El odio a los pobres sale de la oscuridad
El Senado votar¨¢ incluir la aporofobia como agravante en el C¨®digo Penal. Varias personas sin hogar relatan las agresiones que padecen
¡°Hace poco entraron tres j¨®venes en el cajero en el que duermo, en Gran V¨ªa, y me robaron una bolsa con mis cosas. Otro d¨ªa, unos borrachos vinieron a sacar dinero y me pegaron una patada entre risas. Otras veces son insultos: ¡®M¨ªrate, sucio de mierda¡±. Ra¨²l, argentino de 53 a?os, relata con voz pausada el desprecio y las agresiones que padece por dormir en la calle. Su historia, compartida por varias personas que pernoctan en la plaza Mayor de Madrid, deja claro que el reciente caso de Benidorm ¡ªun grupo de ingleses pag¨® 100 euros a un vagabundo para que se tatuara un nombre en la frente¡ª est¨¢ lejos de ser una excepci¨®n.
Seg¨²n la Fundaci¨®n Rais, una entidad que lucha contra la exclusi¨®n social, una de cada tres personas en esta situaci¨®n ha sido insultada o ha recibido trato vejatorio, y este tipo de noticias cada vez adquieren m¨¢s relevancia. La fil¨®sofa Adela Cortina ha puesto nombre al fen¨®meno: aporofobia, odio al pobre. En septiembre se votar¨¢ en el Senado una proposici¨®n de ley de Podemos para incluirla como un agravante en caso de agresi¨®n y equipararlo a otros delitos de odio.
Seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica, en Espa?a viven unas 23.000 personas sin hogar. La Fundaci¨®n Rais eleva esa cifra a 31.000, ya que a?ade a quienes no acuden nunca a centros asistenciales. Todos ellos est¨¢n sometidos a un odio intangible pero muy real. ¡°Dormir y vivir en la calle tiene un componente de violencia estructural que adem¨¢s se ve agravado por la violencia directa de la que son objeto¡±, explica Gema Castilla, de Rais. La ONG present¨® un informe sobre este colectivo en 2016 con resultados aterradores: casi la mitad de los sintecho ha sufrido alg¨²n incidente o delito relacionado con la aporofobia, en el 80% de los casos en m¨¢s de una ocasi¨®n, y uno de cada cinco ha sido agredido.
Alberto, de 47 a?os, duerme en los soportales de la plaza Mayor. Viste una camiseta con la bandera de Espa?a, lleva una maleta peque?a, casi vac¨ªa, y se cubre con una manta blanca ennegrecida. ¡°Una Nochevieja estaba durmiendo en un cajero en Salamanca, se me acerc¨® un grupo de gente y me dieron una patada. Suele pasar cuando se te acerca alguien borracho o drogado¡±, cuenta con voz grave. ¡°En la plaza Mayor se est¨¢ muy tranquilo, la gente est¨¢ acostumbrada a vernos, hay c¨¢maras de seguridad. Prefiero estar aqu¨ª y que se me vea, porque las personas sin hogar somos parte de la realidad. Yo quiero que me vean¡±, se lamenta.
¡°Un d¨ªa me dieron una patada, otras veces son insultos¡±, dice un sintecho
Jes¨²s, de 65 a?os, vive en un pasadizo que enlaza la plaza Mayor con la calle hom¨®nima. ¡°Un d¨ªa iba caminando por la calle Barquillo, porque hab¨ªa quedado con el asistente social, y un hombre me pregunt¨® la hora. Cuando le respond¨ª, de repente empez¨® a darme golpes. Le dije que me dejara en paz, pero me peg¨® dos manotazos¡±, se?ala. El pasadizo en el que se apilan sus cartones ¡ªque comparte con otras cuatro personas¡ª da a la entrada del aparcamiento y de un restaurante. ¡°A veces pasa gente violenta, y me gritan y me insultan. Otras veces nos dicen que damos asco, que a ver si nos lavamos. Pero hay que seguir adelante como sea¡±, admite.
La catedr¨¢tica de ?tica Adela Cortina public¨® el a?o pasado un libro para nombrar este odio: Aporofobia, el rechazo al pobre (Paid¨®s). ¡°Los que molestan son los pobres, los que no tienen poder, los que parece que no pueden ayudarnos a vivir mejor, sino que traen problemas. Cre¨¦ el t¨¦rmino desde la palabra griega aporoi¡±, se?ala Cortina. En su opini¨®n, ¡°la persona sin hogar es extremadamente vulnerable, carece de un espacio de intimidad. Por eso es tan necesario llevar a cabo programas contra el sinhogarismo¡±. La palabra ha venido a dar en el clavo: el 20 de diciembre, la Academia la incluy¨® en el Diccionario, y el 27 de diciembre la Fundaci¨®n del Espa?ol Urgente la escogi¨® como palabra del a?o porque pod¨ªa ¡°ayudar a transformar la realidad¡±.
El Ministerio del Interior incluye la aporofobia como uno de los delitos de odio: en 2016 registr¨® 10 denuncias por esta causa, mientras que en 2017 la cifra ascendi¨® a 11. ¡°Cuando una persona que vive en la calle es agredida, no tiene un espacio de seguridad al que irse. El agresor puede volver y matarla. Por eso no se suele denunciar. Pero hay muchos m¨¢s casos de los que contabiliza Interior, no hay m¨¢s que fijarse en las noticias que recoge la prensa¡±, dice la portavoz de Rais. ¡°Adem¨¢s, tambi¨¦n es aporofobia que una persona sin hogar entre en un bar y no se le atienda solo por ser pobre, o no le dejen usar el ba?o¡±, a?ade.
Podemos cree que esto podr¨ªa cambiar incluyendo la aporofobia como un agravante en el C¨®digo Penal, igual que ya ocurre con otros delitos de odio como el racismo o la islamofobia. Por eso present¨® una moci¨®n en el Senado el a?o pasado que tuvo el apoyo de todos los grupos (salvo Foro Asturias). Como todav¨ªa no se ha materializado, el senador de En Com¨² Podem Joan Comorera ha presentado ahora una proposici¨®n de ley ¡ªque se votar¨¢ previsiblemente en septiembre¡ª para lograrlo.
Continua violencia
¡°La Fiscal¨ªa General del Estado, en su memoria de 2015, ya indicaba la necesidad de incluir la aporofobia como agravante. Creemos que con esta proposici¨®n se completar¨ªa una omisi¨®n intolerable¡±, explica Comorera. De hecho, en 2005 dos j¨®venes quemaron viva a una mujer ¡ªRosario Endrinal¡ª que dorm¨ªa en un cajero en Barcelona y no se pudo aplicar ninguna agravante.
El INE cifra en 23.000 las personas que viven en la calle en Espa?a
¡°Si los grupos la apoyan, pasar¨ªa al Congreso y la reforma podr¨ªa hacerse antes de fin de a?o, y se podr¨ªa aplicar en casos como el que acabamos de ver en Benidorm¡±, a?ade el senador. Portavoces de PP y PSOE en el Senado ¡ªque ya votaron a favor de la anterior moci¨®n¡ª se muestran favorables a la iniciativa, a falta de conocer todos los detalles. Un portavoz de Ciudadanos en el Congreso ¡ªno cuenta con senadores¡ª adelanta que, si la reforma penaliza la discriminaci¨®n, tambi¨¦n apoyar¨¢n la iniciativa cuando llegue a la C¨¢mara baja.
Mientras tanto, el sinhogarismo sigue penalizando a los seres humanos por sus circunstancias, por el hecho de ser pobres. Lo sabe bien Jes¨²s Sand¨ªn, responsable del programa de personas sin hogar de Solidarios para el Desarrollo: ¡°Las personas que padecen pobreza sufren una situaci¨®n continua de violencia que les afecta a la autoestima, a la motivaci¨®n y a la manera de estar en el mundo¡±, dice. Por eso, desde la ONG llevan 22 a?os ¡°generando un espacio de encuentro horizontal desde la igualdad, generando un v¨ªnculo afectivo y rompiendo la soledad de quienes viven en la calle¡± en una iniciativa que cuenta con 150 voluntarios cada a?o. ¡°No son vagos, no son diferentes, lo ¨²nico diferente son sus circunstancias, y nosotros queremos cambiar la manera en que se los ve desde la sociedad¡±, a?ade Sand¨ªn. ¡°Poner nombres a las realidades sociales perversas, como el rechazo al pobre, es fundamental para acabar con ellas¡±, concluye Adela Cortina
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