Alumnos pobres estudian el parque m¨¢s rico

El¨ªas, Lidia y Tshepiso son tres de los rostros que contribuyen a la sostenibilidad en Phalaborwa, la localidad sudafricana donde se sit¨²a el Parque Nacional Kruger. Gu¨ªa de safaris, monitora ambiental y alumna del colegio Pondo, representan tres de los ejes en los que se apoya el cambio de mentalidad que se est¨¢ llevando a cabo en torno a este parque junto al que conviven, sin apenas conocerlo, en esta ciudad de la provincia de Limpopo, al noreste del pa¨ªs.

Tocando las fronteras de Zimbabue y Mozambique, esta reserva protegida, la primera del continente y, con sus casi dos millones de hect¨¢reas, la m¨¢s grande de Sud¨¢frica, es considerada la meca del safari, con sus cientos de especies animales y sus m¨²ltiples zonas de campamento.

A su alrededor reside una poblaci¨®n con una tasa de desempleo del 50% entre la juventud y altos ¨ªndices generales de escasez econ¨®mica. ¡°El 70% de nuestro alumnado vive en un entorno de pobreza. Muchos de los padres son de Mozambique y est¨¢n aqu¨ª sin documentaci¨®n¡±, dice Tshepo Malalla, director del colegio de primaria N¡¯Wasorini, de Phalaborwa. De ah¨ª que, si bien las ¨²ltimas cifras se?alan que m¨¢s de un mill¨®n y medio de personas visitan el Parque Nacional Kruger al a?o, rara vez sus vecinos pueden permitirse los 77 rands (aproximadamente 5 euros) que les cuesta la entrada.

Y si uno de los mayores atractivos de esta reserva es tener la posibilidad de contemplar a los conocidos como los cinco grandes de ?frica (el b¨²falo, el elefante, el le¨®n, el leopardo y el rinoceronte), esta oportunidad se est¨¢ viendo afectada por la caza ilegal, especialmente entre elefantes y rinocerontes.

Ante este escenario, las metas son claras: reducir considerablemente la proporci¨®n de j¨®venes sin empleo; asegurar que las personas tengan los conocimientos pertinentes para el desarrollo sostenible y los estilos de vida en armon¨ªa con la naturaleza; y concienciar en la lucha contra la caza furtiva. Todas ellas pertenecen a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, en concreto a los n¨²meros ocho, doce y quince respectivamente, y son planteadas desde la infancia a trav¨¦s del programa Ecokidz, de la Fundaci¨®n de Desarrollo Comunitario Sefapane, que hace de la conservaci¨®n de la naturaleza una parte integral del plan de estudios de las escuelas de Phalaborwa, con la ayuda de la Fundacion TUI Care.

El objetivo es conservar lo que tenemos. Por cuidar el entorno de la contaminaci¨®n y por proteger a los animales de la caza ilegal, pero tambi¨¦n por nosotros mismos

¡°El objetivo es conservar lo que tenemos. Por cuidar el entorno de la contaminaci¨®n y por proteger a los animales de la caza ilegal, pero tambi¨¦n por nosotros mismos. Vivir tan cerca del Parque Nacional Kruger es algo que tenemos que valorar, es una fuente de riqueza medioambiental, pero tambi¨¦n econ¨®mica porque atrae a personas de todo el mundo¡±, explica El¨ªas Shai, uno de los gu¨ªas involucrados en el proyecto. ?l es uno de los encargados de acompa?ar a los centenares de alumnos que cada a?o pasan dos d¨ªas en el Campamento Sefapane, ubicado en las cercan¨ªas del Kruger, y desde donde aquellos que han obtenido las mejores notas en la asignatura de Educaci¨®n ambiental pueden disfrutar de ver a los animales de cerca.

Pero el peso de este programa no est¨¢ en el premio, sino en el d¨ªa de la semana que durante todo el curso se dedica exclusivamente a poner en valor el ecosistema. Se trata, en palabras de Malalla Tshepo, director de uno de los centros escolares adscritos a Ecokidz, de que los ni?os y ni?as ¡°formen parte del entorno que les rodea haciendo que el cuidado de la naturaleza sea para ellos una rutina. Vienen de estar acostumbrados a cortar la madera de los ¨¢rboles para hacer fuego para cocinar y les ense?amos que los ¨¢rboles son ¨²tiles para muchas otras cosas. Tambi¨¦n es importante que aprendan a conservar el agua porque no somos una fuente de riqueza en ese sentido¡±.

Para ello el programa de la reserva de la biosfera Kruger to Canyons (K2C), perteneciente a la Unesco, forma y emplea a monitores ambientales como Lidia, que ense?an a los menores el valor de la flora y fauna que les rodea, los efectos de un mal uso de los recursos naturales y c¨®mo prevenirlos, as¨ª como t¨¦cnicas de cultivo. De este modo, no s¨®lo aprenden a distinguir animales sino tambi¨¦n a plantar, a ahorrar agua y a hacer uso de materiales reciclados.

Unos recursos que pasan de hijos a padres. ¡°Las familias est¨¢n encantadas¡±, comenta Lidia, ¡°les gusta mucho porque lo que ense?amos aqu¨ª tambi¨¦n es ¨²til en casa¡±. Tshepiso y Mogau, son dos de los 1.500 alumnos que forman parte del programa Ecokidz. Ambas aseguran que lo que aprenden luego lo ponen en pr¨¢ctica. ¡°Uso las bolas de fuego que hacemos en la escuela con papel reciclado para cocinar, y con el agujero que le hacemos a las botellas de pl¨¢stico el agua me da para mucho m¨¢s¡±, cuenta Tshepiso. Junto a ella, Mogau tambi¨¦n ha disfrutado este a?o del campamento cerca del Parque Kruger. ¡°Significa mucho estar aqu¨ª porque, aunque mi casa no est¨¢ muy lejos, no siempre tengo la oportunidad de ver c¨®mo viven los animales¡±, comenta Mogau.

No se puede proteger lo que no se conoce, aun cuando se encuentra tan cerca. Por ello, no es descabellado pensar, tal y como afirma Lidia, que para que el Parque Nacional Kruger se conserve y sea fuente de riqueza natural y econ¨®mica para la comunidad que lo rodea ¡°es importante que el valor de los recursos naturales se ense?e desde la infancia¡±.

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