Administrativa
El exoesqueleto de aluminio de los documentos oficiales, la complejidad ritual de los procesos o la exigencia de las nuevas tecnolog¨ªas expulsan a los m¨¢s d¨¦biles
El problema de este pa¨ªs es la obesidad de las mascotas?, ?el consumo de pan blanco o integral?, ?que el 26% de la poblaci¨®n est¨¦ en riesgo de pobreza y exclusi¨®n? Mientras decidimos lo que es un bulo, lo que creemos y lo que queremos ver, en el espacio de la realidad ocurren dramas como el que Sara Mesa denuncia en Silencio administrativo. La pobreza en el laberinto burocr¨¢tico. A partir de un hecho real, Mesa disecciona las razones por las que la burocracia es laber¨ªntica. El exoesqueleto de aluminio de los documentos oficiales, la complejidad ritual de los procesos o la exigencia de las nuevas tecnolog¨ªas expulsan a los m¨¢s d¨¦biles. Adem¨¢s, la renta m¨ªnima de integraci¨®n sirve de poco si no va acompa?ada de medidas de inserci¨®n laboral. Transformaciones infraestructurales. Mesa analiza c¨®mo la ciudadan¨ªa percibe una sobreabundancia de ayudas que es ficticia ¡ªunas reemplazan a otras¡ª y abona el precioso jard¨ªn aporof¨®bico por el que caminamos desde la crisis y la precarizaci¨®n de las clases medias. Para combatir la aporofobia, Mesa propone la elaboraci¨®n de un c¨®digo deontol¨®gico para el tratamiento informativo de la pobreza y denuncia la fiscalizaci¨®n de la mendicidad en la creencia alucinante de que quienes piden limosna se forran.
Existen redes mafiosas, pero pobra y pobre lo son sin paliativos y contra ellos se proyecta nuestro temor al contagio: suciedad, pereza, abyecciones, falta de luces. Como si el empobrecimiento no se enraizara en la ausencia de igualdad de oportunidades, sino en la desidia y la maldad individual. Hay pobres tolerados y no tolerados: han de estar limpitos y no molestar. Dar las gracias. Las personas pobres son culpables y, en ese diagn¨®stico, se minimizan los da?os producidos por la acumulaci¨®n de la riqueza en pocas manos, monopolio, especulaci¨®n. Los pobres tienen la culpa de no saber usar los ordenadores y no querer entrar en albergues sin sus perros. Mesa explica c¨®mo la caridad es el monstruo que nos hace sentirnos buenas personas. Hasta hace poco unas pegatinas adornaban el metro de Madrid ¡°No fomente la mendicidad¡±. Yo o¨ªa ¡°No los mires¡±. Era el mandato de un gran hermano que mete la mierda bajo la alfombra creando un espejismo de bienestar antis¨¦ptico. Me llen¨¦ los bolsillos de monedas para hacerlas caer en los vasos de esos mendigos que exhiben extremidades retorcidas. No fue caridad, sino rebeld¨ªa subversiva. Pese a que se pueda apelar al sistema como s¨ªmbolo exculpatorio, el sistema existe, formamos parte de ¨¦l y no a todo el mundo se le puede culpar en la misma proporci¨®n de su funcionamiento. Contra la reducci¨®n de las rentas m¨ªnimas de inserci¨®n en la Comunidad de Madrid hay convocada una concentraci¨®n en Sol ma?ana d¨ªa 22 a las 11:30.
Con la historia de Carmen, Mesa visibiliza otros casos de sinhogarismo y profundiza en las causas de esa feminizaci¨®n de la pobreza que ya describi¨® Juan Miguel del Castillo en su excelente Techo y comida. La kafkiana peripecia burocr¨¢tica de Carmen y de quienes quisieron echarle una mano para que accediese a una ayuda deja al descubierto nuestra indigencia moral, nuestra interesada ingenuidad, nuestra hipocres¨ªa colectiva y la insuficiencia asistencial de un sistema que no solo genera las necesidades asistenciales que pretende paliar, sino que las cronifica y agrava. Felicito a mi compa?era por hablar de lo que nos rodea. Aunque algunos piensen que nos quejamos de vicio, que la pobreza solo se llama as¨ª cuando vemos un fam¨¦lico beb¨¦ africano y que nuestros problemas verdaderos se relacionan con la obesidad de las mascotas y las medias raciones.
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