¡®New Horizons¡¯ sobrevuela Ultima Thule
La sonda de la Nasa env¨ªa las primeras se?ales e im¨¢genes del peque?o planeta m¨¢s all¨¢ de Plut¨®n
La sonda de la Nasa New Horizons ha sobrevolado esta madrugada (a las 5.33 de este martes, hora espa?ola) el cuerpo celeste m¨¢s distante jam¨¢s estudiado, Ultima Thule. "?Vamos New Horizons?", ha exclamado pasada la medianoche de Estados Unidos el cient¨ªfico jefe de la misi¨®n Alan Stern ante la alegr¨ªa de las personas que han seguido este hito en el Laboratorio John Hopkins de F¨ªsica Aplicada en Maryland.?Unas 10 horas despu¨¦s, la nave ha enviado sus primeras se?ales. Estas suponen la confirmaci¨®n de que la sonda ha respondido a todas las demandas de actuaci¨®n de la base en la Tierra. Los mensajes de la sonda han sido recogidos tambi¨¦n por la estaci¨®n madrile?a de Robledo de Chavela, una de las tres estaciones de la Nasa para investigar la Red del Espacio Profundo.
Ultima Thule se encuentra a 6.400 millones de kil¨®metros de la Tierra. "Nunca antes una nave explor¨® algo tan lejano", ha dicho Stern. La c¨¢mara de la sonda, que sobrevuela el cuerpo celeste a 3.500 kil¨®metros, ha comenzado a recoger im¨¢genes, pero estas tardar¨¢n en llegar por la enorme distancia. "Ahora, a esperar que lleguen los datos. Es cuesti¨®n de tiempo", ha dicho el subdirector del proyecto John Spencer a la agencia AFP.
Cabe la posibilidad de que Ultima Thule no sea un solo cuerpo sino dos, girando uno en torno a otro
El nombre conjura im¨¢genes legendarias de naves vikingas atravesando las fr¨ªas aguas del Atl¨¢ntico norte y paisajes g¨¦lidos nunca antes conocidos: Ultima Thule. El m¨ªtico, inalcanzable territorio que marcaba el final del mundo conocido. Y para quienes crecimos leyendo las aventuras del Capit¨¢n Trueno, el reino de donde proced¨ªa Sigrid, la eterna novia del protagonista.
All¨ª se encuentra ahora la sonda New Horizons despu¨¦s de visitar, en 2015, otros mundos helados: Plut¨®n y su sat¨¦lite Caronte. En vista del ¨¦xito de esa misi¨®n y ya que la nave se encontraba en buenas condiciones y con suficiente combustible, se decidi¨® dirigirla hacia otro objetivo a¨²n m¨¢s lejano, en este caso, uno de los cientos de miles de peque?os cuerpos que giran en el cintur¨®n de Kuiper, m¨¢s all¨¢ de la ¨®rbita de Neptuno.
Ultima Thule es solo un apodo, escogido por votaci¨®n popular. Desde luego, suena mejor que su nombre oficial: 2014MU69. De hecho, cuando la New Horizons despeg¨®, este peque?o planeta ni siquiera hab¨ªa sido descubierto. S¨®lo apareci¨® gracias a un rastreo realizado mediante el telescopio Hubble, en busca de alg¨²n objetivo para sobrevolar despu¨¦s de pasar frente a Plut¨®n.
Durante a?os, Ultima Thule no ha sido m¨¢s que un diminuto punto de luz perdido entre las im¨¢genes de otras estrellas y, sobre todo, en el ruido electr¨®nico que contamina todas las exposiciones de im¨¢genes de larga duraci¨®n.
Probablemente? el cuerpo sea una mezcla de roca y hielo
Est¨¢ muy lejos, tanto que su a?o dura casi trescientos a?os terrestres. A esa distancia, las se?ales de radio (a la velocidad de la luz) tardan unas seis horas en llegar a la Tierra. En la ma?ana de este primero de enero se prev¨¦ recibir datos y fotos de un mundo que nadie ha visto a¨²n en detalle.
Todo lo que sabemos hoy sobre Ultima Thule es el resultado de analizar su luz. A veces, desde lugares igualmente ex¨®ticos. En julio de 2017, miembros del equipo se desplazaron a la Patagonia para seguir el paso del planeta ante una estrella remota. Cronometrando la duraci¨®n del eclipse pudieron estimar su tama?o: alrededor de 30 kil¨®metros de di¨¢metro.
O menos. Tambi¨¦n cabe la posibilidad de que Ultima Thule no sea un solo cuerpo sino dos, girando uno en torno a otro a muy poca distancia. En ese caso, podr¨ªamos encontrarnos con que sus respectivos di¨¢metros no llegan a los diez kil¨®metros. Imaginen un par de monta?as flotantes dando vueltas una alrededor de otra y tendr¨¢n una imagen bastante aproximada de lo que puede ser ese peque?o planeta.
Otro an¨¢lisis realizado docenes de veces en los ¨²ltimos meses es la ¡°curva de luz¡±. Simplemente se trata de ver c¨®mo var¨ªa el brillo de Ultima Thule a lo largo de los d¨ªas. Eso deber¨ªa dar una indicaci¨®n de si posee regiones m¨¢s oscuras que otras, algo as¨ª como una burda estimaci¨®n de su geograf¨ªa. Pero lo extra?o es que apenas se han observado variaciones en esa curva.
A esas distancias, el Sol es solo una estrella muy brillante que apenas presenta disco
Se han sugerido varias explicaciones. La primera, que su eje de giro est¨¢ apuntando directamente hacia nosotros, as¨ª que siempre ver¨ªamos la misma regi¨®n. Es posible pero ser¨ªa una extraordinaria casualidad.
Otras hip¨®tesis apuntan a que est¨¢ rodeado por una nube de polvo o hielo que difumina las variaciones de brillo. O quiz¨¢s un enjambre de rocas de caras muy angulosas que reflejan la luz de forma aleatoria. Si es as¨ª, ser¨ªa la primera vez que se descubre un mundo as¨ª.
Probablemente, Ultima Thule es una mezcla de roca y hielo. Aunque tambi¨¦n se supon¨ªa eso de Plut¨®n y la realidad mostr¨® un planeta de geograf¨ªa sorprendentemente variada: monta?as, barrancos, llanuras de hielo que parecen haber migrado como un todo quiz¨¢ a caballo de un oc¨¦ano subterr¨¢neo, enterrado a cientos de kil¨®metros de profundidad¡
El color de Ultima Thule ¡ªal menos en parte de su superficie¡ª es rojizo. Menos que Plut¨®n, pero rojizo de todas formas. Y las c¨¢maras de New Horizons tendr¨¢n que esforzarse mucho para captarlo. A esas distancias, el Sol es solo una estrella muy brillante que apenas presenta disco. Su luz es 2.000 veces menos intensa que en la Tierra. Resulta fant¨¢stico que las c¨¢maras de a bordo sean capaces de captar algo en semejantes condiciones de noche cerrada.
?Qu¨¦ calidad cabe esperar de las fotos? Se espera apreciar detalles de unos 150 metros, con una remota posibilidad de alcanzar los 33 metros. Pero no es seguro. A solo 3.500 kil¨®metros de altura, la sonda pasar¨¢ ante su objetivo como una exhalaci¨®n. La c¨¢mara est¨¢ fija en un lateral de la nave y esta no puede moverse con agilidad, as¨ª que probablemente no podr¨¢ seguirlo, tal vez alguna imagen quede movida.
En total, c¨¢maras e instrumentos de a bordo recoger¨¢n unos siete gigabytes de informaci¨®n durante toda la fase de encuentro. Los almacenar¨¢n en su memoria para irlos enviando poco a poco hacia la Tierra. A esas distancias, la velocidad de transmisi¨®n es de unos 1.000 bits por segundo. As¨ª que habr¨¢ que esperar veinte meses hasta que todo haya llegado a la Tierra. Es posible que, para entonces, el equipo de New Horizons ya tenga localizado otro objetivo m¨¢s que explorar, a¨²n m¨¢s remoto que Ultima Thule.
Rafael Clemente es ingeniero industrial y fue el fundador y primer director del Museu de la Ci¨¨ncia de Barcelona (actual CosmoCaixa). Es autor de Un peque?o paso para [un] hombre (Libros C¨²pula).
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