Infancia perdida, madurez extraviada: cuando la autoayuda corta el camino
Las v¨ªctimas de abusos en su infancia deber¨ªan renunciar a la literatura que promete borrar el problema y ponerse en manos profesionales

Cada vez se habla m¨¢s de los terribles casos de abuso de menores, con distintos grados de violencia, pero no son una novedad. Muchas de estas situaciones -por ejemplo, el bullying- ocurr¨ªan hace a?os, aunque entonces nadie les hab¨ªa puesto un nombre. Incluso formaban parte del sistema educativo; basta hablar con nuestros padres o abuelos para saber lo que era que un profesor con autoridad para castigar f¨ªsicamente a sus alumnos.
Pero la sensibilidad social es mayor ahora, y tambi¨¦n son m¨¢s los libros de autoayuda dirigidos a los adultos que sufrieron la violencia cuando eran menores. No pocos recurren a ellos para superar el trauma, as¨ª como a terapias m¨¢s o menos reguladas que buscan la supresi¨®n del recuerdo y, con ¨¦l, las sensaciones que evoca. Es un error que cuesta caro. Esta actitud no a?ade m¨¢s que castigo a la pena: cuando se trata de abusos violentos en la infancia, el ¨²nico camino es ponerse en manos de profesionales.
La literatura de autoayuda ¨Ca la que las cr¨ªticas nunca han sido ajenas- "es un problema que est¨¢ muy presente y est¨¢ causando mucho da?o", opina el psic¨®logo cl¨ªnico Iv¨¢n Torres. Estos textos son una derivaci¨®n de la psicolog¨ªa positiva, que busca "eliminar determinados pensamientos y sentimientos o, al menos, sustituirlos por otros positivos. Son metodolog¨ªas que centran toda la responsabilidad en el individuo, gener¨¢ndole un sentimiento de culpa", explica. Este sentimiento surge cuando quienes han pasado por la amarga experiencia del abuso no se ven a s¨ª mismos c¨®mo v¨ªctimas sino como due?os de un problema que pasa a ocupar un lugar central en sus vidas. Es una operaci¨®n psicol¨®gica irresponsable, ya que "desvincula al individuo de su contexto".
El yo es importante, pero tambi¨¦n lo son las circunstancias
Ante una situaci¨®n de abuso y de violencia contra un menor, muchos pilares de la personalidad pueden resentirse: la autoestima, el concepto de uno mismo, la relaci¨®n con la autoridad¡ Pero algunos cimientos se ver¨¢n m¨¢s afectados que otros, y las variaciones depender¨¢n de aspectos como el tipo de abuso, el lugar donde se produjo y qu¨¦ relaci¨®n ten¨ªan la v¨ªctima y el abusador.
Estas particularidades hacen que sea imposible lo que pretenden los libros de autoayuda: establecer un marco general en el que cabe cualquier individuo. "Por eso es importante realizar evaluaciones centradas en la persona y no en los s¨ªntomas. Desde el punto de vista psicol¨®gico tenemos que ver, por las caracter¨ªsticas del trauma, c¨®mo le ha afectado. As¨ª podemos empezar por lo que es m¨¢s sencillo de reparar y comenzar a reconstruir los cimientos personales", reflexiona el psic¨®logo.
No obstante, esta perspectiva se enfrenta a un reto a¨²n mayor cuando las v¨ªctimas a tratar est¨¢n en su infancia. "Los ni?os tienen dificultades para expresar emociones que no sean b¨¢sicas. Muchas veces lo que les ha sucedido es algo que no saben ni explicar ni nombrar, y se remiten a sensaciones concretas". O sea, que pueden estar diciendo que les duele la barriga cuando lo que sienten es una emoci¨®n negativa que les est¨¢ causando malestar.
Soledad, verg¨¹enza y silencio: una espiral que te devora
El pianista brit¨¢nico James Rhodes, afincado en Espa?a y autor de Instrumental, un libro en el que explica los abusos sexuales que padeci¨® de ni?o, ha sido uno de los abanderados de la puesta en primer plano del drama de la violencia contra el menor. Las numerosas entrevistas y art¨ªculos en los que se ha referido a su vivencia tienen en com¨²n tres emociones que experimenta todo menor que ha pasado por la insoportable experiencia: soledad, verg¨¹enza y silencio.
"Lo peor es la soledad. La soledad y el agotamiento de cuando tienes seis a?os y est¨¢s solo porque no se lo puedes contar a nadie", sostuvo Rhodes en una entrevista a Europa Press. A ella se a?ade la verg¨¹enza ante lo sucedido, por la incapacidad de entenderlo, que acaba por conducir al silencio. "Las personas que han sufrido un trauma, si sobreviven a eso no viven. Solo existen. Yo me pas¨¦ muchos a?os existiendo, sin vivir", relat¨® en otra ocasi¨®n.
Pero salir del pozo es posible. "Si eres paciente, y tienes suerte y a la gente adecuada en tu vida, hay cosas que pueden mejorar", se?al¨® Rhodes. Pero tambi¨¦n existe un vac¨ªo clave en el tejido social para la superaci¨®n de un trauma infantil: la ausencia de un soporte legal emp¨¢tico con las condiciones de la v¨ªctima. Rhodes recuerda que ¨¦l no denunci¨® a su abusador, en Reino Unido, hasta que cumpli¨® los 31, y que haberlo hecho en ese pa¨ªs ayud¨®.
"Si lo hubiera hecho aqu¨ª, no habr¨ªa pasado nada", lamenta, testigo de una sociedad acostumbrada al silencio ¨Cmejor eso que el esc¨¢ndalo, parece ser el mantra-. Adem¨¢s, cuando s¨ª afronta la situaci¨®n, la v¨ªctima se ve envuelta en una compleja burocracia legal que act¨²a como freno.
Es necesario un sistema judicial emp¨¢tico con el menor
Rhodes ha sido uno de los portavoces m¨¢s tenaces en favor del anteproyecto de ley de protecci¨®n integral frente a la violencia contra la infancia, en v¨ªas de aprobaci¨®n por el Consejo de Ministros. Entre sus m¨²ltiples objetivos, la iniciativa busca evitar lo que sucede actualmente: que el proceso judicial para un menor v¨ªctima de abusos se convierte en una tortura emocional. En un nuevo abuso.
"Hay que evitar que los procesos judiciales victimicen a las v¨ªctimas", explica, la abogada de la ONG Save the Children Carmela del Moral. Seg¨²n ella, un proceso judicial por abusos contra un menor dura, de media, hasta cuatro a?os, e implica que los ni?os "cuenten su historia hasta a cuatro profesionales distintos". Muchas veces es imposible evitar que revivan el trauma, poniendo en peligro "los ¨¦xitos para su recuperaci¨®n que se han conseguido con el tiempo". Todo para que en m¨¢s de una ocasi¨®n "los jueces consideren que el testimonio del menor no es v¨¢lido porque ha sido alterado", lamenta.
Un juicio no ayuda, como podr¨ªa parecer, solo por la necesidad del agredido de que su agresor sea culpado. "Para las v¨ªctimas ¨Caclara Del Moral- es importante sentirse cre¨ªdas por el sistema, la familia, la escuela... Necesitan, m¨¢s que una sentencia, la sensaci¨®n de que lo que les ha pasado est¨¢ siendo reconocido". Y a?ade: "El sistema judicial no est¨¢ preparado para ni?os y ni?as que han sufrido casos de violencia. En ocasiones su tratamiento psicol¨®gico no se puede iniciar porque el menor tiene que declarar o bien tiene que volverse atr¨¢s en el tratamiento cada vez que lo hace". Har¨ªan falta juzgados especializados.
La soledad, la falta de comprensi¨®n del entorno de la v¨ªctima de abusos infantiles y el silencio es lo que conduce a algunas de ellas a estrategias inadecuadas para superar el trauma. Ya sea en forma de literatura de autoayuda o de terapias ineficaces que generan un sentimiento de culpa. "Lo que no se puede es cargar a las v¨ªctimas con la responsabilidad de la curaci¨®n. Hay que garantizar que en conjunto, como sociedad, las apoyamos y les damos los recursos que necesitan para superar su trauma y llevar una vida plena", concluye Del Moral.
En definitiva, que cada parte del entorno de quien ha sufrido abusos ¨Cfamilia y amigos, pero tambi¨¦n terapeutas, profesionales sanitarios, cuerpos de seguridad y abogados- hagan su trabajo. Y que puedan hacerlo. Nada m¨¢s y nada menos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.