Los extremistas tienen problemas para darse cuenta de que est¨¢n equivocados
Los radicales muestran dificultades cognitivas para asumir el error y mayor confianza en su juicio
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Todo el que haya discutido de pol¨ªtica sabe que es casi imposible convencer a alguien de que est¨¢ equivocado, sobre todo en cuestiones ideol¨®gicas. Pero esa posibilidad existe, aunque sea peque?a. Sin embargo, cuando se trata de extremistas, esta opci¨®n es casi nula. Dada la creciente actualidad de los movimientos pol¨ªticos radicales, han aparecido en los ¨²ltimos a?os nuevos estudios que han resaltado el exceso de confianza que los m¨¢s radicales tienen en su propia opini¨®n. Ahora, unos cient¨ªficos han querido averiguar si hay algo m¨¢s dentro de las cabezas m¨¢s fan¨¢ticas que les impide salir de sus dogmas, al margen de la ideolog¨ªa, la presi¨®n social o el ego.
"Trat¨¢bamos de aclarar si las personas que tienen creencias pol¨ªticas radicales est¨¢n generalmente demasiado seguras de sus creencias, o si se trata de diferencias en la metacognici¨®n, que es la capacidad que tenemos que reconocer cuando estamos equivocados", explica Steve Fleming, neurocient¨ªfico de la University College de Londres. Para comprobarlo, su equipo dise?¨® un estudio con casi 400 personas, que luego replicaron con m¨¢s de 400, para comprobar si la gente de extrema izquierda y extrema derecha se siente siempre m¨¢s confiada en sus opiniones o si el problema es que les cuesta ver que han metido la pata.
El experimento era sencillo: a los sujetos se les va mostrando una serie de parejas de cuadros con puntitos en su interior y tienen que ir eligiendo cu¨¢l de los dos tiene m¨¢s puntitos. Y, posteriormente, deben indicar c¨®mo de seguros est¨¢n sobre su elecci¨®n. En esta primera fase de la prueba, extremistas y moderados acertaron por igual y estaban igual de confiados en su logro cuando acertaban. Pero cuando hab¨ªan fallado, los extremistas se mostraban m¨¢s seguros de haber acertado.
En una segunda fase del experimento, se inform¨® a los participantes si hab¨ªan acertado o fallado en su respuesta antes de pasar a la siguiente. Lo que observaron los cient¨ªficos es que los sujetos bajaban el nivel de confianza en su propio juicio despu¨¦s de saber que se hab¨ªan equivocado. Es decir, los errores les hac¨ªan dudar de su capacidad. Pero los extremistas, llamativamente, no perdieron tanta confianza a pesar de sus errores. Estos resultados muestran que las personas m¨¢s dogm¨¢ticas manifiestan una capacidad reducida para discriminar entre sus decisiones correctas e incorrectas, concluyen en el estudio, publicado en Current Biology.
En un experimento, los extremistas no perdieron tanta confianza como los moderados cuando les informaban de sus errores
"Descubrimos que las personas que tienen creencias pol¨ªticas radicales tienen una metacognici¨®n peor que aquellas con puntos de vista m¨¢s moderados. A menudo, tienen una certeza err¨®nea y se resisten a cambiar sus creencias frente a la evidencia", explica Fleming. Esta metacognici¨®n de la que habla Fleming, poder pensar sobre el acierto de uno mismo, est¨¢ fuertemente vinculada a la capacidad para incorporar nuevas evidencias despu¨¦s de una decisi¨®n, lo que permite revertir de elecciones incorrectas.
Para este neurocient¨ªfico, el resultado es muy llamativo puesto que una tabla con puntos no es algo con lo que estas personas puedan sentirse especialmente implicados. Si les cuesta m¨¢s ver sus fallos en algo as¨ª, es natural que este problema se multiplique en cuestiones m¨¢s personales o ideol¨®gicas. Adem¨¢s, consideran que este lastre cognitivo de los m¨¢s radicales no solo se da en la pol¨ªtica, como demostrar¨ªan los v¨ªnculos que surgen entre fundamentalismo religioso y autoritarismo: "Creemos que los mecanismos cognitivos que apoyan las creencias radicales pueden ser los mismos entre diferentes dominios, mientras que el contenido de una creencia espec¨ªfica probablemente depende de otros factores como la educaci¨®n y la exposici¨®n a diferentes grupos sociales", asegura Fleming. Un estudio reciente, por ejemplo, muestra que las opiniones m¨¢s radicales en contra de los alimentos modificados gen¨¦ticamente se asocian con un menor conocimiento sobre esta tecnolog¨ªa pero con una mayor confianza en su propia opini¨®n.
La rigidez mental del Brexit
En los ¨²ltimos tiempos, diversos estudios han mostrado que los extremistas pol¨ªticos poseen una mayor rigidez mental que les impide reconocer otros enfoques, reconocer sus propias debilidades o aceptar cambios. Por ejemplo, un trabajo de investigadores de la Universidad de Cambridge con votantes del refer¨¦ndum sobre el Brexit mostr¨® que aquellos que ten¨ªan m¨¢s dificultades cognitivas para adaptarse a un cambio de categor¨ªa en una prueba eran m¨¢s propicios a ser autoritarios, nacionalistas, conservadores y votar a favor de la salida de la Uni¨®n Europea. Otro estudio realizado en EE UU se?al¨® que el sentimiento de superioridad sobre la propia ideolog¨ªa (es decir, creer que la posici¨®n de uno es m¨¢s correcta que la de otro) era un buen indicador de extremismo ideol¨®gico. Eso s¨ª, tanto las personas de extrema izquierda como las de extrema derecha, por igual, ten¨ªan un mayor convencimiento de estar en lo cierto que el resto.
Aquellos que ten¨ªan m¨¢s dificultades cognitivas para adaptarse a un cambio de categor¨ªa eran m¨¢s propicios a votar a favor del Brexit
Sobre esta misma idea trabaj¨® Jos¨¦ Manuel Sabucedo, catedr¨¢tico de la Universidad de Santiago de Compostela, para saber si creerse en posesi¨®n de la verdad era una buena forma de predecir el radicalismo pol¨ªtico. "Descubrimos que el monopolio de la verdad es un buen predictor de actitudes extremistas, lo que permite intervenir sobre aquellos que se creen en el derecho y la obligaci¨®n de impon¨¦rsela a los dem¨¢s", explica Sabucedo.?
Sabucedo considera que esto encaja en el concepto de realismo ingenuo, que es como se define cuando los individuos creen que la realidad es tal y como ellos la perciben. "Y si no compartes mi modo de ver las cosas, es porque te falta informaci¨®n, careces de capacidad anal¨ªtica o es que est¨¢s sesgado por tu ideolog¨ªa", apunta Sabucedo, presidente de la Sociedad Cient¨ªfica Espa?ola de Psicolog¨ªa Social. Este fen¨®meno tiene un peligro, apunta el catedr¨¢tico, y es que puede llevar a alguien a obligar a ver la verdad a los dem¨¢s "incluso de buena fe".
No obstante, este psic¨®logo social considera que el estudio de Fleming sobre la metacognici¨®n tiene un efecto limitado. "Es interesante, pero dejan fuera la importancia del contexto. En ¨¦pocas como esta, en la que surgen radicalismos y extremismos, no podemos decir que se deba a ese problema cognitivo", apunta Sabucedo. Y a?ade: "Hay gente con esas tendencias que se activan para volverse m¨¢s extremistas y gente que tambi¨¦n se activa y que no las tienen". "Estas ¨¦pocas de incertidumbre generan ansiedad y los ciudadanos buscan una explicaci¨®n. Y aparecen determinados grupos para ofrecer una explicaci¨®n sencilla, como que la culpa es de la inmigraci¨®n, que sirve para reducir esa ansiedad", resume Sabucedo, que lleva toda su carrera estudiando los autoritarismos desde la perspectiva psicosocial.
"Descubrimos que creerse en posesi¨®n de la verdad era una buena forma de predecir? actitudes extremistas, lo que permite intervenir", explica Sabucedo
Adem¨¢s, desde el punto de vista de Sabucedo hay una pega m¨¢s en el estudio: la de la correlaci¨®n entre ese lastre cognitivo que muestran los extremistas y su tendencia a la radicalidad. ?Cu¨¢l es la causa y cu¨¢l el efecto? Fleming reconoce que "a¨²n no est¨¢ claro si la metacognici¨®n limitada es la causa o la consecuencia, o ambas, de la radicalizaci¨®n". "Pensamos que podr¨ªa predisponer a las personas a desarrollar creencias radicales, pero lo contrario tambi¨¦n es plausible", afirma el neurocient¨ªfico, y por eso va a seguir estudi¨¢ndolo en esa direcci¨®n. Fleming explica que tal vez la capacidad de reflexionar sobre nuestras decisiones o creencias disminuya cuando est¨¦ rodeada por otras personas con puntos de vista radicales.
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