa y es prematuro considerarla nueva patolog¨ªa, aunque la evidencia sugiere que algunos alimentos, especialmente los ultraprocesados, tienen mayor potencial adictivo.
?Por qu¨¦ nos llegan noticias sensacionalistas sobre la adicci¨®n a los alimentos?
Lo que en la ciencia necesita argumentaci¨®n s¨®lida y se expresa con cautela, al p¨²blico le llega convertido en certeza categ¨®rica en forma de reportajes efectistas, que mencionan como aval estudios cient¨ªficos y se ilustran con los siguientes ¡°impactantes¡± hallazgos:
ratones alimentados intermitentemente con az¨²car desarrollan cambios neurol¨®gicos y de comportamiento similares a los que se presentan en la adicci¨®n a las drogas. El titular, claro est¨¢, es ¡°el az¨²car es tan adictivo como la coca¨ªna¡±. Impacto asegurado.
t¨¦cnicas de neuroimagen, que permiten ver ¡°en directo¡± los cambios que se producen en el sistema nervioso central, han encontrado que las drogas de abuso y la comida producen respuestas similares en ¨¢reas cerebrales relacionadas con los circuitos de recompensa.
?Permite esto concluir que la comida desencadena una adicci¨®n como lo hacen las drogas? En absoluto.
Primero porque, como nos indica esta revisi¨®n sistem¨¢tica, los estudios con animales solo son el punto de partida de la investigaci¨®n cient¨ªfica, y los resultados que relacionan determinados alimentos con el desarrollo de comportamientos adictivos, no se han replicado en humanos.
Y sobre las im¨¢genes que muestran la actividad de las ¨¢reas cerebrales ante distintos est¨ªmulos (drogas o alimentos), este metaan¨¢lisis indica que las drogas act¨²an sobre los receptores del circuito de recompensa, los mismos receptores que producen las sensaciones placenteras relacionadas con la comida o con el sexo. Pero solo porque las drogas y la comida activen las mismas ¨¢reas cerebrales, no implica que los alimentos produzcan dependencia; es una respuesta natural para perpetuar un comportamiento necesario para la supervivencia. Para hablar de adicci¨®n tendr¨ªa que darse una reacci¨®n anormal, que no aparece.
Para finalizar, no se puede ignorar un hecho diferencial importante respecto a los alimentos y su ingesta: en las adicciones conocidas, la sustancia o el comportamiento adictivo son prescindibles y pueden evitarse, pero esto no es posible con la comida. Los alimentos son indispensables para sobrevivir.
Parte del tratamiento de la persona que sufra alcoholismo, ludopat¨ªa o dependencia de una droga consiste en evitar la sustancia y controlar el entorno. Esto no puede hacerse con los alimentos: la persona ¡°adicta¡± (si es que se puede aplicar el t¨¦rmino) va a tener que seguir relacion¨¢ndose con la comida toda su vida.
Beatriz Robles (@beatrizcalidad) es tecn¨®loga de alimentos y dietista-nutricionista, m¨¢ster en auditor¨ªa de seguridad alimentaria y entusiasta de la divulgaci¨®n cient¨ªfica (www.seguridadalimentariaconbeatriz.com)
NUTRIR CON CIENCIA es una secci¨®n sobre alimentaci¨®n basada en evidencias cient¨ªficas y en el conocimiento contrastado por especialistas. Comer es mucho m¨¢s que un placer y una necesidad: la dieta y los h¨¢bitos alimenticios son ahora mismo el factor de salud p¨²blica que m¨¢s puede ayudarnos a prevenir numerosas enfermedades, desde muchos tipos de c¨¢ncer hasta la diabetes. Un equipo de dietistas-nutricionistas nos ayudar¨¢ a conocer mejor la importancia de la alimentaci¨®n y a derribar, gracias a la ciencia, los mitos que nos llevan a comer mal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.